martes 10  de  diciembre 2024
ATENTADO EN BARCELONA

Barcelona se rebela contra el miedo y la intolerancia

Barcelona no padecía el terrorismo desde el 19 de junio de 1987, cuando ETA colocó un coche bomba en el aparcamiento del centro comercial Hipercor de la Meridiana. Murieron 21 personas y 45 resultaron gravemente heridas
Por ANIA LISTE

Los minutos siguientes al atentado de Barcelona fueron de desesperación. El terror de los bárbaros, de principio, nos dejaba desvalidos. La furgoneta utilizada en el ataque, matrícula 7082 JWD, entró desde la calle Pelai muy cerca de las 5 de la tarde del jueves 17 de agosto. Se fue llevando por delante a quienes paseaban por La Rambla, durante 530 metros, hasta que a la altura del Teatro del Liceu fue abandonada por el terrorista.

Las redes sociales se convirtieron en herramienta para saber de los amigos y familiares que transitaban por La Rambla. Pero también comenzaron a compartirse imágenes de la masacre.

Y llegó la petición de los Mossos d’Esquadra, la policía catalana, de no compartir imágenes de lo ocurrido, por respeto a las víctimas y para no interferir el decurso de las investigaciones.

Los colegas en la redacción de DIARIO LAS AMÉRICAS comentamos no recordar ningún atentado anterior en Europa (París, Londres, Berlín o Niza) en que se hubiera hecho una demanda similar.

Creí entenderlo, tras residir varios años en la Ciudad Condal. Barcelona llora sin estruendos, estallidos o estrépitos. Quienes allí vivimos sabemos que esa manera de ser se describe con una palabra en catalán: “seny”. No encuentro una traducción literal al español, porque lo que significa tiene más que ver con sentimientos que con semántica. “Seny” es contención, cordura, sentido común y ese sentir insondable pero sin aspavientos.

Solidaria y cosmopolita

Las primeras reacciones de Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, reflejaban el sentir ciudadano. Colau agradecía el apoyo recibido tanto de otros ayuntamientos españoles como de líderes de todo el mundo. “No es banal porque hace que te sientas que somos multitud, una inmensa mayoría que creemos en el diálogo, en la convivencia, en la paz, en los derechos humanos, en la diversidad. Nos reafirmamos en nuestros valores de ciudad acogedora, abierta al mundo, cosmopolita”.

Para muchos, no obstante, el mayor desconsuelo reside en saber que quienes prepararon y ejecutaron los atentados de Barcelona y Cambrils no estaban acabados de llegar a España. Muchos vivían en el país hace tiempo e incluso nacieron en ciudades catalanas. Sobrecoge además que las edades de los terroristas ya abatidos oscilan entre los 17 y los 24 años.

Lugar de paz

Testimonios recibidos desde Barcelona del día después hablan de cómo ha amanecido la capital catalana. “La gente pone mucha fuerza en todo, hay mucha solidaridad, todos unidos contra lo mismo. Eso no quiere decir que no se sienta un poquito de miedo”, afirmó una joven.

“Tengo clientas que sus padres viven cerca de La Rambla, y cuando más cerca estás del sitio donde ha pasado más es la alarma… Susto hay, pero bueno se hace lo que se puede. Y te das cuenta de toda la buena gente que hay escondida, que se hacen muy visibles en momentos como estos, de atrocidades”, comentó una dueña de tienda.

Otra persona, sobreviviente de cáncer y residente en Barcelona, reflexionó: “La sensación es de rabia, de impotencia. En mi caso, con lo que he pasado: lo que ves en los hospitales, la gente que lucha por sobrevivir, y vienen unos desalmados y te lo quitan todo”.

Sin embargo, los habitantes de Barcelona y quienes están de visita han rescatado la normalidad. Establecimientos comerciales, bares y restaurantes reabrieron sus puertas tras el minuto de silencio en Plaza Cataluña.

La Rambla, referente obligado de la Ciudad Condal, retornaba a ser el paseo concurrido. Quizás lo distintivo es la mayor presencia policial, tras el atentado que causó 13 muertos y más de 130 heridos, de 35 nacionalidades. Y también que al caminar había que sortear las flores y velas encendidas sobre el mosaico de Joan Miró, frente al Teatro del Liceu. Los paseantes se topaban con un cartel: “Catalunya, lloc de pau” (“Cataluña, lugar de paz”).

Una crónica de la agencia EFE contaba que en una de las floristerías de La Rambla, que el viernes no abrió, se invitaba a "dejar un mensaje de amor". Bolígrafos y papeles iban pasando de mano en mano. Los “post-its” de diversos colores conformaron un mosaico multilingüe de palabras de ánimo.

#TotsSomBarcelona

El Fútbol Club Barcelona anunció que en su juego de la Liga española del domingo ante el Betis, en el Camp Nou, jugará con camisetas especiales en recuerdo de las víctimas de los atentados terroristas en la capital y en Cambrils.

La parte delantera de las camisetas llevará el hashtag #TotsSomBarcelona (todos somos Barcelona) y en el dorso pondrá “Barcelona” en lugar del nombre de cada jugador del equipo.

No al odio

Analistas de TV3, la televisión pública catalana, alababan que la Ciudad Condal haya reaccionado con “seny” y exhortaban: “No tenemos miedo. No permitamos que el odio arribe a la ciudad, porque es inhumano, porque no tiene proyecto”.

Un usuario de Twitter posteaba: “Mi madre estaba a 2 calles de las Ramblas. Un taxista marroquí la ha llevado gratis a casa y le ha dicho que no todos son iguales”. Seguro. Barcelona seguirá siendo una ciudad sin lugar para el miedo.

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