Los cubanos, más allá de sobrevivir con bajos salarios, vivir en condiciones de hacinamiento y no tener ninguna perspectiva a largo plazo, siguen estáticos y se han acostumbrado a malvivir, alegrándose con cada migaja
La mayoría de los cubanos que residen en la isla han quedado estancadps en el tiempo, y no solo por la falta de infraestructuras para labrarse un camino certero, sino también por no poder desprenderse de una ideología que va contra la esencia del ser humano.
Vivir por más de cincuenta años bajo una dictadura para la que es más importante proyectar una imagen ficticia al mundo que ocuparse realmente de sus problemas internos, ha sido uno de los elementos principales que ha vuelto al cubano una persona sin interés alguno, incluso, tratándose de su futuro.
Como refleja la serie de reportajes sobre la isla que hemos estado publicado, los cubanos, más allá de sobrevivir con bajos salarios, vivir en condiciones de hacinamiento y no tener ninguna perspectiva a largo plazo, siguen estáticos y se han acostumbrado a malvivir, alegrándose con cada migaja, como el mínimo acceso a internet que el Gobierno les proporciona a precios que ninguna persona que viva de los ingresos de su trabajo podría pagar.
Tiempo después de que Cuba fuera una de las capitales más modernas del mundo, hoy solo queda un pueblo donde los profesionales tienen que colgar su diploma en la pared y trabajar como obreros y los universitarios estudian sin saber si podrán ejercer o tendrán que hacer lo mismo.
Mientras que el país se desploma económica y socialmente, los cubanos no ponen la suficiente atención a su futuro inmediato, y si bien es cierto que el Gobierno los ahoga con su régimen, también lo es el hecho de que cada uno sabe que tiene que hacer algo y sin embargo, deja pasar el tiempo que, lamentablemente, no regresará.
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