Como un acto de “violencia doméstica” calificó en su reporte la Policía de Miami, la intempestiva visita realizada por el exrepresentante republicano David Rivera, a las 7 de la mañana del pasado 25 de febrero, a la casa de la exconsultora Ana Alliegro.
El reporte de las autoridades que acudieron al llamado que alguien desde esa propiedad hizo a la Policía establece que Alliegro relató que Rivera la llamó muy temprano el día de los hechos cuando el exrepresentante retornaba a Miami procedente de Tallahassee.
También describe que Rivera golpeó la puerta de la casa de su antigua asesora política y que después de penetrar al inmueble, se dirigió a la habitación privada de la exconsultora.
Alliegro declaró a la Policía, que después de conversar con Rivera sobre política le solicitó que se retirara de su vivienda, pero al parecer esa solicitud no fue atendida y Rivera simuló haberse quedado dormido.
Alliegro describe que al no obtener respuesta de Rivera, le tomó una foto acostado y fue entonces que el excongresista reaccionó y decidió marcharse.
Mientras Rivera se iba, Alliegro le tomó otras fotos para tener evidencia de la visita, pero Rivera optó por arrebatarle el teléfono y partió en su vehículo.
Alliegro declaró a la Policía que llamó a Rivera para que le retornara su celular. Dijo que el excongresista regresó más tarde a su vivienda, le entregó el teléfono que le había quitado y después se marchó.
DIARIO LAS AMÉRICAS contactó a Alliegro para obtener sus comentarios sobre el incidente, pero ella prefirió no comentar sobre el tema, “el reporte [de la Policía] tiene la historia, no tengo nada que agregar”, respondió Alliegro a la solicitud.
La exestratega republicana en estos momentos cumple probatoria como parte de la sentencia que le impusieron por su participación en 2012 en la campaña de un candidato fantasma que fue financiado de forma fraudulenta.
El candidato fantasma, Justin Lamar Sternad, fue utilizado en 2012 para intentar dividir el voto demócrata en contra del entonces aspirante al Congreso Joe García que terminó arrebatándole a Rivera el escaño por el distrito 26.
Por intermedio de una fuente cercana al excongresista, DIARIO LAS AMÉRICAS conoció que Rivera tiene intenciones de postularse nuevamente para un asiento en la Cámara estatal de representantes, esta vez por el distrito 118.
De acuerdo con la fuente, Rivera tiene previsto ofrecer una conferencia de prensa para dar a conocer sus aspiraciones políticas en el mencionado distrito 118, que fue recientemente reestructurado.
“El necesita limpiar su rostro antes de presentarse a la contienda”, comentó la fuente, “y por eso requiere la ayuda de Alliegro”, añadió.
DIARIO LAS AMÉRICAS obtuvo la información de que el incidente ya fue notificado a la jueza que lleva el caso de Alliegro. De acuerdo con la fuente, entre las evidencias que posee la jueza están ocho o nueve grabaciones de las llamadas que Rivera le realizó a Alliegro antes de presentarse en su casa el 25 de febrero. El hecho supuestamente fue considerado por las autoridades un “asalto sin agravantes”.
La fuente concluyó que Rivera se presentó en la casa de Alliegro porque su antigua colaboradora política no había estado contestando sus llamadas.
DIARIO LAS AMÉRICAS supo que Rivera intenta obtener el apoyo de Alliegro para que tome parte en el equipo de campaña que deberá integrar en su propósito de ganar un puesto en la legislatura estatal.
Asimismo trascendió que Rivera le pidió a Alliegro participar en la conferencia de prensa que él organiza para finales de marzo, en la que pretende que la exconsultora denuncie que fue obligada por el fiscal federal Thomas J. Mulvihill a incriminarse en el caso del candidato fantasma [Justin Lamar Stenard] en el que Rivera fue señalado por el propio fiscal Mulvihill como “coconspirador” de la campaña fraudulenta por la que Alliegro fue encausada.
“El necesita limpiar su rostro antes de presentarse a la contienda”, comentó la fuente”.
DIARIO LAS AMÉRICAS también tuvo información de que la exconsultora política intentó imponer una orden de restricción contra Rivera, pero no obtuvo la aprobación de la jueza Judith Rubeinstein, que no consideró necesaria esa medida. porque las autoridades reportaron el evento como un aaslato sin agravantes.
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