No hay duda de que, al menos por ahora, la mayor ventaja del presidente Donald Trump sobre sus rivales demócratas en las elecciones presidenciales de 2020 es la economía. Pero de continuar con sus guerras comerciales, podría menoscabar ese beneficio.
Los expertos en inversiones han advertido durante algún tiempo que si bien la economía de Estados Unidos ha tenido un buen desempeño, estamos ante la posibilidad de una recesión. Esto sería un desastre político para Trump porque una economía saludable le aseguraría un segundo mandato en la Casa Blanca.
Las dudas sobre el rumbo de la economía durante los próximos meses estarán ligadas en gran parte a las preocupaciones de la guerra comercial con China, el distanciamiento con la Unión Europea, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la reciente batalla comercial con México, que se encuentra bajo una tregua indefinida.
El mandatario parece estar seguro de que en el caso de China, como en el de México, finalmente llegará a un acuerdo para eliminar los aranceles que impuso a sus exportaciones comerciales.
El problema con China es que Pekín podría apostar, tomando en cuenta la coyuntura política electoral en Washington, a que Trump buscara a toda costa un acuerdo comercial con el presidente Xi Jinping, cediendo más de la cuenta, con el fin de presentarlo como un logro de su gestión.
Trump, por supuesto, deberá estar consciente de los cálculos de China para equilibrar su determinación sobre un acuerdo comercial que beneficie a Estados Unidos y que de igual manera refuerce sus posibilidades electorales.
Las negociaciones sobre la imposición de aranceles a México tuvieron siempre como meta el espinoso tema de la inmigración, para forzar un compromiso con el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Así lo confirmó la representante de México ante la Casa Blanca, cuando dijo recientemente en una entrevista que el acuerdo tenía como objetivo “evitar la imposición de aranceles y seguir trabajando en temas de inmigración”.
“Es una declaración conjunta de principios, que es la base para la hoja de ruta que debemos seguir en los próximos meses sobre inmigración y cooperación en temas de asilo y desarrollo en América Central”.
La meta es bajar el número de inmigrantes a los niveles del año pasado. Por eso, las conversaciones técnicas continuarán casi semanalmente durante noventa días.
Sin embrago, el mayor desafío para Trump es China, luego de que la semana pasada el presidente Xi Jinping y el presidente ruso Vladimir Putin firmaron un acuerdo por $20 mil millones de dólares para ampliar la cooperación en los rubros de tecnología y energía.
Esto incluye un acuerdo para China vender tecnología de comunicaciones 5G a Rusia, algo que los chinos no han logrado en Estados Unidos, después de que Trump prohibió el año pasado que esta nueva tecnología, utilizada por la compañía china Huawei, fuera utilizada por el Gobierno estadounidense o sus contratistas.
Los servicios de inteligencia estadounidense convencieron a la Casa Blanca de que la tecnología 5G de Huawei podría usarse como una herramienta de espionaje y es que, según la ley china, todas las compañías están obligadas a asistir a las agencias de inteligencia de China cuando sea necesario.
Los aranceles comerciales impuestos por la administración Trump y la prohibición de la tecnología 5G de Huawei han enfriado las relaciones entre Estados Unidos y China, mientras los líderes chinos y rusos si confirmaron su “especial amistad”.
Si bien Trump manifestó desde un principio que quiere fortalecer las relaciones con Xi y Putin, sus intenciones se han visto socavadas por una amplia gama de temas: los aranceles comerciales con China, la continua militarización de Pekín en el mar de China Meridional, las desavenencias con Rusia, el tema de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, además de los continuos desacuerdos sobre las intervenciones rusas en Ucrania, Siria y Venezuela.
No hay duda de que el estado de la economía de Estados Unidos desempeñará un papel clave en los futuros desafíos de Washington, por lo que Trump necesita un acuerdo comercial con China no solo para evitar un impacto económico negativo, sino también para mostrar a los votantes de todo el país que sus promesas de campaña se han cumplido.