MIAMI. — La operación inmobiliaria más importante de la Ciudad de Miami en sus últimos tiempos quedó en pausa el jueves tras una decisión de último minuto de los comisionados municipales.
La Comisión de Miami postergó la entrega de tierras públicas a inversionistas privados tras críticas por el bajo monto acordado; las autoridades revisarán el contrato
MIAMI. — La operación inmobiliaria más importante de la Ciudad de Miami en sus últimos tiempos quedó en pausa el jueves tras una decisión de último minuto de los comisionados municipales.
Watson Island, la isla artificial ubicada en la Bahía de Biscayne donde hoy operan el Museo Infantil y Jungle Island, continúa en medio de una fuerte discusión sobre su futuro.
La Ciudad debía cerrar el trato con los desarrolladores para permitir la construcción de torres de lujo y hoteles, pero las dudas financieras frenaron el proceso.
El conflicto estalló justo antes de la votación final. Los comisionados tenían todo listo para vender el terreno a la sociedad formada por las empresas BH3 Management y Merrimac Ventures.
El acuerdo fijaba un precio de 29 millones de dólares, además de un pago extra de 9 millones para viviendas económicas y obras públicas.
Sin embargo, la aparición de nuevas cifras sobre el valor real de la tierra detuvo la firma.
Varios análisis indican que el precio de venta propuesto es muy bajo en comparación con el valor de mercado de esa propiedad, la cual podría costar cientos de millones si se vendiera sin restricciones previas.
Esta diferencia entre lo que ofrece la empresa y lo que podría valer el terreno obligó a los funcionarios a detenerse para no “dañar” las finanzas públicas.
El debate en el Ayuntamiento cambió de tono tras la intervención del comisionado Joe Carollo. El legislador tomó la palabra y señaló a Watson Island como el activo más valioso que posee el gobierno municipal.
Carollo rechazó la idea de aprobar una venta rápida si esta no garantiza el mejor beneficio posible para los residentes.
Durante su discurso, el comisionado aclaró su apoyo al progreso económico y al derecho de las empresas a obtener ganancias, pero marcó un límite claro en la defensa del patrimonio de la Ciudad.
Su insistencia en revisar los números y asegurar un trato equitativo provocó el aplazamiento de la medida.
Ahora, la Comisión tendrá varias semanas para analizar si el precio es correcto antes de tomar una decisión definitiva.
Este nuevo retraso se suma a la complicada historia de Watson Island.
Este lugar ha sido durante décadas el objetivo de muchos constructores que desean levantar proyectos exclusivos, pero los planes suelen chocar con problemas legales o burocráticos.
La ubicación privilegiada del sitio lo convierte en una oportunidad única, aunque difícil de concretar.
La decisión de congelar la venta obliga a las partes a sentarse a negociar otra vez.
Mientras los promotores inmobiliarios desean destrabar la inversión para iniciar las obras cuanto antes, la Ciudad enfrenta el reto de demostrar si la venta propuesta es realmente un buen negocio o un error costoso.
