viernes 4  de  octubre 2024
Propuesta

Europa busca reducir dependencia del consumo de gas ruso

Cada país de la Unión Europea deberá "hacer todo lo posible" para reducir, entre agosto de 2022 y marzo de 2023, su consumo de gas en al menos 15%

La Comisión Europea propuso este miércoles un plan para reducir en un 15% el consumo de gas en la Unión Europea, con el objetivo de superar la caída del suministro ruso, lo que llevaría a limitar la calefacción de ciertos edificios, aplazar el cierre de las centrales nucleares e incitar a las empresas a reducir sus necesidades.

Para prepararse al invierno, el Ejecutivo europeo preparó un paquete de medidas que permitirán a los 27 países miembros del bloque hacer frente a una posible interrupción de los suministros rusos, que hasta el año pasado constituían el 40% de sus importaciones.

"Rusia está utilizando el gas como arma. En caso de una interrupción total, Europa tendrá que estar preparada", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

El plan debe aún ser debatido por los Estados miembros de la Unión Europea. Prevé que cada país deberá "hacer todo lo posible" para reducir, entre agosto de 2022 y marzo de 2023, su consumo de gas en al menos 15% en relación al promedio de los últimos cinco años en el mismo período.

Los Estados deberán detallar antes de finales de septiembre sus hojas de ruta para alcanzar este objetivo. Algunos, como Finlandia y Países Bajos, ya han alcanzado esta meta.

El gasoducto Nord Stream, por el que transita un tercio de las entregas de gas ruso a la UE, está cerrado desde el 11 de julio para un mantenimiento rutinario que debe concluir este jueves. Pero los europeos temen que Moscú no reabra el grifo. Rusia ya había cortado en un 60% las entregas por Nord Stream en las últimas semanas.

Este miércoles, el presidente ruso Vladimir Putin acusó a Canadá de retrasar la devolución de una turbina alemana del gasoducto Nord Stream, reparada en territorio canadiense, para intentar vender sus propios hidrocarburos en el mercado europeo.

La Comisión quiere poder activar un mecanismo de alerta -previa consulta a los Estados miembros- que permitiría fijar "objetivos vinculantes de reducción de la demanda" para todos los países del bloque en caso de "riesgo sustancial de escasez grave o de demanda excepcionalmente elevada", y si los esfuerzos voluntarios no fueran suficientes.

Este plan, que será examinado durante la reunión de ministros de Energía de la Unión en Bruselas el 26 de julio, suscitó críticas de varios Estados, como España y Polonia, y de círculos empresariales.

"Nos resistiremos a la imposición de obligaciones que están por encima, en términos de esfuerzo, a lo que nos corresponde", declaró en rueda de prensa la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

"La reducción forzosa de la producción tendría efectos desastrosos, y a menudo irreversibles, sobre las empresas", respondió Markus Beyrer, director general de la organización que representa al empresariado europeo, Business Europe, que considera que estas medidas deben verse como "una opción de último recurso".

A pesar del aumento de las importaciones de Noruega, Azerbaiyán y Argelia, y de la triplicación de los envíos de gas natural licuado de Estados Unidos desde marzo, los europeos temen un invierno difícil.

Von der Leyen estimó que el consumo anual de gas en la UE podría reducirse en unos 43.000 millones de m3. En modo de comparación, Rusia había suministrado unos 153.000 millones de m3 a los 27 países del bloque en 2020.

Unos 11.000 millones de m3 procederían de una reducción de la calefacción y del aire acondicionado de ciertos edificios.

En concreto, Bruselas pide a los países que adopten medidas vinculantes para limitar la calefacción y el aire acondicionado en los edificios públicos y comerciales, "siempre que sea técnicamente posible".

También incita a utilizar fuentes alternativas para la calefacción urbana y recomienda lanzar campañas de comunicación para pedir a la población bajar los termostatos un grado este invierno, lo que permitiría ahorrar "hasta 10.000 millones de m3 de gas al año", según la Comisión.

Los "clientes protegidos" (hospitales, hogares, servicios sociales, pequeñas empresas) representan menos del 37% del consumo, por lo que la Comisión pone el acento en las centrales eléctricas y en la industria.

"Hay que dar prioridad a las energías renovables, pero puede ser necesario temporalmente un paso por el carbón, el petróleo o la energía nuclear", reconoció Bruselas, que pide a los países que pospongan sus planes de cerrar las centrales atómicas.

En el caso de la industria, Bruselas propone un "sistema de ofertas" que dé "compensaciones" a las empresas a cambio de una bajada del consumo.

También recomienda a sectores con poco margen de maniobra, como el químico, que reduzcan su demanda progresivamente.

FUENTE: AFP

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