lunes 2  de  diciembre 2024
OPINIÓN

Maduro y su desastre humanitario

Esta semana conocíamos un informe de la Iniciativa de Investigación sobre Inmigración que revela que, en marzo de 2024, Venezuela es el primer país de procedencia de los refugiados que han recalado en Florida

Por MANUEL AGUILERA

“Las personas refugiadas son aquellas que huyen de conflictos y persecuciones. Se trata de una figura que el derecho internacional define y protege; por tanto estas personas no deben ser deportadas ni devueltas a contextos en los que peligran su vida y su libertad”. Es la define y explica ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados. Así que leyendo esta definición no debería ser ningún honor -más bien una vergüenza- ejercer de presidente de un país que no puede garantizar la vida, la seguridad y la libertad de sus gobernados.

Esta semana conocíamos, a través de Infobae, un informe de la Iniciativa de Investigación sobre Inmigración que revela que, en marzo de 2024, Venezuela es el primer país de procedencia de los refugiados que han recalado en Florida. El segundo lugar lo ocupa Siria, lo que nos da una nueva perspectiva de la magnitud del desastre humanitario que se vive en el país gobernado por Nicolás Maduro. También nos advierte de que el problema lejos de arreglarse ofrece nueva cifras que generan preocupación, en paralelo a la “guerra sucia” auspiciada por el chavismo contra una elecciones presidenciales libres y en el contexto de la insistencia en las sanciones económicas que fomentan entre la población el “sálvese quien pueda”. Y quiénes pudieron fueron los 112 venezolanos acogidos en la Florida como refugiados en marzo, casi el doble de los 68 sirios que llegaron al estado del sol con el mismo objetivo.

Hay que recordar que en la última década, el estado de Florida ha sido parada final de una significativa llegada de refugiados, sumando más de 17,100 personas. No es sencillo para un refugiado empezar de cero en otro país. Además de lo complejo que es demostrar que cumples los requisitos para ser considerado como refugiado, necesitas labrarte un futuro profesional en un país con un idioma y costumbres distintas con un nivel de vida muy superior al de tu país de origen.

Tampoco es fácil para la autoridades del estado acoger la incesante llegada de personas en este estado de necesidad. Requiere recursos económicos y logísticos que en el caso de Florida se impulsan dentro de la voluntad política bipartidista de ayudar al pueblo venezolano mientras se escuchan de fondo los patéticos discursos “antiimperialistas” elaborados por los líderes del chavismo. Especialmente sangrantes han sido las continuas referencias de Maduro y Diosdado a que muchos venezolanos estén en el sur de la Florida limpiando inodoros.

No es razonable ni lógico pensar que los 7,7 millones de venezolanos refugiados y migrantes procedentes de Venezuela tengan como objetivo limpiar inodoros pero muchos de ellos están dispuestos a empezar de cero y a tomar empleos de la escala más baja con tal de escapar del infierno chavista.

Un infierno político que puede empezar a despejarse si finalmente Edmundo González -a las que las encuestas vaticinan una aplastante victoria- se puede medir en igualdad de condiciones a Nicolás Maduro. He escrito en columnas anteriores que Venezuela necesita una transición profunda más allá de la elección presidencial, unas nuevas reglas de juego que incluyan al poder legislativo, al judicial, a los medios de comunicación y al ejército pero sin resolverlo todo, ganar la presidencia podría ser un primer paso.

El otro infierno es el económico. Falta de sector productivo, despilfarro de dinero público, corrupción, falta de seguridad jurídica para inversores extranjeros, huida de la población más cualificada y además de todo eso, sanciones que empobrecen y asfixian más a los venezolanos.

Para revertir ambos infiernos -no ya en paraísos- simplemente en un lugar razonable para vivir necesitamos parar la diáspora. Necesitamos que esos millones de venezolanos regresen a su tierra y ayuden en la reconstrucción política y económica del país. EEUU tiene un papel protagonista en esa tarea, empujando al cambio político pero también implementando medidas económicas que den oportunidades de empleo y mejora a los venezolanos.

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