MIAMI.- Luis Almagro tomará posesión el próximo 26 de mayo como nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos. El miércoles lo confirmó la Asamblea General de la OEA por 33 votos a favor y una abstención. El nuevo secretario general tiene por delante una ingente tarea cuyo primer paso debe ser devolver la importancia a una organización en horas bajas por la multiplicación de organismos similares creados a la sombra de los países del bloque bolivariano que fundó Hugo Chávez.
Almagro, de nacionalidad uruguaya, era hasta el mes pasado canciller en el gobierno de José Mujica. No ha habido en su acción política una actitud clara de denuncia de los abusos contras los derechos humanos en Cuba y Venezuela, y sería una pésima noticia que su gestión fuera continuista con la de su antecesor, el chileno José Miguel Insulza. Insulza se reveló como un aliado inesperado del chavismo y bajo su gestión la OEA ha perdido todo su poder de influencia en el continente.
Ha sustentado su campaña sobre cuatro ideas fundamentales: la democracia, los derechos humanos, el desarrollo y el fomento de la seguridad. En cuanto a Venezuela, Almagro ha defendido que la OEA debe estar involucrada en las soluciones y no en radicalizar conflictos. En sus declaraciones de ayer también se mostró partidario de colaborar para que EEUU y el Gobierno cubano sigan acercando posturas.
Si uno toma al pie de la letra las ideas de Almagro sobre mejorar en calidad democrática y respeto a los derechos humanos en la región, podría pensar que su elección sería una mala noticia para Maduro y Castro. Mucho nos tememos que la posición chantajista inaugurada por Chávez y heredada por Maduro va a dejar con muy poco margen de maniobra a Almagro.