Tomás de Quesada y su esposa Perla Rodríguez son los propietarios de El Manchego, auténtico restaurante de cocina española que abrió en Miami en abril pasado.
“Nunca pensé abrir un restaurante. Dios lo puso en el camino. Siempre pensé seguir con las imprentas, que es a lo que me dedico hace años”, cuenta Tomás a DIARIO LAS AMÉRICAS. Agrega que nada tenía que ver con el mundo de la hostelería, aunque sí conoce muy bien España y su gastronomía por sus viajes a la península ibérica.
“Para el nombre yo no quería ni mesón de fulano, ni taberna”, explica Tomás. “Una noche, eran como las diez y media, y estoy cortando un queso manchego. Mi señora me dice: ¿y por qué no le ponemos El Manchego Restaurant? Lo consultamos con los que nos ayudaban: amigos; mi cuñada; Diego Lozano, quien es conocido por el Diego Tapas, que tenía en Coral Gables; y Rosa, la dueña de Tapas de Rosa en la Calle 8”, precisa.
El chef y la carta de El Manchego
Fernando Cuadriello es asturiano y es el chef de este genuino restaurante de cocina española. Relata que cuando confeccionó la carta junto a Tomás consideraron tener tapas de varios sitios de España, porque aquí gustan mucho. “Pusimos todas las tradicionales, más algunas más creativas. Intentamos también tener todos los pescados de España. Al ser de Gijón, me tiro más hacia la cocina del norte, que creo es más rica, más diversa”, reconoce.
Tomás de Quesada nos aclara que siempre tuvo la idea de traer un pedacito de España a Miami, hacer algo en lo que la gente tuviera los sabores de allá. Me dije: “voy, con mi estilo, a hacer un restaurante español”.
El dueño de El Manchego admite que “el restaurante es un ser viviente. Tienes que ir cambiando, siempre y cuando no te vayas del concepto del proyecto en el que estás. Se han incluido sopas, se ha cambiado uno o dos platos. Se agregaron más estilos en el bacalao”.
A la oferta gastronómica suman la propuesta de música en vivo. Los jueves, a las 8 pm, canciones del ayer; viernes, a las 9 pm, flamenco y bulería; los sábados, también a las 9 pm, rumba flamenca, coplas y sevillanas; y el domingo, a las 3 pm, coplas, paso doble y rumba flamenca.
El equipo de El Manchego
“No lo quité personal a nadie, no fui a ningún restaurante a tratar de quitarle el chef a nadie. Se suele hacer, pero lo veo muy antiprofesional. No le llevé ningún mesero a nadie. Quien está aquí vino por su propia voluntad”, manifiesta Quesada.
Detalla asimismo que actualmente en el salón de El Manchego son seis, entre manager, capitán y meseros. “Esto es una buena familia, desde el salón hasta la cocina. Y se lo transmitimos a nuestros clientes”.
Cuba y Estados Unidos en la vida de Tomás de Quesada
El dueño de El Manchego Restaurant vive en Miami desde 1995. Su camino para abandonar la isla fue largo y arriesgado. Es oriundo de Camagüey pero se graduó en La Habana como Ingeniero Civil en 1984. Cuando quiso abandonar Cuba, al ser profesional, nunca le llegaba el permiso de salida, la llamada “tarjeta blanca”.
Es entonces que Tomás se decide, con unos amigos, a comprar para irse de la isla una primera embarcación. “Nos avisaron que la Seguridad del Estado nos estaba chequeando. Que apenas cogiéramos el barco nos iban a coger presos. Decidimos venderla”, evoca.
Y añade: “Luego más adelante compramos otra, y estando en el muelle de Nuevitas para irnos nos cogieron presos. Era un calabozo donde cabían apretadas cinco o seis personas, y metieron casi cincuenta. Allí estuvimos 48 horas. No nos dieron agua, no nos dieron nada. Parecíamos como ropa en el armario: uno arriba del otro. La gente gritando que ya no podían más. Nos sueltan porque los familiares estaban afuera protestando”.
La historia del hoy dueño de El Manchego Restaurant para llegar a EEUU apenas comenzaba. Junto a otras personas compró un barco de 27 pies de eslora. “Éramos 23 –rememora Tomás— y había dos niños”.
Primero el barco encalló; se tiraron al agua y lo empujaron. Luego les vino una tormenta. “En esa primera se perdió toda la alimentación y el agua. Botamos todo porque el barco tenía que estar ligero. Pensábamos que nos quedaban de 8 a 10 horas de viaje. Pero perdimos el rumbo”, esclarece Tomás, quien entonces tenía 32 años.
Al barco comenzó a entrarle agua por dondequiera. “La gente deshidratándose. La muerte la teníamos ahí. De hecho habíamos comenzado a tomarnos nuestra propia orina; era la única forma de mantener los riñones en funcionamiento”, relata.
Tomás no ha olvidado la última tormenta. En la mochila, antes de salir de Cuba, había puesto su Biblia. “Le dije a una muchacha: coge mi Biblia y ponte a leer un salmo, cualquiera, aunque no te oigamos”. Todos se salvaron. Al día siguiente un barco americano los recogió, y de allí a la base naval de Guantánamo, “donde estuve seis meses, hasta que llegué a EEUU en marzo de 1995”.
El dueño de El Manchego admite que a partir de ahí, su vida ha sido trabajar. “No cogerle miedo a nada. En la imprenta, también hago mis trabajos de ingeniería. Gracias a Dios tengo una compañía próspera, con buena reputación y clientela. Y vino la sorpresa del restaurante”.
El Manchego Restaurant. 2500 SW 107 Avenida Miami FL 33165