miércoles 22  de  octubre 2025
OPINIÓN

La Iglesia ha sentenciado a Maduro

La jerarquía de la Iglesia vaticana encontró en la canonización de dos santos venezolanos, José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, el mejor momento para manifestar su discrepancia con el tirano Maduro

Diario las Américas | IBÉYISE PACHECO
Por IBÉYISE PACHECO

La arquidiócesis de Caracas ha suspendido el evento que con motivo de la canonización de nuestros dos santos se celebraría en el estadio Monumental. La versión oficial argumenta que el espacio sería insuficiente para tanta gente que asistiría.

Esa excusa es una mentira. La proyección de asistencia no era optimista ante la certeza de la intención de Maduro de convertir el encuentro en un acto de apoyo político. En cambio, la convocatoria de María Corina Machado había sido para que la gente se trasladara a las iglesias de barrios y parroquias a celebrar rezando. Ahora la Iglesia local convoca a lo mismo.

La jerarquía de la Iglesia vaticana encontró en la canonización de dos santos venezolanos, José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, el mejor momento para manifestar su discrepancia con el tirano Maduro, y en ese proceso, la autoridad eclesiástica de Caracas, el arzobispo Raúl Biord, no salió bien parado. El Vaticano conoce los pecados del dictador y está enterado de sus aliados.

Una homilía pronunciada por el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín, completó el gozo de la mayoría de los venezolanos. Realmente lo expresado por el cardenal fue profecía, fue una sentencia para Nicolás Maduro quien equivocadamente confiaba engañar al Papa a través de generoso lobby y su cercana relación con el arzobispo de Caracas, Raúl Biord Castillo y el director de la Universidad Católica Andrés Bello, Arturo Peraza, pero se estrelló.

Maduro también fracasó en su intento de desacreditar al cardenal Baltazar Porras quien por el contrario se llevó las loas merecidas por su esfuerzo y tenacidad para que José Gregorio Hernández, alcanzara los altares. El tirano llegó a decir que fue por él que el papa Francisco se había enterado de quién era el médico de los pobres. Más que mentira eso es una infamia … que se le revirtió.

El resultado fue que el cardenal Porras recibió trato deferente de parte del Papa León XIV.

Antes de la homilía, el cardenal Porras denunció ante los medios la terrible situación del país y se sumó a la angustia de los familiares de los presos políticos, aislados, torturados. Sus palabras resultaron implacables con la tiranía y solidarias con el dolor de los venezolanos.

Por otra parte, la prédica del cardenal Parolín desde el púlpito de la Basílica de San Pedro expresó solidaridad con los fieles. La homilía fue muy importante porque fijó además con su metafórico lenguaje, una clara posición frente al régimen, dejando en evidencia a quienes desde la Iglesia venezolana se han acercado convenientemente a la dictadura.

La relevancia de esta homilía es indiscutible y se debe tener claro que cuando el secretario de Estado del Vaticano predica en una misa, está hablando en nombre del Papa y de la Santa Sede; no lo está haciendo como funcionario diplomático.

El cardenal Parolín transmitió un mensaje poderoso con unas palabras de inmenso valor simbólico.

Y en algunos momentos fue directo al corazón venezolano. Parolín puede hacerlo, nos conoce desde cuando fue Nuncio en Venezuela. Con seguridad ninguno de los términos utilizados fue casual, así que cuando solicita “Abrir las prisiones injustas” hace una acusación directa al régimen como el ejecutor de represión.

Y en términos metafóricos los expertos explican que Parolín con la precisión del lenguaje litúrgico, al referirse a la necesidad de abrir las prisiones injustas, utiliza una palabra profética, algo que va mucho más allá de una opinión política. La lectura correcta del mensaje es que Nicolás Maduro está del lado opuesto del evangelio.

El Vaticano a través de Parolín ha interpelado al régimen. En cambio, y por contraste, cuando Parolín habla en plural y se refiere a nuestro país como la querida Venezuela, está asumiendo el rol del pastor que abraza a todo un pueblo.

La homilía pronunciada por Parolín resultó también aliento para los presos políticos y sus seres queridos que con valentía y tenacidad se apostaron en el Vaticano en vigilia, visibilizando la tragedia de centenares de inocentes torturados y sin juicio justo.

Cada palabra, lectura o gesto expresó valor teológico y político al mismo tiempo. “Solo así querida Venezuela, podrás responder a tu vocación de paz si la construyes sobre los cimientos de la justicia, de la verdad, de la libertad y del amor, de los respetos a los derechos humanos, generando espacios de encuentro y convivencia”.

Exactamente lo que expresamos los venezolanos el 28 de julio del año pasado y lo que han defendido Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.

En realidad, el Vaticano ya no le habla a Maduro; se dirige al pueblo venezolano y al resto del mundo para describir quién es el personaje que tanto daño le ha hecho al país.

El dictador ha quedado expuesto a un juicio moral. El mensaje fue leído a la luz del apóstol Juan: Quien oprime, quien encarcela injustamente, quien gobierna desde el odio o el miedo permanece en la muerte.

Maduro moralmente ha sido sentenciado.

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