MIAMI.— La Comisión de la Ciudad de Miami aprobó el jueves la venta de 3.2 acres de terreno público en Watson Island a las firmas BH3 Management y Merrimac Ventures por un monto de 29 millones de dólares, sumado a un aporte de 9 millones para infraestructura y vivienda.
La decisión, ratificada con cuatro votos a favor y uno en contra, pone fin a un largo capítulo de parálisis urbanística en la zona, pero abre una profunda interrogante financiera sobre la gestión del patrimonio municipal, pues el precio acordado dista de los avalúos independientes que tasan la propiedad entre 257 y 342 millones de dólares.
Discrepancia
El centro de la tormenta política reside en la valoración del suelo. La oficina del administrador de la Ciudad sostuvo que el precio de 29 millones refleja la realidad de un terreno "gravado" por un arrendamiento a largo plazo de 99 años, que poseen los compradores desde 2023.
Según la postura oficial, las restricciones legales del contrato previo con Flagstone Island Gardens disminuyen drásticamente el valor comercial del predio, por lo que la venta representa una “oportunidad” para capitalizar un activo "congelado" durante dos décadas.
No obstante, las cifras oficiales chocan con la realidad del mercado inmobiliario de lujo. Dos tasaciones encargadas por la propia Ciudad estimaron el valor de la propiedad plena (‘fee simple’) en cifras superiores a los 250 millones de dólares.
Al desglosar la transacción, los críticos cuestionan que, además del precio bajo de la tierra, el gobierno municipal debe transferir 4 millones al estado de Florida para levantar restricciones de uso, lo que deja un ingreso neto de 25 millones.
Sin embargo, si se resta el pago de 20 millones realizado anteriormente para resolver litigios con el antiguo arrendatario, el beneficio real para los contribuyentes por desprenderse de una de las joyas costeras de Miami apenas alcanzaría los 5 millones de dólares.
Posturas
El comisionado Ralph Rosado emitió el único voto en contra tras solicitar sin éxito una nueva tasación independiente a cargo de firmas como Cushman & Wakefield.
El legislador municipal expresó su desconfianza sobre la capacidad de la Ciudad para negociar "el mejor trato posible" y alertó sobre el riesgo de que los compradores revendan la propiedad para obtener una ganancia inmediata, un temor que intentó mitigar el comisionado Miguel Ángel Gabela al incluir cláusulas de participación en futuras ventas.
El comisionado Joe Carollo, quien fuera la voz más crítica del proyecto en noviembre al calificar el terreno como "el más valioso de la Ciudad", cambió su voto a favor en su sesión de despedida.
Carollo justificó su giro bajo el argumento de no frenar el desarrollo en una de las áreas de mayor valoración en el sur de la Florida.
Watson Harbour
Los urbanizadores Greg Freedman y Nitin Motwani defendieron la transacción y aseguraron que su inversión supera los 110 millones de dólares en derechos de arrendamiento y mejoras previas.
Su plan maestro, denominado ‘Watson Harbour’, contempla la construcción de dos torres de hasta 40 pisos con condominios de lujo, hoteles, oficinas y un paseo marítimo público frente a la Bahía de Biscayne.
Los empresarios prometieron iniciar los trámites de permisos en 2025 para comenzar las obras en 2026, con el objetivo de transformar un lote baldío en un motor económico.