miércoles 19  de  marzo 2025
Editorial

Del choteo al reguetón

Y aunque con el paso de los años el nombre pudo haber variado, la esencia sigue siendo la misma: una cercanía a la pérdida de valores que se evidencian con alto impacto en múltiples canciones de reguetón que hoy forman parte de la elección de gran parte de la juventud
Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

Cuando en 1928 Jorge Mañach presentaba su conferencia Indagación del choteo, en la que exploraba las características de entonces que propiciaba a los caribeños, y particularmente de los cubanos, cierta destreza en cuestiones festivas y alegres, iniciaba el estudio de un fenómeno social que actualmente puede palparse en el ámbito de una parte de la música popular.

Y aunque con el paso de los años el nombre pudo haber variado, la esencia sigue siendo la misma: una cercanía a la pérdida de valores que se evidencian con alto impacto en múltiples canciones de reguetón que hoy forman parte de la elección de gran parte de la juventud.

Pero si nos detenemos a pensar en dónde tiene su génesis este flagelo que, con seguridad, en unas cuantas décadas será declarado culpable de la degradación de la conducta social, podemos anticipar que quienes lo crean y quienes lo esparcen entre la gente serán culpados de atentar contra la música.

No importa en qué país sea, aunque el grado de violencia en las letras sea en mayor grado en algunos lugares, lo cierto es que tanto en Cuba como Puerto Rico, y también en la ciudad de Miami, por mencionar algunos, una buena parte de la juventud sigue el contenido aguerrido de estas canciones de moda.

¿Cuál es la causa? Quizás la respuesta esté en el proceso de transformación de la sociedad que tiende a lo banal en algunos casos.

En tiempos donde los sentimientos quedan en el subsuelo y lo que prima son las apariencias, el reguetón se cuela en nuestras vidas y hace estragos que por ahora son pequeñamente visibles.

Para los detractores del género, la cuestión no es más que una muestra del deterioro y de lo que la fuerza de la publicidad, en las manos equivocadas, puede llegar a posicionar en las agendas de los medios de comunicación.

Entonces, si nos remontamos a Mañach, entenderíamos por qué las definiciones de la persona que escucha reguetón y lo defiende como un estilo de vida, se reducen a una simple explicación del fenómeno que para ellos resulta una manera más de disfrutar la vida. Al menos por ahora.

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