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MIAMI.- De la buena disposición para ofrecer ayuda humanitaria que destaca a Miami resalta la faena de los hermanos Amanda y Jason Gaetán, quienes junto a un grupo de incansables voluntarios conforman Mindo Futures, que además de proveer asistencia escolar, alimenticia y médica a localidades rurales en Ecuador, también llevan su ayuda a Puerto Rico para aliviar los estragos del huracán María.
Todo comenzó hace 15 años, cuando Amanda Gaetán, que apenas era una adolescente, visitó Ecuador como parte de una misión humanitaria de la escuela secundaria donde estudiaba.
“Fuimos a Mindo, en medio de las altas montañas del país, a llevar ayuda a quienes más lo necesitan”, recordó Amanda, donde conoció la labor solidaria de la monja Lucía, a quien todos llaman La Chía, que logró establecer una modesta escuela y centro de ayudas que atiende las necesidades imprescindibles de niños y jóvenes de la zona.
“La Chía me explicó cómo lograba recabar recursos, alimentos y otras ayudas, yendo de puerta en puerta y con muchos esfuerzos, para poder atender a unos 400 necesitados que no tenían escuela ni comida adecuada para alimentarse”, argumentó Armanda, quien hoy es además trabajadora social.
Hablamos de niños y adolescentes que sufren diversos problemas, desde desnutrición y ausencia de familia hasta prostitución, y encuentran en La Chía, específicamente en la escuela Unidad Educativa Fiscomisional Técnico Ecuador (UEFTE), la educación y la atención indispensables que les puede ayudar cambiar la vida.
Mayor apoyo
Amanda regresó a Miami estremecida por lo que vio en Mindo. Las pobres condiciones de vida, la falta de ropa y zapatos y la pobre alimentación, que era mejorada día a día, gracias a las monjas y la bondad de quienes contribuían.
“Tenía que hacer algo para ayudar y pedí a familiares y amigos reunir recursos para hacer algo por el bien de esos niños y sus familiares”, recapituló.
Paulatinamente la idea creció y nació Miracles Program, o el programa de milagros, que provee ayuda a la escuela UEFTE para acoger niños, establecer métodos educacionales, aportar utensilios escolares, así como ropa, artículos de higiene y asistencia general, e incluso un plan de autoabastecimiento que pone a disposición de los estudiantes un terreno para cultivar verduras y demás plantas comestibles. Todo esto secundado por un grupo de 40 voluntarios que viajan a Mindo cada año y permanecen allí por una semana para establecer los programas de asistencia.
Crecimiento
El concepto de las ayudas continuó creciendo y la fundación creó Bridge Program, o el programa puente, que básicamente patrocina los estudios superiores, en una universidad en Quito, la capital de Ecuador, de quienes se gradúan de la escuela UEFTE en Mindo.
“Planteamos la idea de proveerles las herramientas para que tengan un mejor futuro: matrícula universitaria, estancia y consejería”, señaló Jason, quien es el presidente de la fundación y que como su hermana Amanda nació en Miami de padres cubanos.
De esta manera, los jóvenes que son graduados de estudios universitarios no sólo enriquecen sus probabilidades de éxito, sino además podrían ayudar a sus familias a mejorar la calidad de vida.
“Muchos de estos estudiantes proceden de zonas muy rurales, muy pobres, donde apenas hay caminos de tierra, y ahora, gracias a las donaciones y la ayuda de los voluntarios tienen un mejor futuro por delante”, resaltó el presidente de Mindo Futures.
Salud
Dice un viejo refrán “Quien salud no tiene de todo bien carece” y la fundación Mindo Futures lo toma muy en serio.
La ausencia de hospitales y personal médico adecuado en la zona hizo pensar a Jason y Amanda en la creación de un programa de salud que ayudara en alguna medida, aunque fuera una vez al año, las urgencias de la población en esta apartada zona del país andino.
“Creamos la misión médica Health Program, con apenas 30 voluntarios, entre médicos y personal de apoyo, y hoy somos más de 120 que vamos a Mindo a atender a todo tipo de pacientes, desde mujeres embarazadas y recién nacidos hasta personas mayores, desde casos de gripe y diabetes hasta hipertensión”, relató el presidente de la organización humanitaria.
La fundación, con la ayuda de la escuela UEFTE, anticipa la llegada de la misión médica. “La noticia recorre los campos de la zona y cuando llegamos allí, hay gente esperándonos y atendemos hasta 4.000 pacientes durante los días que permanecemos allí”, señaló.
No sólo hay gente esperando a los médicos, sino que la fundación alquila s buses para recoger a los pacientes que no pueden transitar las largas distancias.
“Hay gente que vive tan distante, tierra adentro, que demoran hasta 10 horas para llegar al punto de encuentro, donde son recogidos por nosotros, luego de haber tenido que atravesar un río en canoa o andar por las colinas cuesta abajo”, ilustró Jason.
“Le rompe el corazón a cualquiera ver cómo llegan cansados y pernoctan a la intemperie para ser atendidos por la mañana”, subrayó.
Básicamente “comenzamos ayudando a una escuela rural y hoy ofrecemos ayuda médica y estudios universitarios”, recalcó.
Con 15 años de experiencia, es mucha la ayuda que Mindo Futures puede llevar a otros lugares, como a Puerto Rico, adonde la fundación acudió con una treintena de médicos, enfermeras y personal de apoyo.
“Hemos ido dos veces tras el paso del huracán María, la primera vez fuimos en octubre y la segunda en noviembre, y pudimos atender a unas 800 personas necesitadas en las zonas de La Carmelita, San Patricio, Raíces y Guaraguao, cercano a Ponce”, rememoró Jason.
“Fue una experiencia inolvidable, algo que ninguno de nosotros olvidará”, recalcó.
Agradecimiento
Entre las actividades que sirven para recaudar los fondos de operaciones destaca la fiesta Masquerade Gala, que tendrá lugar el 9 de febrero, a las 9 p.m., en el Douglas Center, en Coral Gables.
“Es una bonita fiesta que hacemos todos los años”, señaló Jason, “y pueden obtener su entrada en el portal Mindofutures.org en internet.
De hecho, Amanda y Jason agradecen a la vida la suerte de haber vivido una vida que les permite ayudar a los demás. “Hay tantas cosas que damos por sentado. Tantas cosas que no valoramos como es debido. Y sólo cuando vemos a personas más necesitadas nos damos cuenta de lo afortunados que hemos sido”, comentó Amanda.
“Son seres humanos como nosotros, que les ha tocado vivir en otra sociedad. Y una de las cosas que tratamos de enseñarles es que son iguales a nosotros”, señaló Jason.
La enseñanza es palpable. “Nosotros también aprendemos de los necesitados como ellos. Aprendemos que la vida no es tan complicada como pensamos. Aprendemos a valorar las cosas que son aparentemente simples, como compartir más tiempo con la familia”, reflexionó Amanda.