El mapa político de España cambió hacia la derecha después de las elecciones regionales y municipales que se disputaron el pasado 28 de mayo en ese país europeo. Un cambio muy esperado por un sector amplio latinoamericano, pues el gobierno socialista de Pedro Sánchez es reconocido como un gran aliado de la izquierda latinoamericana y cogobierna con la extrema izquierda de Unidas Podemos del radical Pablo Iglesias, gran amigo y admirador de Maduro, Petro, Boric y los Castro.
Tras la estruendosa derrota de la izquierda española, el presidente Sánchez no tuvo otra opción que llamar a elecciones generales anticipadas para el próximo 23 de julio, pues estaban programadas para llevarse a cabo en el mes de diciembre.
El gran ganador de los comicios fue el Partido Popular (PP), una agrupación política de centroderecha, con vocación de poder y líderes excepcionales como Alberto Núñez Feijoo, presidente del partido, e Isabel Díaz Ayuso, presidente de la Comunidad de Madrid, gran promesa política de la derecha mundial. El PP logró obtener el 31,5% en contraste con el 28,1% del Partido Socialista. En tercer lugar quedó el partido de derecha VOX, que obtuvo el mayor crecimiento con un 7,1%.
Los españoles lograron sacudirse del yugo socialista y mandaron un mensaje de cambio urgente en la forma y los objetivos que quieren sus ciudadanos para vivir mejor. No solamente con un desgaste de un gobierno muy cuestionado por su aproximación con personajes de muy mala reputación en el continente americano, sino también con sus alianzas con separatistas españoles y el cogobierno de extrema izquierda con Podemos y otros radicales.
Y aunque algunos analistas han catalogado este cambio como un regreso al viejo orden, o peor aún, expresiones como las del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que llamó este ascenso de la derecha como lo vivido en “Alemania en el año 1933”, la realidad es que la oposición seria, responsable, renovadora y con grandes resultados, como los de la Comunidad de Madrid, demostraron que el ciudadano anhela menos demagogia y mayores resultados que les permitan una mejor calidad de vida.
España, en los últimos años, bajo el gobierno socialista, avanzó en una agenda dañina para la sociedad, muy parecida a la acogida actualmente por diferentes líderes latinoamericanos. La agenda progresista, marcada por la impunidad, enormes subsidios, la destrucción de la familia e implementación de una ideología de genero extrema significó un deterioro en la vida de sus ciudadanos, en una desesperanza sobre el porvenir y un deterioro enorme en la productividad económica del país.
Adicionalmente, los ciudadanos españoles se cansaron de los discursos elocuentes y seductores de la izquierda, que al final no traen resultados para vivir con más oportunidades y de manera digna. Entendieron que existen alternativas de poder, que, con éxito, incluso en los momentos de mayor crisis, como lo fue la pandemia de Covid-19, se pueden lograr resultados ejemplares en materia de políticas públicas y de ejecución efectiva.
Ese es el gran ejemplo que nos deja el Partido Popular liderado por Alberto Núñez Feijoo y que tiene como gran referente la labor que realiza Isabel Díaz Ayuso como presidente de la Comunidad de Madrid.
Díaz Ayuso representa una esperanza en la política de las nuevas generaciones de la derecha iberoamericana. Coherente con sus principios, entendiendo las dinámicas reformistas y sin apegos al viejo orden ha logrado una excepcional labor como presidente de la comunidad de la capital española. Su liderazgo y resultados trascienden tanto que se convirtió en la gran adversaria del presidente Pedro Sánchez y en ídolo de muchos que entienden el valor de la libertad, la democracia y trabajar para el logro de oportunidades para todos.
¿Pero qué ha hecho diferente el Partido Popular de España e Isabel Díaz Ayuso para lograr este importante triunfo?
Se podría iniciar diciendo que el desgaste del populismo inherente al socialismo, la prueba de que no funciona y los precarios resultados del gobierno del PSOE aportaron al triunfo de los Populares. Pero esto no era suficiente, una oposición responsable y a la altura de las necesidades y exigencia de los españoles obligaba a tomar medidas acertadas para lograr el triunfo.
Díaz Ayuso, de manera coherente, ha mantenido un discurso de reducción del tamaño del Estado, una garantía a las libertades individuales conquistadas por los ciudadanos, una responsabilidad social y ambiental, un marco justo en torno a las oportunidades para los jóvenes en temas al estudio y el empleo, y también medidas fuertes sobre asuntos de seguridad. Incluso, no ha tenido que acudir a discursos extremos en materia de migración o género, pero ha dejado claro que hay límites para mantener una sociedad tolerante y con buena convivencia.
También, ha cuestionado categóricamente los acercamientos y alianzas del gobierno de Pedro Sánchez con los regímenes de izquierda de Latinoamérica, como lo hace con el argentino, cubano, venezolano, chileno y recientemente con el colombiano, con la visita del presidente Gustavo Petro el pasado mes.
La estrella de la derecha española ha sido consciente de los retos que tienen las nuevas generaciones. Es defensora a ultranza de la libertad de los ciudadanos, del sistema democrático, de garantizar oportunidades para los jóvenes y enfatiza su trabajo en un trato justo a las personas mayores con acertadas medidas de seguridad social y durante el Covid-19 obtuvo resultados muy meritorios, antagónicos a los implementados en zonas de España lideradas por los gobiernos socialistas.
Hoy, este ejemplo con resultados concretos que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, con cifras claras y respaldo general de los ciudadanos y un liderazgo nacional del Partido Popular demuestra la madurez de la derecha española como una verdadera alternativa de poder y un gran ejemplo para la oposición en nuestros países.
En Chile hace pocas semanas se vieron grandes cambios en sus elecciones. Colombia tendrá su cita en octubre para definir alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles en todo su territorio. Sin duda, será la oportunidad de recuperar el rumbo perdido.
¿Seguirá la oposición de Latinoamérica el buen ejemplo del Partido Popular de España? ¡Ojalá que sí!