MIAMI. — Durante uno de los paneles más contundentes del X Diálogo Presidencial del Grupo IDEA, exmandatarios y líderes regionales advirtieron sobre un fenómeno que, según coincidieron, amenaza directamente la estabilidad de las democracias en América Latina: la penetración del dinero del narcotráfico en la política y en los procesos electorales.
El uruguayo Luis Alberto Lacalle Herrera (1990-1995) abrió el debate con una advertencia clara: “El mayor peligro para las democracias no es solo el narcotráfico en las calles, sino su infiltración en los partidos y en la financiación de las campañas electorales”.
Propuso que la financiación de las actividades partidistas provenga exclusivamente del Estado y que se limite drásticamente el gasto político, con el fin de cerrar la puerta a los capitales ilícitos que, según dijo, “ya comienzan a decidir resultados electorales”.
El tema también derivó hacia el papel de las redes sociales, señaladas como nuevos canales para el lavado de imagen y la manipulación política financiada con dinero del crimen organizado.
En representación de República Dominicana, Hipólito Mejía (2000-2004) coincidió con sus homólogos sobre la trascendencia del tema y destacó los avances de su país en seguridad y crecimiento económico, aunque advirtió sobre los desafíos que representa la crisis en Haití.
“Recibimos más de once millones de turistas al año. Ese logro es resultado de una política de estabilidad y firmeza en el control de cualquier amenaza, pero sabemos que la migración y la seguridad alimentaria son desafíos que inciden directamente en el presente y futuro de nuestros pueblos”, señaló.
El colombiano Andrés Pastrana Arango (1998-2002) profundizó en la relación entre narcotráfico y política, recordando que “el narcoterrorismo estuvo presente en la alcaldía de Bogotá desde los tiempos de Pablo Escobar hasta las redes de corrupción que hoy operan bajo el mandato de Gustavo Petro con la complicidad de algunos gobiernos de la región”.
A 25 años del Plan Colombia, lo calificó como “el mayor éxito de cooperación internacional contra el narcotráfico” y planteó la necesidad de un Plan Colombia 2.0: una alianza entre América Latina, Estados Unidos, Europa, Japón y China para enfrentar el crimen transnacional y evitar la consolidación de narcoestados en la región andina.
Pastrana alertó que el flujo de cocaína hacia Estados Unidos —principal mercado consumidor— continúa en aumento, mientras el consumo crece en Asia y África. “Cuando el precio baja y los consumidores aumentan, los carteles logran su objetivo: multiplicar la producción y expandir su poder político”, advirtió.
Federico Franco, expresidente de Paraguay (2012-2013), describió con crudeza el impacto de las bandas de narcotraficantes en su nación: “Los narcos tienen más armas que la policía. Han logrado infiltrarse en el Congreso, en los gremios y hasta en las iglesias, que usan para lavar dinero”.
Subrayó que el combate al narcoterrorismo debe ser global y solidario: “Paraguay no tiene las condiciones para enfrentar solo este problema. Ninguna nación puede hacerlo. Necesitamos una respuesta internacional coordinada, honesta y proporcional”.
La jornada concluyó con las palabras de Luis Almagro, exsecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), quien reafirmó que la defensa de la democracia y la lucha contra el narcotráfico son “batallas inseparables que deben librarse en todos los frentes, con unidad, convicción y cooperación internacional”.
El compromiso quedó ratificado por los diez exmandatarios participantes, junto a Madelyn Pumariega, presidenta del Miami Dade College, y Nelson Mezerhane, presidente del Grupo IDEA. La clausura de la jornada reforzó un mensaje claro de futuro: la necesidad de consolidar el diálogo entre las democracias de la región y avanzar con un plan estratégico, coordinado y eficaz, de cara a la próxima edición del encuentro presidencial en 2026.