VERACRUZ.- Este domingo es día internacional de la mujer. Todos tenemos mucho que festejar, todos tenemos una, incluso muchas mujeres que se han sacrificado para que lleguemos hasta donde estamos hoy. Por esas damas, yo echo mi vida entera.
VERACRUZ.- Este domingo es día internacional de la mujer. Todos tenemos mucho que festejar, todos tenemos una, incluso muchas mujeres que se han sacrificado para que lleguemos hasta donde estamos hoy. Por esas damas, yo echo mi vida entera.
VERACRUZ.- Este domingo es día internacional de la mujer. Todos tenemos mucho que festejar, todos tenemos una, incluso muchas mujeres que se han sacrificado para que lleguemos hasta donde estamos hoy. Por esas damas, yo echo mi vida entera.
El escándalo se apodera de esas mujeres que son conocidas porque visten de blanco y salen a caminar por Miramar cada domingo. Un video, un clásico acto de repudio destapó el tema, y lo que vino después todavía echó más lodo sobre ese movimiento que son las Damas de Blanco.
Cualquiera siente simpatías por mujeres que luchan por la libertad de sus maridos, de sus hijos, de sus hermanos. El movimiento de las Damas de Blanco nació justo cuando 73 cubanos fueron detenidos, juzgados y condenados por conspirar contra el gobierno o, sencillamente, disentir de sus políticas.
Como punta de lanza de la disidencia política dentro de Cuba, la Damas fueron aupadas por múltiples tendencias que apoyaban normalmente a los grupos opositores al gobierno de Fidel Castro. Premios, giras por muchos países, cobertura mediática de excelencia y recursos; muchos recursos. Esto fue en principio lo que significó la unión de estas mujeres.
Sus marchas cada domingo luego de la salida de la iglesia, sus vestidos blancos y la flor en la mano, hicieron que la imagen publicada fomentara los aprecios y juntara voluntades en defensa de estas mujeres y su lucha. Unos años después, poco a poco, los hombres de estas mujeres fueron puestos en libertad, unos emigraron, otros quedaron en Cuba, pero las Damas continuaron una lucha que consideraron justa.
La muerte de su fundadora Laura Pollán dejó un espacio que muy pronto ocupó Berta Soler. Poco duró la fiesta de blanco, comenzaron las divisiones, se salieron las primeras, se fueron las de Oriente y ahora sobre la mesa hay muchas objeciones sobre el actual liderazgo y pocos dan un peso por el futuro de esta organización.
Para tratar de salvar la situación, se dieron dos vías: la renuncia de Berta Soler o elecciones. Pero a la líder que recorre el mundo defendiendo el mantenimiento del embargo y el endurecimiento de la política norteamericana y de la Unión Europea le han salido muchos problemas: mala utilización de los recursos financieros de que dispone, nepotismo, pago por servicios, manipulación del grupo, división por problemas de carácter. Aunque algunos diarios internacionales lo califican como “pequeños desencuentros”.
Al final parece haber un acuerdo para que se realice una especie de referendo revocatorio. Sería más democrático las elecciones, que todo indica no se han realizado desde la muerte de Pollán, pero esto no está en los planes de Berta Soler. Su apego al frente de este grupo, su cariño por el poder, parece un déjà vu de lo que ha vivido la patria en casi toda su historia. Pero lo más sintomático es que está totalmente en contra de lo que pregona combatir.
Su posición ha sido blanco de muchos frentes: desde el gobierno que hace su primavera con esto, hasta páginas humorísticas que están muy lejos de la injerencia de La Habana. No recuerdo en la historia reciente un consenso tal entre la opinión oficialista y la mayoría de la oposición. Y la actitud de Soler no ayuda para nada. Inventa historias, concibe reglamentos excluyentes, reacciona desmesuradamente ante sus compañeras. No hay posibilidad de que bajo su mandato alguien disienta de sus métodos y costumbres.
También ha sido atacada y defendida por partidarios y enemigos. Su raza y educación fueron puestas en picota pública y ha sido un tema de controversia en las ondas radiales y los periódicos, pero lo real es que el otrora prestigio de este grupo de mujeres que pudo hacer visible una parte del espectro de lucha ideológica cubana está cada vez más desgastado. Y las acusaciones parecen tener fundamento.
Con cartas a favor y en contra, la verdad es que el desplante realizado a Roberta Jakobson y su delegación en la residencia del jefe de la Oficina de Intereses luego de la primera ronda deja mucho que desear. No solo ha desconocido al gobierno que más los ha ayudado, sino que perdió una gran oportunidad de formar parte de un proceso que desde cualquier punto de vista contribuirá a cambiar el modo en que hoy vemos y actuamos en Cuba.
Las opciones tampoco están claras, falta una plataforma que delinee la posición de estas mujeres, falta la proyección de otras personas que sabemos son líderes respetadas en sus lugares de origen. Es el caso de Belkis Cantillo, quien ha defendido la pureza original del movimiento y aglutina gran cantidad de seguidoras dentro y fuera del país. Aunque el fatalismo geográfico seguro hace mella en sus esfuerzos.
Al margen de qué suceda este 16 de marzo en ese proceso revocatorio o referéndum, la imagen de las Damas de Blanco hoy cotiza a la baja y poco aporta a la necesaria convergencia de opiniones que debe primar en la búsqueda del espacio común que desea la mayoría de los cubanos. Lo que es imposible de aceptar es que por encima de cualquier cosa se pretenda mantener un liderazgo que ha mancillado y se ha aprovechado del dolor sincero de las madres y esposas de los que purgaron cárcel y sufrimiento por defender sus ideas.
Es momento también de cambiar, con la imagen, algunos conceptos que perdieron su esencia y se despegaron del sentido común de las mayorías que viven dentro de Cuba.