MIAMI.- Además del entretenimiento y diversión que trae a la comunidad este tipo de espectáculos, las Fiestas de la Calle Miami, que tuvieron lugar el sábado y el domingo en el Bayfront Park, en el sector del downtown de la Capital del Sol, se hicieron con un marcado propósito de ayuda social y, como era de esperarse, finalmente se cumplió la meta.
Los esfuerzos por lograr el éxito del evento apuntaron hacia la isla de Puerto Rico, que el huracán María dejó prácticamente destruida tras su paso letal en septiembre del año pasado, con saldo de 51 personas muertas, millares de casas en el suelo y serios problemas en los servicios de comunicaciones y de energía eléctrica, entre otros, que todavía son palpables en algunos sectores de la Isla del Encanto.
Por eso, la tercera edición de este festival no podía ser inferior a las anteriores, y es así como los organizadores del espectáculo entregaron una donación de 140.000 dólares a la fundación Prints of Hope International, cuya misión es trabajar por la niñez desamparada y, en estos momentos de serias difcultades, también por la reconstrucción de la isla que poco a poco se vuelve a "levantar".
Durante una transmisión a través de Facebook Live, Alberto Navarro, encargado de las relaciones públicas del actor Julián Gil, organizador y embajador de esta edición del evento, dijo que fue posible entregar ese aporte a la fundación, y por ende a Puerto Rico, gracias a la participación de miles de miamenses y a los invitados especiales que se sumaron a esa causa humanitaria.
“Me siento muy orgulloso de los boricuas, que cuando nos unimos nos hacemos sentir ‘hasta en la luna’”, afirmó Navarro, quien además exaltó el crecimiento del festival con el aporte que, año tras año, hacen otras comunidades latinoamericanas, que también garantizan su éxito.
La celebración se convirtió en una gran muestra cultural, musical y gastronómica, pero, ante todo, en un motivo de unión entre miles de personas de origen latino, especialmente de la Isla del Encanto, quienes crearon un ambiente animado en el que reinó la armonía y la hermandad.
La tarea del actor argentino Julián Gil, quien fue el organizador y embajador de esta tercera edición del festival, fue determinante para el éxito del evento. Así, por momentos se le podía ver detrás de la tarima por cualquier “detalle técnico”, en otros instantes presentaba a los grupos musicales y con su teléfono celular también se dedicaba a transmitir videos para sus redes sociales.
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Julián Gil, organizador y embajador de la tercera edición del festival Fiestas de la Calle Miami.
“Esto lo hacemos por toda esa gente que está en la isla de Puerto Rico y que necesita de nosotros”, dijo Gil visiblemente emocionado. “Ha sido un trabajo hecho con mucha pasión, y es una forma de demostrar nuestra solidaridad con toda esa gente que sufrió tanto con el huracán María”.
Encuentro de culturas
Si algo llamó la atención en este festival que recién concluye fue la integración evidente entre grupos y personas de diferentes nacionalidades, hecho que permitió un mayor afianzamiento a este evento que coincide con las tradicionales Fiestas de la Calle San Sebastián, que se realizan en el Viejo San Juan, Puerto Rico.
De tal suerte, no faltaron los colombianos con sus camisetas de colores alusivos a la bandera ni mucho menos los venezolanos, que tuvieron la oportunidad de encontrar puestos de venta de arepas a un buen precio y de excelente calidad. También algunos cubanos se integraron al festejo popular.
Para Julio Gómez, un “paisa” que supo del festival porque, según dijo, "me dieron un volante en el hotel”, es la primera vez que encuentra en Miami a tanta gente de diversas nacionalidades en un solo evento. “Yo he venido dos veces a esta ciudad, y espero volver para el próximo festival de los boricuas. Qué bien se pasa con esta gente tan alegre”.
Festival de la Calle Chocolate y Raton
Los trovadores colombianos "Chocolate y Ratón".
ÁLVARO MATA
Aminta es venezolana, de la ciudad de San Cristóbal, casada hace un par de meses con un cubano de La Habana, y dijo hacer “las mejores arepas del mundo”. Sin embargo, la sexagenaria manifestó que nunca había comido pastelón o alcapurrias, y que, en adelante, “no habrá fin de semana que no me dé una pasadita por los restaurantes boricuas para comprar esas delicias”.
Pero al momento de ponerle “ritmo y sabor” al jolgorio, los puertorriqueños saltaban a la vista portando banderas que no dejaban de ondear un solo instante. Algunas personas mayores de esa nacionalidad no pudieron esconder sus rostros melancólicos cuando desde la tarima se hablaba de la cultura de la Isla del Encanto o cuando algún trovador habló del "flamboyán", el "petirre" o del más conocido "coquí".
festival de la calle paseo de comidas
El público recorrió los kioscos en donde se podía encontrar alimentos tradicionales de Puerto Rico y de otras naciones latinoamericanas.
ÁLVARO MATA
Fiestas de la Calle San Sebastián
Pero hablar de la celebración de los boricuas, en Miami, sin conocer algunos detalles interesantes de las Fiestas de la Calle San Sebastián, en el propio Puerto Rico, es a juicio de los mismos isleños “casi imposible”.
El festival en el Viejo San Juan tiene lugar el tercer fin de semana de enero, lo que para algunos es una “extensión” de la Navidad y algo así como "otro espacio" para pasar momentos en familia o entre amigos, en medio de música, licor y alimentos típicos.
Las Fiestas comenzaron como una celebración en honor a San Sebastián, nacido en Narbona, Francia, quien durante el siglo III de la era común fue martirizado por representar a la fe cristiana. Los católicos representan a este santo “traspasado por varias flechas y atado a un árbol”.
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Aspecto de las Fiestas de la Calle San Sebastián, en el Viejo San Juan.
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Más tarde, en la década de 1950 inicia la tradición de conmemorar las fiestas en honor a San Sebastián como una manera de recaudar fondos para la reparación de algunos edificios de la iglesia San José, en el Viejo San Juan.
Luego de algunos años, se descontinúa la tradición hasta 1970, cuando el arqueólogo, historiador y antropólogo Ricardo Alegría pide que sea retomada la celebración y desde entonces se festeja todos los años de manera ininterrumpida.