MIAMI.-Dejaron atrás su país por razones políticas o económicas en busca de nuevos horizontes pero consigo trajeron sus tradiciones. Por ello, miles de nicaragüenses en el sur de la Florida salieron a celebrar el día de la Purísima e Inmaculada Concepción de María, la popular gritería, la noche del 7 de diciembre, en las principales calles de La Pequeña Habana y Sweetwater, en las que conviven miles de devotos de la patrona de Nicaragua.
En la iglesia San Juan Bosco, ubicada en la avenida 13 y calle West Flagler, los feligreses entonaban canticos a María y lanzaban “cohetes” como parte de la tradición religiosa. El estacionamiento del templo católico estuvo abarrotado de creyentes que cantaban frente a cada uno de los 30 altares construidos para el festejo a la virgen.
Antes de lanzar el tradicional grito de “¿quién causa tanta alegría”, el párroco de la iglesia, Yader Centeno, ofició una misa.
Allí estaba Teresa García Sánchez, una devota de la Inmaculada Concepción de María. Originaria de Masatepe, cada año la celebraba en su pueblo, donde era propietaria de una farmacia y una tienda de ropa.
García Sánchez llegó a Estados Unidos hace un par de años, donde se reunificó con su familia, su esposo y sus hijos. Aquí continúa su devoción en la iglesia a la que se ha integrado, San Juan Bosco.
“No siento mucha nostalgia por qué acá la celebramos como si estuviéramos en Nicaragua y el sentir es el mismo. María está en nuestro corazones y donde estemos Ella estará con nosotros”, resaltó.
Otros altares ubicados en la calle West Flagler fueron testigos de la presencia de nicaragüenses haciendo rezos, cantando a la imagen o haciendo cola para recibir los regalos en ocasión de la festividad.
Uno de los lugares más populares fue el restaurante de comida nicaragüense El Yambo, desde donde los feligreses partían cargando los regalos después de cantar a la virgen.
En la iglesia Divina Providencia, ubicada en la avenida 102 y la calle West Flagler, en Sweetwater, a diferencia de otros años esta vez sólo hubo un altar, a donde los creyentes católicos acudieron a cantar y gritar “quién causa tanta alegría” hasta recibir una gorra.
En el estacionamiento del centro comercial Holiday Plaza, donde se encuentra el restaurante nicaragüense Los Ranchos, doña Violeta Ocampo volvía a celebrar la tradicional fiesta
De hecho, doña Violeta fue la primera nicaragüense en celebrar la tradición, que llegó en Miami en 1979, pocos meses después de verse forzada a salir de su natal Nicaragua para resguardar su vida y la de su familia, luego de trabajar en la Corte Suprema de Justicia durante el gobierno somocista.
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Uno de los 30 altares construidos para el festejo a la virgen.
JUDITH FLORES
Eran tiempos tristes porque habían dejado atrás toda una vida y sus bienes, pero decidió unirse a un grupo de nicaragüenses para festejar ese año la primera gritería fuera de Nicaragua. Desde entonces mantiene la tradición.
De esa manera, se unió un grupo de nicaragüenses para celebrar la novena [rezos durante nueve días] de la Purísima. “Lo hicimos en nuestras casas, un día en cada casa y en el noveno día [7 de diciembre de 1979] celebramos la Purísima en la Iglesia La Providencia”, recordó.
En 1980, con el apoyo del alcalde Alex Penela, celebraron el día de La Purísima en una explanada que hoy ocupa el centro comercial Holiday Plaza.
“No había nada de esto [centro comercial], eran predios, pero aquí nos juntamos muchos nicaragüenses y celebramos La Purísima, así es que aquí la celebramos desde 1980”, reafirmó.
A pocos meses de cumplir sus 90 años, doña Violeta dice que aún le quedan fuerzas para celebrar con devoción la Purísima, que realiza con el apoyo de su familia y devotos de la Inmaculada Concepción de María.
Doña Violeta se dedica durante el año a realizar los preparativos de la Purísima y cuando llega el gran día, ella y sus fieles amigos preparar el altar desde tempranas horas, mientras camiones cargados de legumbres, refrescos y juguetes acuden al lugar para luego repartir los alimentos a los feligreses que acuden a festejar.
“Espero seguir teniendo fuerzas para continuar celebrando a mi virgencita”, dijo doña Violeta, que lucía una camiseta con la imagen de la Inmaculada que año con año obsequia a los devotos marianos.
En otros lugares, como Kendall, donde también viven muchos nicaragüenses, también tuvo lugar la gran celebración en casas particulares.