sábado 7  de  diciembre 2024
OPINIÓN

Revoquen las visas de los manifestantes que están apoyando a Hamás

EEUU debe deportar a las personas que no son estadounidenses y que han participado en dichos disturbios

Por MARCO RUBIO y AUGUST PFLUGER

La Primera Enmienda garantiza a todos los norteamericanos el derecho a la libertad de expresión, pero nadie tiene derecho a destruir la propiedad privada, ni de invadir terrenos ilegalmente o atacar a personas inocentes. Esta es la razón por la cual los rectores universitarios están justificados en desmantelar las protestas anti israelíes que se han convertido en disturbios. Sin embargo, podemos y debemos ir un paso más allá: EE.UU. debe deportar a las personas que no son estadounidenses y que han participado en dichos disturbios.

La ley existente prohíbe la entrada a EE.UU. de cualquier extranjero que “respalde o proponga actividades terroristas”. Esto es algo de sentido común. ¿Por qué un gobierno permitiría la entrada de individuos que simpatizan con terroristas al país que han sido electos de proteger? Después de todo, no existe un derecho universal a venir a EEUU. Eso es un privilegio que ciertamente no debería extenderse a quienes desean el derrocamiento de todo nuestro sistema de gobierno.

Las personas que están en nuestro país bajo una visa tampoco tienen derecho a permanecer en EE.UU. si violan los términos de dicho permiso. El gobierno de EE.UU. puede, y debe, expulsar a aquellos individuos que infringen la ley. La ley es absolutamente clara en este punto, como lo confirmó el Departamento de Estado el año pasado. Lamentablemente, la Administración Biden no actúa al respecto. Ya sea por miedo a un litigio o a una reacción de su base política, de pronto a ambas cosas, pero no importa: el gobierno tiene la obligación de protegernos.

Como legisladores norteamericanos, no podemos forzar al presidente en esto, pero podemos eliminar cualquier ambigüedad legal en torno a la cuestión del tema de deportación. Nuestra legislación bicameral haría precisamente eso, explícitamente revocando las visas de extranjeros que apoyan a Hamás, Hezbollah, ISIS, Al-Qaeda, la Jihad Islámica Palestina o cualquier grupo relacionado.

Esta medida merece apoyo bipartidista. Nadie, ya sea republicano o demócrata, debería querer privilegiar a aquellos que celebran la violencia indiscriminada contra EE.UU. y nuestros aliados. Sin embargo, los demócratas progresistas en el Congreso han obstruido la aprobación de nuestra legislación. Ellos afirman que están protegiendo la Constitución, pero como no existe ningún derecho constitucional a una visa, es justo decir que realmente tienen miedo de enojar a su base radical.

Hoy, una mayoría de los demócratas se oponen a las acciones de Israel en Gaza. Una porción más pequeña, pero increíblemente activa, del partido demócrata respalda a Hamás y a sus partidarios en Teherán, a pesar de las matanzas, violaciones y secuestros a cientos de civiles inocentes, incluyendo a más de 40 americanos, el 7 de octubre del 2023. Estos fanáticos están instruyendo a activistas y estudiantes a alzar sus voces diciendo: “Muerte a EE.UU.” y “Quemen a Tel Aviv hasta los cimientos”. Ellos también están presionando a sus legisladores en EE.UU. a que no cumplan con su deber.

No podemos permitir que estos radicales se salgan con la suya. Es por esto que pasar nuestra legislación es tan importante. Cuanto más cedamos ante las amenazas del movimiento pro-Hamás, más se expandirá su poder e influencia en nuestro país. En cambio, el incentivar al gobierno de EE.UU. a qué deporte a manifestantes extranjeros que apoyan a Hamás y son anti-estadounidenses enviaría un mensaje claro que los matones de extrema izquierda serán sujetos a lo que exige la ley.

El pasar nuestro proyecto de ley también es un tema de seguridad nacional. Según el director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), Christopher Wray, la guerra en Gaza ha traído el peligro del terrorismo en EE.UU. a un “nivel completamente diferente”. En un momento así, debemos recordar que nuestra responsabilidad número uno es proteger las vidas de los norteamericanos de cualquier daño. No tenemos responsabilidad alguna de permitir que los partidarios del terrorismo vivan dentro de nuestras fronteras.

Es hora que el Congreso demuestre unidad y fuerza en contra de los fanáticos pro-Hamas. Se están violando las leyes y la paz pública está bajo asedio. Lo peor de todo es que los norteamericanos temen por sus vidas por el simple hecho de ser judíos. Nunca debimos haber permitido que las cosas llegaran a este punto. Lo mínimo que podemos hacer ahora es responsabilizar a los delincuentes extranjeros que están violando nuestras leyes.

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