MIAMI. -Con solo 17 años, Sophia Cobo da pasos firmes como bailarina en Estados Unidos, el país que la ha acogido desde que la familia dejó atrás su natal Venezuela. Fue en la nación sudamericana donde comenzó la pasión de Sophia por el baile y, al llegar a Estados Unidos, siguió su camino de estudios, preparación y triunfos en competencias de baile en las que debutó desde los 11 años.
En realidad, quince de sus 17 años los ha dedicado a la danza con total enfoque y esfuerzo que hoy es recompensado con importantes logros: ha ganado el primer lugar con dos solos coreografiados por ella, colofón de una serie de premios que ha recibido en los últimos cinco años. DIARIO LAS AMÉRICAS conversó en exclusiva con la joven artista, quien recientemente, en diciembre de 2022, participó en la competencia regional realizada por New York City Dance Alliance (NYCDA) en Boston y obtuvo el primer lugar “Higher Score Solist” como senior con su solo “Pure Imagination”.
Asimismo, el pasado mes de abril ganó nuevamente el primer lugar con otro solo coreografiado por ella “Paradise Found” y además fue nominada como “Outstanding Artist” en la convención realizada por NYCDA en Atlanta.
Para completar esta floreciente carrera de éxito, Sophia además fue aceptada en Boston Conservatory at Berklee -entre miles de bailarines de todas partes del mundo- para hacer un Bachelor Degree en Baile Contemporáneo y Coreografía.
“Desde chiquita he estado enamorada del arte, de todos los tipos de artes y he sido súper creativa. Comencé a ver la televisión cuando era muy pequeña, como a los tres años, y veía bailarines profesionales en la televisión y me parecían increíbles. Y yo dije ‘mira qué felices se ven, yo quiero hacer eso’, quedé apasionada. Y digo ‘mamá, por favor, quiero estar en el baile, quiero poder ser una bailarina de ballet’. Desde ahí seguí adelante y estoy aquí ahora”, contó a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Aunque reconoce que a veces los padres tienen pensado algún camino en particular para sus hijos, sabe que también se impone la preferencia de estos. Al respecto, Sophia detalla: “Mi mamá no quería que fuera bailarina de ballet. Ella sabía que era algo súper fuerte para una niñita de tres años y que iba a tener que estar en el baile todos los días, trabajar súper duro y ella me protegía. Entonces dijo ‘no sé si puedes hacer eso, estás muy chiquita, el año que viene me preguntas y tal vez podemos hacerlo’. Obviamente lo dijo pensando que el siguiente año ya yo iba a olvidar eso, iba a jugar tenis o algo diferente”.
Sin embargo, la pasión de Sophia por el baile era muy clara y potente. “Después entré en el baile; en la Academia Sol de Venezuela entramos y ella dice ‘mira, tengo esta niñita, tiene cuatro años, sé que es muy chiquita, entonces tal vez no pueda comenzar todavía’. Y efectivamente, yo era muy chiquita, pero dijeron ‘bueno, puede comenzar el lunes’ y, de ahí, hasta ahora no he parado”, explicó Sophia, si bien el reto para los artistas -como para los deportistas- es doble en el entorno escolar porque además de la excelencia que buscan en su labor, deben tener resultados satisfactorios en el entorno académico.
“Yo comencé en el colegio y estuve en clases regulares hasta mi segundo año de High School [secundaria], después decidí enfocarme más en el baile, ya sabía que después de mis años escolares, quería tener una carrera en el baile y decidí que podía hacer las clases online poder tomar training en las mañanas o en la tarde y tener tiempo de balancear todo”, comentó y compartió una actualización de sus proyectos y presentaciones más recientes: “Recientemente he estado haciendo todo lo posible para aprovechar este último año que tengo estudiando el baile antes de entrar a la Universidad e ir a un entorno mucho más grande, he bailado en diferentes shows que son hechos para iglesias y personas cristianas, soy súper cristiana y estoy muy entregada a mi religión, entonces me gusta participar y hacer todo lo que yo puedo para bailar hacia Dios, me siento llamada en eso. He hecho muchos shows y coreografías porque así muestro mi personalidad, hablo con mis emociones en vez de hablar con palabras y me fascina poder hacer algo diferente”.
Insistió en que “el poder de cada persona es único” y que en su caso lo expresa mediante sus coreografías. “Eso es lo que he estado haciendo recientemente, he participado en diferentes competencias como New York City Dance Alliance (NYCDA), que es una gran competencia. La energía ahí es increíble, he estado allá unas cuantas veces y he trabajado en diferentes tipos de clases, les enseño a las pequeñas, a las grandes, a todas edades, el baile y pues es una gran satisfacción porque me gusta bailar. Entonces lo sigo haciendo en cada oportunidad que tengo".
Hay quienes opinan que la danza es el arte más completo porque incluye la proyección escénica con un guion también que remite a la literatura, así como es sumamente cinético e incluye a una orquesta poniendo ritmo a la coreografía. Para Sophia, sin demeritar esas consideraciones, “todas las artes son atractivas y completas en diferentes formas”. De ahí que ella anima a todos los niños y niñas con aspiraciones artísticas, sin importar la manifestación a que sigan su sueño y trabajen duro.
“Para mí personalmente no ha sido fácil porque para nadie nada es fácil, las cosas buenas no vienen fácilmente, entonces cuando vine de Venezuela, tan chiquita, me era difícil comunicarme en inglés y entender a los profesores y después de que ya aprendí el inglés, entonces era mucho más fácil para mí hacerlo con lenguaje corporal. Comencé a crecer, comencé a conseguir diferentes metas y para mí era muy importante. Siempre ha sido muy importante conseguir algo nuevo; después de que consigo lo que quiero, en ese momento me concentro en una aspiración nueva. Y siempre ha tenido algo que ver con el baile”.
Otro aspecto esencial de la vida de Sophia ha sido la disciplina que impone la danza. “Yo crecí en la danza, entonces se hizo parte de mi personalidad. Soy muy disciplinada por la danza desde chiquita. Al entrar a las clases nadie podía hablar, era muy estricto para una niñita de 3 o 4 años, con una personalidad que es enérgica, me la pasaba brincando por todos lados con toda la energía del mundo. Entonces la danza me ayudó a balancear y cuando fui creciendo, la vida y la danza se mezclaron y se hicieron una, con gran sentido de la responsabilidad y la disciplina”, dijo y reconoció que en ello el papel de sus padres también resultó clave.
“El apoyo de mis padres a lo largo de los años ha sido increíblemente grande, a mis padres me los trajo Dios y de verdad que sin ellos no pudiera estar aquí ni ser lo que soy ahora. Vinieron a los Estados Unidos especialmente para conseguir una buena educación para mi hermano y para mí, no solo en el baile, sino en los estudios. Todo era para nosotros.
De cara al futuro, las proyecciones de Sophia están dirigidas a su crecimiento en la danza: “Deseo ser, primero, auténticamente yo siempre y meterme 100% en el baile; es lo que deseo, quiero bailar en compañías de baile, en conciertos de baile contemporáneo, ballet moderno y quiero después de tener esa experiencia, mostrar mis propias coreografías, trabajar con esas mismas compañías y darles mis coreografías y trabajar con diferentes personas, conocer diferentes modos de moverme porque eso es lo que es el baile, es una búsqueda constante de algo nuevo que uno puede hacer. Quiero demostrar en mis coreografías mis sentimientos, aprender de otras personas y lograr que el mundo me vea y de alguna manera inspirar también a las personas, traerles un poquito de mí”.
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