miércoles 26  de  marzo 2025
tráfico de drogas

Hombre intenta pasar 97 bolas de cocaína en el estómago

Tragó 1.455 gramos de la droga en las bolsas hechas con trozos de preservativos atados con hilo dental

Un hombre de 68 años viajó más de 8.000 kilómetros, desde Bogotá a Madrid, llevaba 97 bolas de cocaína en su estómago.

Tragó 1.455 gramos de droga, un récord para esos casos en España. Según reportes, las recubrió con trozos de preservativos atados con hilo dental. Durante el vuelo una azafata sospechó del individuo, y las autoridades del madrileño aeropuerto de Barajas ya estaban advertidas.

"Lo hice por necesidad", manifestó el inglés a las autoridades que ya tenían preparada la máquina de rayos X. También habilitaron una ambulancia para llevarlo al hospital. De haber pasado el control, se hubiera llevado 6.000 euros del narco que lo contrató.

"Expulsó sólo 11 bolas, y las 86 restantes hubo que extraérselas en el quirófano. Tuvo suerte, era cocaína en estado puro", informó la doctora María Jesús Estévez.

El sistema es copiado en otros países
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El Hospital Ramón y Cajal de Madrid cuenta con la unidad de tratamiento para portadores de droga. Es la única de su clase en toda Europa y la primera en el mundo que cuenta con un método específico para la atención médica de muleros, boleros o body packers. nPor ella han pasado 862 personas en poco más de tres años.

El 83,5% eran varones, con una mediana de edad de 32 años. Del total, el 93,5% ingirieron bolas, el 2,5% las introdujo por vía rectal, y el resto utilizó una combinación de ambas vías, incluyendo la vaginal. 

Aquí siete internistas velan las 24 horas por la salud de los muleros. Se les realizan los mismos controles que para un preoperatorio: análisis de coagulación, electrocardiograma, placa de tórax y abdomen.

El método, aplaudido por agencias antidroga como la DEA estadounidense ya se está copiando en Alemania, Italia y Francia. Disponen de un recinto  de exploración, un quirófano y una habitación con ocho camas, totalmente equipada con aparatos de reanimación y cuatro cámaras de vigilancia. A cada ingresado le acompaña día y noche un policía.

También cuenta con un sistema de rejillas que filtra los líquidos y retiene las deposiciones. Es el propio delincuente el que recoge las bolas de coca, depositándolas en una bandeja. Ningún médico las toca. Es la prueba del delito.

El policía que lo custodia será el encargado de contarlas y pesarlas allí mismo. De la cantidad dependerá la pena. Algunos incluso las vuelven a tragar tal cual las sueltan, sin saber que luego se les hará otra radiografía.

Cocaína líquida, lo nuevo

La media de ingreso es de tres días. El mulero no recibe el alta para pasar a disposición judicial hasta que no realiza 10 deposiciones limpias seguidas, momento en el que se repite la placa o el TAC. El 83,7% transporta cocaína en bolas duras y el 16,3% en cápsulas blandas. En ocasiones se valen de mamas para el transporte. Como hizo recientemente una venezolana de 43 años, detenida en Barajas con los pechos inflados de coca. Le vaciaron 1,7 kilos en el quirófano. n

La inventiva de estas personas sorprende. Las tapas de libros, pelucas, en una pierna escayolada forrada, pañales o dentro de juguetes son los objetivos que también usa para transportar la droga. Lo último en camuflaje es la cocaína líquida, pues parecen heces y no se ve bien en las radiografías.

Eso obligó a los galenos a utilizar la tomografía axial computerizada, TAC, que aporta imágenes mucho más precisas y en color. nPreservativos, plásticos y dediles de látex son los utensilios que utilizan para portar la cocaína líquida en el intestino.

A veces le hacen un nudo a la bolita o la atan con seda dental, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones por filtración. De los 862 muleros tratados, sólo 13 han tenido que ser intervenidos por bola rota. nNinguno ha muerto.

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