WASHINGTON.- EFE
Rusia comenzó el miércoles a bombardear zonas controladas por opositores al régimen de Al Asad en Siria después de desplegar decenas de cazas y material militar en el este del país, fortín del Gobierno, argumentando que sus intenciones son acabar con el grupo yihadista Estado Islámico
WASHINGTON.- EFE
Los recientes bombardeos rusos en suelo sirio, algunos de ellos contra los opositores del Gobierno de Bachar al Asad, han puesto en duda la estrategia de la Administración de Barack Obama respecto a sus relaciones con Moscú y el papel de Estados Unidos en Oriente Medio.
Rusia comenzó el miércoles a bombardear zonas controladas por opositores al régimen de Al Asad en Siria después de desplegar decenas de cazas y material militar en el este del país, fortín del Gobierno, argumentando que sus intenciones son acabar con el grupo yihadista Estado Islámico (EI), tal y como lo pretende la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
Sin embargo, las acciones militares contra los opositores sirios están únicamente destinadas a apuntalar a Al Asad al frente del país, aliado de Moscú, algo que para Washington es del todo contraproducente para la resolución del conflicto interno que vive Siria.
El propio Obama denunció esta semana que las fuerzas rusas en Siria "no distinguen entre el Estado Islámico y la oposición moderada suní", y aseguró que eso es "una receta para el desastre".
Pese a ello, las críticas sobre su gestión en las relaciones con Moscú no se han hecho esperar, ya que muchos consideran que la Administración estadounidense está siendo demasiado condescendiente con el Gobierno de Vladimir Putin.
El senador republicano John McCain, presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara Alta, aseguró este lunes que EE.UU. se encuentra ahora "comprometido en una guerra de poder con Rusia en Siria", como resultado de "una abdicación de liderazgo estadounidense" por parte de la Casa Blanca.
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En unas duras declaraciones a la cadena CNN, el que fuera también candidato a la Presidencia del país en 2008 consideró que Putin está "tratando a Estados Unidos con desdén y desprecio" al efectuar dichos ataques sobre Siria, y buscando influir en Oriente Medio como lo hiciera antes de la guerra entre Egipto e Israel en 1973.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, había telefoneado en varias ocasiones a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, para hablar sobre la posible estrategia rusa en Siria, mientras que el propio Obama se entrevistó con Putin en la Asamblea General de Naciones Unidas apenas dos días antes de los bombardeos, sin que ninguno de los dos fueran informados sobre las intenciones de Moscú.
"Cuarenta y ocho horas más tarde, un general ruso se presenta en nuestra embajada en Bagdad para darnos la advertencia de que en una hora iban a comenzar los ataques. Ese es el tratamiento (de Rusia) hacia Estados Unidos", subrayó el senador.
Asimismo, en un editorial el diario The Washington Post atacó también este fin de semana las que, a su juicio, son acciones por omisión por parte del Ejecutivo estadounidense.
"Dos cosas siempre han sido ciertas sobre Siria. En primer lugar, no ha habido opciones políticas buenas o fáciles; y en segundo lugar, con el tiempo y la falta de acción, las opciones se vuelven peores y más difíciles", aseguró el influyente periódico.
El editorial invita a Obama a "labrar zonas seguras" en Siria, así como "destruir la flota de helicópteros que utiliza Asad para sus crímenes de guerra", además de "proporcionar ayuda a la fuerza de 25.000 combatientes, en su mayoría kurdos, que (...) están listos para atacar la capital del Estado Islámico, Raqqa".
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"Mientras Rusia despliega más defensas aéreas para reforzar el régimen de Asad, algunas de estas opciones también se estrechan y desaparecen. Lo que no va a desaparecer es la catástrofe humanitaria que Siria representa, ni la amenaza a la seguridad nacional que emana de sus ruinas", sentencia el texto.
Ante este giro, Estados Unidos deberá decidir si continúa considerando suficiente la estrategia diplomática respecto a Siria, granjeando más apoyos verbales de la comunidad internacional, o si, como muchos ya barruntan en Washington, es hora de tomar medidas más drásticas. También con Rusia.