La corrupción en Venezuela pareciera política de Estado. Todos los indicadores muestran al país como una nación tomada por la descomposición en la administración pública. Venezuela encabeza la lista de las naciones más corruptas en Latinoamérica, según el Índice de Percepción de Corrupción 2016 (IPC) dado a conocer Transparencia Venezuela.
Y en ese contexto, el caso de la constructora brasileña Odebrecht es apenas una de las formas más relevantes que tiene la corrupción en Venezuela. El gigante brasileño de la construcción introdujo sus prácticas corruptas no solo en el país sino en toda la región latinoamericana, sin embargo Venezuela fue el país que obtuvo más pagos en dinero (98 millones de dólares) por parte de la empresa, después de Brasil.
Odebrecht, gracias a una alianza que impulsaron los expresidentes Luiz Inacio Lula Da Silva y Hugo Chávez, tuvo a su cargo 32 obras que hoy son parte de la investigación que lleva a cabo la Fiscalía de Brasil por sobornos.
Ante la falta de instituciones, la Asamblea Nacional de Venezuela desarrolla una investigación sobre el caso de los sobornos y se ha concentrado en cinco obras emblemáticas que se emprendieron con un sobreprecio de hasta siete veces su valor original. Solamente por esas cinco obras se pagaron 16.000 millones de dólares, pero lo peor es que la mayoría de ellas está sin terminar.
Y más allá de la corrupción a gran escala que involucra a funcionarios de alto nivel, está la corrupción y burocracia estructural que se da en temas tan básicos como hacer un trámite, pues en Venezuela no sólo es cuestión tener los papeles en orden, sino de pagar una "comisión" para poder concluirlo.
Venezuela posee el terreno ideal para que crezca la corrupción: monopolio del poder, discrecionalidad en la toma de decisiones, así como la ausencia o la inhabilitación de instituciones ante las cuales las autoridades deban rendir cuentas.