lunes 25  de  marzo 2024
OPEP

Club de Republiquetas Forajidas, A.I.

¿La Narcobolivariana! ¡Qué honor, conocerte! ¡Soy la Republiqueta de los Diamantes de Sangre Infantil ¿?
Diario las Américas | OMAR ESTACIO Z.
Por OMAR ESTACIO Z.

Con motivo de la “descertificación” de la OPEP de cierta afiliada, paria y desvergonzada, suma adeptas la idea del “Club de Republiquetas Forajidas, A.I”., asociación incivil con fines de lucro, ilícito ¡faltaría más! para el solaz de usuarias, urgidas de marcar distancia de los alertas rojos, azules o multicolores de Interpol; de los escuadrones de captura de la DEA; de las solicitudes de extradición y de órdenes de deportación; de las enseñanzas contenidas, en la “Urbanidad y Buenos Modales” de M.A. Carreño y en los textos de moral y cívica para estudiantes del primer grado de educación elemental.

Si a una determinada republiqueta la suspenden de Mercosur, con derecho a ser botada a patadas, sin anestesia. Si la comienzan a mirar feo en la Organización de Países No Alineados, por asesinatos de estudiantes, para inmediatamente, después, aparecer por TV, en cadena nacional, el lisiado moral y mental que la desgobierna como bailarín de salsa; si diplomáticos “veteranos” como un tal Roy (por cierto, ahora que la nave se viene a pique ¿desde cuál borda habrá saltado a la mar?) ya no tienen dónde prodigar sus proverbiales “¡Hola, gordito!”; si a la menor de las Rodríguez-Gómez, la sacan en volandas de otro aeropuerto o tiene que meterse por la ventana de una nueva cancillería, ahí estará el mencionado club, para que sus afiliadas, se saquen el clavo.

Las solicitudes de membresía han crecido como la verdolaga: Republiquetas de la innoble y extinta URSS (Rusia a la cabeza, desmandada por un envenenador, que es la forma más cobarde de ser homicida); republiquetas del llamado Continente Negro; republiquetas de atolones perdidos en la inmensidad del Océano Pacífico o republiquetas bananeras y por supuesto, cierta narcocleptorrepubliqueta, bolivariana y desvergonzada. “Los últimas serán las primeras”, de allí que, en la anterior enumeración, la hayamos dejado para cerrar el desfile.

Las obras civiles, para la construcción de la ansiada sede, se iniciaron y reiniciaron, una y otra vez. Pero lo de siempre. Los consabidos trasiegos de fondos a los bancos off shore. Hasta que ¡por fin! todo concluyó iniciándose sus actividades “normales”. Comilonas y borracheras; bailes (rucaneaos o frota-hebillas), bacanales, pases de perico, de fentanilo, de metanfetaminas, de proposol.

Me parece verlo y oírlo todo. Pero de lejos. Desde un satélite, por aquello que el COVID moral, es altamente contagioso:

—Caramba, ¡Pero, qué elegante y sabrosona luce usted!

—Muchas gracias por el cumplido, señor.

—No es ningún cumplido, me ha salido del alma ¿Eres nueva por aquí?

—Para comenzar, “señor”, en este club, nadie tiene alma. En cuanto a lo de “nueva”, ¡más nuevón, será usted! Soy promotora, miembra fundadora y peso pesado de este exclusivo y desprestigioso club.

—¡Caramba! ¡Qué imperdonable, descuido, el mío! ¡Ahora es que vengo a caer en cuenta! ¡Mil disculpas! ¡Usted es la conocida y archirreconocida (porque aparece en varios “Recompensa. Se busca. Viva o muerta, preferiblemente esto último”). Usted es… ¡LA NARCOCLEPTORREPUBLIQUETA BOLIVARIANA! ¡Hurraaa!

—Así me bautizaron poco después de nacer –el señor, Estacio, cuando estaba redactando la presente crónica, estuvo tentado a escribir “después de haber sido ‘excretada’ tal ha sido mi remoquete” pero le advertí que más le valía no hacerlo.

—Pero ¡Qué honor, conocerte! ¡Soy la Republiqueta de los Diamantes de Sangre Infantil, del propio “Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad, modestamente ¿Aceptas mi invitación a tomarte un trago?

—Lo lamento, señor. No fumo ni bebo. Pero si me invita a inyectarme o a inhalarme algo, aceptaré, con mucho gusto.

—Sírvase entonces, apreciada dama…

Creced y multiplicaos, a la primera pedida. Los paritorios de las republiquetas forajidas, son por cuatripochos. Hay que pararles el trote, por el bien del planeta Tierra.

@omarestacio

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