MIAMI.- Esperanza Guerra es una mujer de 73 años que, hasta hace muy pocos días, vivía en un apartamento alquilado junto a su hija, -deshabilitada por problemas mentales-, una nieta adolescente y otro pequeño de cuatro años. Su pensión es de apenas 700 dólares al mes, por lo que el apartamento era alquilado a través de Sección 8, un programa del Gobierno federal que ayuda a personas de bajos ingresos.
Según Guerra, informó a la propietaria del apartamento de su decisión de mudarse, quien encontró enseguida un nuevo inquilino. Sin embargo, ella, en tres meses de búsqueda, no pudo hallar un alquiler.
Finalmente, Guerra y su familia salieron para un hotel, donde pagan 150 dólares diarios por una habitación. Ahí estarán hasta que se les agoten los 700 dólares de su pensión y los 900 que recibe su hija. ¿Qué hacer? se pregunta desesperada esta anciana, mirando a su familia.
¿No es lugar para viejos?
Gerardo Morán, de 68 años, e Isabel Alfonso, de 60, forman un matrimonio y viven desde el 2004 en una vivienda de alquiler al sur de Miami, donde comenzaron pagando 640 dólares al mes por bajos recursos. “Cada año, al hacer el nuevo contrato, nos aumentaban algo el alquiler. Pero este enero, cuando fuimos a renovar, nos subieron de 1.139 a algo más de1.500”, aproximadamente un 30%.
Morán confesó que, a pesar de estar jubilado, continúa trabajando. “Tengo un partime (medio tiempo) para ir sobreviviendo esto. Todos los años la renta va pa´ arriba y pa´ arriba. Ahorita voy a tener que vivir en un tanque de basura”, afirmó resignado este hombre que dice haber trabajado cada uno de los 27 años que lleva en este país.
Más dinero para los sin techo
DIARIO LAS AMÉRICAS trató de buscar datos que demostraran que las personas mayores son las más afectadas por el incremento de los alquileres. Nos dispusimos ir más allá de los testimonios, que, por dolorosos que fueran, podrían tratarse de casos puntuales.
Para ello, conversamos con Ron Book, presidente de The Homeless Trust, una organización fiduciaria que se encarga de atender distintos albergues para desamparados en Miami-Dade. “Pienso que el rostro de los desamparados es el de alguien de 65 años en adelante. Tenemos muchos que superan los 70, incluso personas sobre los 80, que están viviendo en las calles y en nuestros refugios”, afirmó Book, quien reclama al condado 45 millones de dólares para adquirir un edificio donde acoger a 100 desamparados más que superen los 65 años.
Book se atribuye el mérito de llevar 26 años ayudando a las personas necesitadas y desde entonces “reducir un 90% el número de ‘sin techos’ en las calles del condado”.
Los datos son porfiados
Pero, según los muy confusos datos de Homeless Census de Miami Dade, solo el 10% de las personas desamparadas superan los 65 años. Otro dato sorprendente es que en Miami-Dade actualmente están registradas 3.440 personas sin hogar, de ellas 970 se encuentran fuera de los albergues.
En enero de 2021, eran 3.355, de las cuales 929 vivían en la calle. Si bien se ha observado un incremento de un 3% con respecto al año pasado, esta cifra es un 5% inferior a la cantidad de personas “sin techo” que existían antes de la pandemia.
Al conversar con René García, comisionado de Miami-Dade por el distrito 13, este corroboró que aún no ha visto datos que demuestren que las personas mayores sean las más perjudicadas con la subida de los precios de los alquileres.
“Este fenómeno viene sucediendo en los últimos seis o siete meses. Por ello, creo que no existan aún los datos detallados sobre cuál es el grupo [demográfico] más afectado”, argumentó.
Se infiere que las personas mayores sean las más perjudicadas debido a que “ellos perciben un ingreso fijo” y “el gobierno federal sube [los precios] por un lado y recorta [las prestaciones] por otro”, acotó.
No obstante, García, que es miembro de la Junta Directiva de Camillus House, una organización caritativa que protege a las personas sin hogar y de bajos recursos, reconoce que existe un incremento en la población desamparada: “Nosotros no estamos dando abasto con las viviendas”.
La solución: construir rápido
El exsenador estatal afirmó que la solución pasa por crear más viviendas, “no solamente de la Sección 8, también hace falta construir viviendas para la fuerza laboral, aquellas personas que trabajen con salarios modestos”.
Según García, el Condado podría invertir más dinero, utilizando los fondos de Sadowski Act, que incluye varios programas para ayudar a las personas necesitadas.
Miami-Dade recibe del Estado en concepto de Sadowski Act unos 11 millones de dólares. “Pero los urbanizadores, por su parte, también pueden solicitar dinero de este fondo al Estado para construir viviendas asequibles”, apuntó. Solo haría falta coordinar los esfuerzos, como han hecho algunas ciudades del sur de Florida.
Los procesos constructivos se demoran y las personas están necesitadas ahora. “Estamos valorando la construcción de Model Houses, fabricadas de contenedores de barco. Es algo novedoso en lo que el Condado pudiera invertir. Se construyen bastante rápido por lo que estamos hablando con diferentes grupos para ver cómo se puede crear un programa [con este sistema constructivo] en nuestra comunidad”, afirmó el político.
Actualizar Sección 8: ¡ya!
García coincide con Jacqueline Urroz, agente de bienes raíces, especializada en Sección 8, quien señala que dicho programa debe actualizarse acorde con los precios del mercado.
Por ejemplo, “el 1 de marzo, amanecieron 11 propiedades en alquiler en toda Hialeah, la más barata estaba a 1.900 dólares. Muchas personas como Esperanza Guerra no pueden optar optar por estos alquileres. Urge una actualización de la Sección 8 para evitar que aumente el número de desamparados”, concluyó Urroz.
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