Con cita bíblica comienza la reciente y dramática exhortación que la Conferencia Episcopal Venezolana dio a conocer el pasado 28 de mayo. Mueve sentimientos e invita a la reflexión: “Se oye una voz de alguien que llora amargamente”. Dicen nuestros obispos que además de la pandemia del COVID-19 que compartimos con el mundo, y que ahora “se extiende masivamente en el país”, “sufrimos los estragos de los graves problemas económicos, políticos y sociales que se intensifican cada día más, generando sufrimiento e incertidumbre en la población”.
En nombre de VenAmérica nos pronunciamos el pasado sábado 29 sobre la exhortación de la Conferencia Episcopal y la sentencia del ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia al servicio de Maduro, que usurpando funciones en decisión risible –si no fuera trágica– desconoce la legítima Asamblea Nacional de Venezuela y a sus autoridades encabezadas por Juan Guaidó. Entonces hicimos una invitación en términos muy semejantes a los del reciente pronunciamiento de la Sala Plena del TSJ legítimo, que la pasada semana decidió: “Hacer un llamado a la comunidad internacional y al pueblo venezolano a constituirse en un bloque de fuerza unido, para rechazar y expresar enérgicamente su repudio a esta nueva acción y a las anteriores, que conllevan al resultado de un constante fraude jurídico que ofende plenamente la Constitución…”. Nosotros añadimos y ratificamos ahora que el presidente Guaidó debe asumir cabalmente el liderazgo que la República ha colocado en sus manos y generar acciones con la participación de todos, sin exclusiones, convocando al liderazgo internacional a acciones concretas.
“Es inaceptable que continúe la situación que vivimos”, sostiene la Conferencia Episcopal: “Ya ha quedado atrás el tiempo de las palabras: debemos comprender no solo los síntomas, sino sus causas económicas, políticas y sociales; no debemos reducirnos a aliviar los efectos, sino acompañar y alentar los procesos para que se den las transformaciones y los cambios necesarios a nivel político, social y económico. Lo más urgente a la vista de la inmensa catástrofe nacional, material, institucional y social que padecemos es una acción moral de gran calado, una sacudida ética y una convergencia político-social que nos encauce hacia el gran deseo común: un cambio fundamental”.
“No es eliminando al que piensa diferente que se saldrá de esta crisis, sino incluyendo en la búsqueda de soluciones concertadas a todos los factores políticos y a las distintas instituciones que hacen vida en el ámbito nacional: militares, académicos, universitarios, empresarios, profesionales, estudiantes y trabajadores, organizaciones no gubernamentales, confesiones religiosas y todos en general”. Añaden nuestros obispos en su exhortación: “La desunión y el perenne enfrentamiento agravan la situación y nos hunden más como pueblo. Venezuela no podrá salir de esta situación, si el pueblo todo no interpela definitivamente a las autoridades y al conjunto del liderazgo político, social y cultural, y se declara en emergencia nacional”.
Desde VenAmérica compartimos plenamente, desde hace ya un buen tiempo, su invitación a la acción. Hoy ratificamos y decimos con ellos en su más reciente exhorto: “Llamamos, pues, escuchando a nuestro pueblo, a un acuerdo nacional inclusivo de largo alcance”. Llamamos a la constitución inmediata del gobierno de emergencia, al cual ha convocado Guaidó con respaldo de la comunidad internacional.
www.venamerica.org
Los autores son el presidente y el vicepresidente de VenAmérica, respectivamente