Entre esos informes destaca el análisis realizado por la firma Today's Homeowner, que tuvo en cuenta datos de la oficina del Censo nacional y referencias de sondeos en varios estados, para asegurar que cerca de 3.000 jóvenes con 25 años o menos han abandonado Miami-Dade en los últimos 12 meses.
“Dependiendo de la etapa de la vida, hay factores que empujan y entran en acción a la hora de tomar una decisión si mudarse o no”, señaló Sam Wasson, precursor del informe.
Entre esos jóvenes resaltan médicos, enfermeros, especialistas en informática y personal académico calificado que la ciudad necesita para ser competitiva y atraer la atención de grandes empresas, que a su vez producen empleos y mejores remuneraciones.
“Con eso en mente, el equipo de investigaciones de Today's Homeowner analizó los datos para comprender mejor a dónde se mudan las personas, de dónde se mudan y cómo difieren los patrones de mudanza de cada generación”, explicó.
En efecto, el precio de la vivienda y el aumento de alquileres en el sur de la Florida se han disparado en los últimos dos años, aunque comienza a menguar.
En el caso de Miami, el aumento de alquiler superó el 32%, con una media de 2.800 dólares por apartamento, lo que significa 33.600 dólares al año, mientras el salario promedio por hogar, según Miami-Dade Matters, que valora los índices del nivel de vida, la salud y otros pormenores de la población en nuestra zona, ronda los 54.000 dólares al año.
“Quienes han tenido mejor suerte, han comprado apartamentos, incluso caros en la zona de Brickell o Miami Beach, pero otros, que apenas ganan 45.000 dólares, no tienen con qué comprar”, comentó Fabio Gutiérrez, agente de la agencia inmobiliaria Miami Rent & Buy.
Experiencias
Bastaría visitar alguna de las universidades y preguntar a estudiantes cuáles son sus planes cuando se gradúen de médico, ingeniero o analista científico.
“Mi plan es buscar trabajo y si no lo encuentro, irme a otro lugar”, respondió Mike, que estudia ingeniería biomédica en Florida International University (FIU).
El salario para un ingeniero biomédico ronda los 97.000 dólares al año, o más según la empresa donde trabaje. Pero Mike anticipa que en Miami “será muy difícil conseguir un empleo” en su campo con esa remuneración.
Por ello, el joven estudiante abrió una cuenta en el portal de empleos Linkedin, donde publicó su currículo académico y espera obtener una oferta.
“Me iré adonde me digan y me paguen”, resumió.
Melisa estudia química y ciencias matemáticas, también en FIU, y colgó su currículo académico en el portal de empleos.
“No quisiera irme de Miami. No quiero dejar a mi madre atrás. Pero sé que aquí tengo muy pocas probabilidades de conseguir un buen empleo”, anticipó.
De esta manera, Melisa y Mike no ven con buenos ojos su futuro en Miami y apelan a la suerte. Si no, podrían terminar como miles, profesores que ganan mucho menos de los que esperaban.
El primo de Melisa, Ivan, estudió medicina, en Miami University, tras obtener una beca del Gobierno federal, y optó por mudarse a Chicago, donde le ofrecieron un buen contrato de empleo.
“Trató de ejercer la medicina en Miami, pero solo lo aceptaban para trabajar en clínicas, y él tiene especialidad en neurología”, argumentó.
Esfuerzos
Tanto el gobierno del Condado Miami-Dade como autoridades municipales cuentan con programas especiales que atraen la atención de grandes empresas que crearían empleos calificados, pero no es suficiente.
Unos de esos esfuerzos es el Targeted Jobs Incentive Fund, que “ofrece incentivos para empresas existentes en Miami-Dade, que emprenden expansión comercial para crear al menos 10 nuevos empleos con salarios superiores al promedio”.
Otro ‘esfuerzo’ está dado por la búsqueda de empresas que, a cambio de incentivos fiscales o ciertas facilidades, expandirían sus servicios en Miami-Dade, como fue el caso, por ejemplo, de la propuesta, que no fraguó, a la distribuidora Amazon para establecer una subsede en el condado floridano.
Hace apenas un par de años, el alcalde de Miami, Francis Suárez, tomó la iniciativa de promover la ciudad como alternativa para nuevos negocios. Incluso la revista Forbes aseguró en aquel momento que la urbe floridana había superado a Nueva York y San Francisco para hacer nuevos negocios.
“Como gobierno tenemos que hacer las cosas más fáciles para quienes quieran hacer negocios aquí”, señaló entonces el alcalde Suárez.
“No debemos atravesarnos en el camino”, añadió.
En aquellos días, Miami acogió un coloquio internacional sobre nuevos negocios, que contó con grandes conferencistas y empresarios, como parte de un proyecto de promoción que reforzaría la posición de la ciudad en esa clasificación internacional.
Sin embargo, escollos como el transporte público y el tráfico vehicular continúan dificultando el desarrollo socioeconómico de la zona.
De hecho, la población en Miami-Dade creció de 1.6 millones en 1980 a 2.7 millones en 2020, lo que significó un aumento de 40.7% en 40 años.
Sin embargo, datos oficiales del Censo nacional plantean que en los últimos dos años unas 100.000 personas han abandonado Miami-Dade, aunque se cree que la reciente llegada de inmigrantes, que aún están por contar, puede haber hecho recuperar la cifra.
“El aumento poblacional, sin la adecuada infraestructura, trae serios problemas de orden socioeconómico”, comentó el consultor político Andrés Sánchez, de la firma Sánchez & Associates.
“Atraer la atención de inversionistas, para crear los medios y proveer empleos, ha sido el gran dilema de los gobiernos a todo nivel. No es suficiente dedicar un número limitado de recursos. Hay que hacer más. De lo contrario, quienes estén calificados para echar adelante la ciudad se irán”, resumió.
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@JesusHdezHquez