EL CAIRO.- RICARD GONZÁLEZ
Especial
Valiosos símbolos de la ciudad histórica están siendo derrumbados
La inestabilidad institucional y el relajamiento de los controles que siguieron a la revolución egipcia facilitaron el trabajo a los especuladores y a las mafias de bienes raíces
EL CAIRO.- RICARD GONZÁLEZ
Especial
Una vez más, la amenaza de perder su valioso patrimonio cultural acosa la ciudad egipcia de Alejandría, considerada una de las perlas del Mediterráneo durante la Antigüedad. Esta vez, el peligro no proviene de las llamas que devoraron su legendaria biblioteca, ni tampoco de los terribles terremotos que demolieron su fabuloso faro, sino de la codicia humana.
El legado arquitectónico del período colonial inglés se desvanece poco a poco para ceder su espacio a mediocres rascacielos de apartamentos y centros comerciales, con el consiguiente beneficio para propietarios, constructores y funcionarios corruptos.
Habitada por unos 5 millones de personas, Alejandría hace más de dos décadas que experimenta un crecimiento demográfico acelerado debido a la elevada natalidad y el éxodo rural de los empobrecidos campesinos del Delta del Nilo.
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A falta de un plan de desarrollo urbanístico que habilite la construcción de nuevos barrios, el centro de la urbe es víctima de la voracidad de especuladores y constructoras. Este viejo problema se ha acentuado notablemente durante los últimos tres años.
"Desde un punto de vista urbanístico, la ciudad es una especie de far west. La inestabilidad institucional y el relajamiento de los controles que siguieron a la revolución egipcia han facilitado mucho el trabajo a los especuladores y a las mafias inmobiliarias", explica Mohamed Abul -Kheir, uno de los fundadores de la plataforma Save Alex, fundada en 2012 por un grupo de jóvenes activistas y arquitectos para concienciar a la ciudadanía.
De acuerdo con los cálculos de la organización, una treintena de construcciones de gran valor histórico han sido demolidas durante los últimos años.
Símbolos derrumbados
Entre las pérdidas más sonadas, figura la Ville Aghion. Esta mansión neoclásica, diseñada en 1922 por el prestigioso arquitecto francés Gustave Aghion, fue la primera construida con cemento en Egipto. A pesar de la movilización popular para evitar el derribo, el mes de febrero del año pasado las excavadoras enviaron la villa al baúl de los recuerdos.
El mismo destino esperaba al Cine Rialto, un notable ejemplo del estilo Art Déco y una de las salas de cine más antiguas de todo Oriente Medio. En su lugar, un solar vallado con un panel informa de la futura construcción de un gran centro comercial, eso sí, con una sala de multicines.
La desaparición del Rialto siega los vínculos históricos de la ciudad con el cine -los hermanos Lumière proyectaron en ella un filme el 1896- y con su pasado cosmopolita. Musa de grandes escritores y poetas, entre los siglos XIX y XX Alejandría fue un crisol de culturas, con importantes minorías de judíos, griegos, sirio-libaneses, italianos, etc.
Precisamente, muchas de las construcciones en riesgo fueron edificadas por estas comunidades, y reflejan en su arquitectura el origen étnico de sus propietarios. Por ello, el estilo del legado arquitectónico del periodo colonial se suele definir como ecléctico.
Vandalismo de constructores
Mohamed Awad, uno de los más reputados arquitectos de la ciudad, pertenece a la última generación de aquella Alejandría cosmopolita que las tensiones bélicas y el programa de nacionalizaciones del rais Nasser sepultaron.
De origen griego, es capaz de conversar fluidamente en cinco idiomas diferentes. "El procedimiento es siempre el mismo. Llegan a la noche con sus excavadoras, y la mañana siguiente ya no queda nada. En algunos casos, cuentan con un permiso legal, pero en muchos otros se trata de puro vandalismo", explica este intelectual, que ha desarrollado un papel importante en la creación de varios museos en su ciudad natal.
"Lo que estamos experimentando aquí es la muerte de la arquitectura. Las autoridades no han mostrado ningún interés por protegerla. Falta voluntad política", lamenta. Normalmente, las antiguas mansiones son reemplazadas por rascacielos de apartamentos de hasta veinte plantas de altura con un estilo sin personalidad, similar al predominante en los emiratos del Golfo Pérsico.
A menudo, estos proyectos ni siquiera cuentan con los permisos necesarios, ya que violan las ordenanzas municipales en cuanto a la altura y las normas mínimas de seguridad.
Según Abul-Kheir, los especuladores se han aprovechado de un resquicio legal en la actual ley de protección del patrimonio histórico para validar algunos de los derribos: "Es vital cambiar la legislación. Si no, es sólo una cuestión de tiempo que los abogados de los especuladores consigan vía libre de los tribunales para arrasar con todo".
Patrimonio del olvido
La ciudad cuenta con una lista de 1.100 edificios protegidos, pero aquellos que no forman parte del patrimonio de la antigua Alejandría romana, pueden ser removidos de la lista con una sentencia judicial. Esto fue, por ejemplo, lo que sucedió con la Ville Aghion.
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"Algunos sostienen que a la población no le importa la destrucción de este patrimonio porque no lo sienten como propio, ya que pertenecía a las minorías extranjeras. Pero esta no es nuestra experiencia. Cuando se informa a la gente de lo que está en juego, responde positivamente ", considera Abul-Kheir. Y es que frenar el crecimiento inmobiliario desbocado no es sólo una cuestión estética, sino también de calidad de vida y de seguridad.
Debido a la multiplicación de rascacielos, las calles de la llamada "ciudad de la luz" se están volviendo sombríos y congestionados, sin vías abiertas de ventilación. Y sus infraestructuras, como garajes y tuberías, no dan abasto.
Encima, al no haber ningún tipo de control por parte de las autoridades, a menudo nuevas edificaciones están mal hechas, sus materiales son de baja calidad, y varias han derrumbado provocando víctimas mortales.