@VeroEgui
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La polémica es el ingrediente que alimenta la campaña del candidato presidencial republicano Donald Trump, pero su discurso sobre su política migratoria, realizado hace una semana en Phoenix, Arizona, la sexta ciudad con mayor cantidad de hispanos en EEUU, no parece haber sido improvisado.
Se pronunció con mayor dureza sobre los inmigrantes indocumentados, en donde advirtió que todos estarían sujetos a la deportación en un hipotético Gobierno bajo su tutela.
Apelando al miedo -que ha sido eje central de todo su discurso antes de la nominación- explicó sus diez principales estrategias sobre la migración en Estados Unidos en las que no solo contrastan ideológica y discursivamente con su oponente demócrata Hillary Clinton sino que impone medidas para los países de origen como la construcción de un muro con México, al que le demanda la responsabilidad de pagar su construcción. Todo esto ocurrió un día después de visitar el Palacio Nacional en Ciudad de México, invitado por el presidente Enrique Peña Nieto.
“El miedo es una herramienta poderosa y cuando las cosas no parecen como trabajar para la gente que trabaja. Este estancamiento de la economía ligada a la inmigración ilegal puede ayudar a Trump pero no es suficiente para ganar la presidencia. A la mayoría de las personas no les gusta la incertidumbre. El miedo y el odio sólo aumentan esta incertidumbre y será la caída de su triunfo” explica el profesor de Gestión de la Información del St. Francis College, Dennis Anderson.
Un estudio de Pew Reserch Center realizado entre el 9 al 16 de agosto a 2.100 personas determinó que la mayoría de los estadounidenses sigue oponiéndose a la construcción de un muro a lo largo de toda la frontera con México: 61% está en contra, mientras que el 36% está a favor. Pero existe una marcada percepción por grupo demográfico y político: 54% de los blancos se oponen, 43% están a favor, siendo estos menos propensos que los afroamericanos y los hispanos a oponerse a la propuesta. Tres cuartas partes de los afromericanos (76%) y los hispanos (76%) rechazan esta medida como una política migratoria, mientras que casi uno de cada cinco la favorece.
El discurso de Trump va dirigido en su mayoría a la población blanca de clase obrera sin educación y mujeres blancas con estudios universitarios en los estados rojos, explica Anderson.
A pesar de que la elección presidencial de EEUU es en segundo grado, a través de los colegios electorales, la presencia de hispanos que rechazan mayoritariamente la candidatura de Trump pueden generar impacto en estados rojos.
Reconstrucción familiar vs. expulsión de “aliens” criminales
Clinton apela a la reconstrucción familiar de los inmigrantes a través de un sistema migratorio integral basado en un camino hacia la ciudadanía, promueve leyes de forma humanitaria que logren mantener un control migratorio que le permita a los migrantes y refugiados tener una oportunidad en el país, y promete acabar con la barrera de 3 a 10 años que obligan a las familias -cuyos miembros tienen diferentes estatus migratorio- a separarse. Además plantea terminar con la política de detención de familias: los padres y los niños que llegan a nuestra frontera en situaciones desesperadas.
Trump por su parte, los cataloga de “aliens” criminales y advierte que acabaría con la política de atrapar y liberar a los inmigrantes, mostrando cero tolerancia por dichos “aliens”, que según el magnate la cifra de delincuentes extranjeros asciende a los dos millones de personas.
En relación con las leyes migratorias y la seguridad fronteriza, 41% de los republicanos e independientes con tendencia republicana consideran que una mejor seguridad fronteriza y el fortalecimiento de las normas debe ser el foco en el tratamiento de la inmigración ilegal, aunque 45% dice que la aplicación de la ley y el camino a la ciudadanía debe tener la misma prioridad. Sólo 12% de ellos cree que la preferencia debe ser la ciudadanía, según estudio de Pew.
Entre los demócratas, 43% estima que el enfoque principal debe estar dirigido a crear un mecanismo que legalice a los inmigrantes, 47% piensa que ambos enfoques deberían tener la misma prioridad. Sólo 9% piensa por sí sola una mejor seguridad fronteriza debe privar.
Pero cuando se les presiona para elegir un solo foco, 69% de los republicanos catalogan como preferencia la aplicación de la ley, mientras que 27% apela por priorizar un camino hacia la ciudadanía. Entre los demócratas, 79% prioriza la ciudadanía mientras que 20% estima que la seguridad fronteriza y el fortalecimiento de la ley es lo más importante.
Dilema sobre las órdenes ejecutivas
La candidata demócrata plantea la integración de los inmigrantes al país con la creación de una Oficina Nacional de Asuntos de Inmigración, a través de 15 millones de dólares en nuevos fondos para organizaciones que apoyan a los inmigrantes, además de aumentar los recursos federales para la educación de adultos del idioma Inglés y la educación para la ciudadanía. En contrasentido, el republicano amenazó con bloquear la financiación de las ciudades santuario que se nieguen a dar información sobre los inmigrantes.
En cuanto a las políticas preestablecidas, Clinton defenderá las acciones ejecutivas del presidente Barack Obama Acción Diferida para la Infancia llegadas (DACA, por sus siglas en inglés) y la Acción Diferida para los padres de los estadounidenses y residentes permanentes legales (DAPA, por sus siglas en inglés) estancado en el Supremo Tribunal.
Al menos cinco de los 11,3 millones de inmigrantes ilegales (llegaron a EEUU siendo niños) son elegibles para aplicar al programa de Dreamers, y tanto ellos como sus padres entrarían en el programa de protección de dicha orden ejecutiva. Pero Trump optaría por revertir dicha medida si se convierte en el próximo presidente estadounidense. Además mostró su intención de suspender las visas de ciudadanos que provengan de países con proyecciones anticipadas de migración, mientras que quiere asegurarse que los países de origen de dichos inmigrantes los reciban una vez sean deportados.
Adicionalmente, Trump quiere acabar con los beneficios para los inmigrantes y crear una reforma migratoria que asista a los trabajadores estadounidenses. En agosto cerró la tasa de desempleo en Estados Unidos en 4,9%, la cifra más baja desde que asumió la presidencia Obama, en 2009 en plena recesión estaba en 10%. Los inmigrantes ilegales constituyen 5,1% de la población laboral en EEUU.
Para 71% de los estadounidenses, los inmigrantes que viven en EEUU cubren los puestos de trabajo los ciudadanos que no quieren, mientras que sólo 24% dice que en su mayoría tienen empleos ciudadanos quieren. Tres cuartas partes de los estadounidenses (76%) califican a los indocumentados como personas "honestas y trabajadoras". De hecho, para 67% los extranjeros no son más propensos que los ciudadanos estadounidenses a cometer delitos graves.
El poder que tiene el presidente en Estados Unidos es limitado, una prueba de ello ha sido la gestión de Obama. “A menos que ambas cámaras se mantengan con mayoría republicana Trump sería incapaz de poner en práctica la mayoría de las propuestas migratorias. Incluso siguen con mayoría pudiera encontrar trabas legislativas”, sentencia el profesor.