Es difícil imaginar que el huracán Andrew atravesó el sur de la Florida hace 25 años. Ha llegado a ser conocido como uno de los desastres naturales más dañinos que han ocurrido en nuestra zona, con casi 100.000 viviendas destruidas. Sin embargo, cuando reflexionamos sobre nuestra asombrosa recuperación y crecimiento, puedo decir con confianza que hemos aprendido mucho y nos hemos fortalecido tras esta experiencia.
No estábamos preparados ni como comunidad, ni como estado, ni como nación para responder a un desastre tan terrible y devastador. El daño era mucho más extenso que cualquier otra cosa que la mayoría de nosotros hubiéramos enfrentado. La mayor parte de nuestro sector de agricultura sufrió un impacto directo de la tormenta, destruyendo tierras, fincas, y, lo que es más importante, los medios de vida de mucha gente. Decenas de cosechas de limones, mangos y aguacates fueron completamente destruidas, dejando a las generaciones de agricultores sin trabajo y, en muchos casos, obligándoles a abandonar el área. Dos de nuestros tesoros del Sur de la Florida, el Parque Nacional Biscayne y el Parque Nacional Everglades, sufrieron daños masivos. El Huracán Andrew sirvió como una llamada de atención para nuestra comunidad.
Como muchos de ustedes, mi familia resistió la tormenta en nuestra casa. Cuando por fin llegó la mañana, inspeccionamos el daño y estuvimos agradecidos de que nuestra familia hubiera sobrevivido. Cuando me encontré con los rescatistas para ver cómo había quedado nuestra comunidad después de esta devastadora tormenta, supe que hogares y negocios fueron destruidos, familias sin hogar y ruinas bloquearon muchas de nuestras carreteras. De esta manera, 1.3 millones de hogares que sobrevivieron la tormenta estuvieron sin energía durante muchos días.
Aunque nunca olvidaré la devastación que el huracán Andrew dejó, siempre me recordaré caminando por las calles y siendo testigo de la amistad y la bondad de nuestros vecinos, ya sea ayudando a armar techos o compartir la poca comida y agua que había, aquéllos que tuvieron la suerte de sobrevivir la tormenta ofrecieron su tiempo y recursos. En los días que siguieron al Huracán Andrew mi oficina y yo patrocinamos un evento para poder proporcionar información que ayudo a las miles de familias que fueron damnificadas. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) proporcionó más de 1,000 millones de dólares en asistencia federal a los afectados y desplegados, directamente al Sur de la Florida. Sin embargo, la magnitud de la tormenta fue tan grande que llevó a cambios significativos en la respuesta de FEMA para la mitigación y los planes de recuperación.
Nuestro camino hacia la recuperación comenzó el 25 de agosto de 1992 y hemos estado trabajando desde entonces para asegurarnos de que el Sur de la Florida esté listo en caso de otra tormenta. Debido al gran número de viviendas destruidas, los códigos de construcción de la Florida fueron renovados y fortalecidos, y la aplicación de la ley mejoró mucho. Tenemos áreas designadas en las cuales se requiere que los hogares recién construidos puedan soportar vientos de hasta 160 millas y ventanas resistentes a impactos. Desde el huracán Andrew, el Sur de la Florida se ha convertido en un líder y un modelo para el resto de la nación en esfuerzos innovadores de mitigación de inundaciones. Mientras el Congreso trabaja para reautorizar el Programa Nacional de Seguro contra Inundaciones (NFIP, por sus siglas en inglés), que está próximo a expirar el mes que viene, seguiré luchando por nuestra comunidad al bloquear los aumentos de las tasas. Debido a las importantes inversiones que hemos realizado durante los últimos 25 años para proteger las propiedades contra inundaciones, nuestra comunidad del sur de la Florida representa un riesgo financiero significativamente reducido para el programa.
El huracán Andrew nos puso a prueba en prácticamente todas las formas posibles y estoy orgullosa de que nosotros, como comunidad, demostramos que pudimos afrontar esta devastación. Esta es una de las muchas razones por las que me siento honrada en la representación del sur de la Florida en el Congreso de los Estados Unidos. Ha sido el gran honor de mi vida.