jueves 13  de  febrero 2025

Tres riesgos de 2014

Diciembre es época de recapitulaciones. Enero, de previsiones.
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Una de las más seguidas es la de la consultora de riesgo político neoyorkina Eurasia Group.

El riesgo político no es más que analizar el análisis del impacto de la actividad política en el mundo de la empresa y viceversa.

Es una industria que está creciendo, a medida que los Gobiernos ganan influencia en la actividad económica, y que las empresas entran más y más en mercados emergentes en los que la regulación todavía está en fase de elaboración.
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Las previsiones de Eurasia Group para 2014 están en la página web corporativa de la empresa, a disposición de quien quiera consultarlas, así que no voy a entrar en ellas.

Pero el viernes de la semana pasada, cuando el estudio aún no había sido hecho público, tuve ocasión de hablar por teléfono con Ian Bremmer, el fundador y presidente de la compañía.

Bremmer enfatizó que los riesgos políticos más destacados para 2014 son dos: la política exterior de Estados Unidos y la política interna de China. Para la audiencia de DIARIO LAS AMÉRICAS yo añadiría un tercer elemento: los problemas de los productores tradicionales de petróleo.
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La política interna de China es importante porque Beijing ha abandonado su programa de reformas graduales (o, en la última década, de escasas reformas) por una acelerada marcha al capitalismo.

Más reformas implican un modelo diferente de crecimiento, con más consumo interno y menos inversión, sobre todo en construcción. Pero también conllevan riesgos políticos. Y, ahí, Beijing parece haber optado por un control todavía mayor de la disidencia.
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El cambio interno en China se suma al cambio de la política exterior de Estados Unidos, que es un problema, según Bremmer, porque está desapareciendo.

Desde hace más de seis décadas, EEUU ha sido un país muy proactivo fuera de sus fronteras, para bien y para mal. Ahora, eso está cambiando.

No cabe esperar de Washington nada especial en la esfera mundial, con la excepción de las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán que, en el fondo, lo que persiguen es desvincular a Estados Unidos de Oriente Medio. n

Estados Unidos se ha 'despedido' del mundo por dos razones. Una es estructural y previsible: el auge de China ha reducido el poder económico estadounidense y, sin dinero, no hay política exterior. EEUU no está en decadencia.

Lo único que le pasa es que no supone ya la mitad de la economía mundial (como en la década de los cincuenta), ni la cuarta parte (como en los noventa), ni la quinta parte, como en la primera década del siglo XX.
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El otro elemento es más coyuntural, y se llama Barack Obama. Al actual presidente no le interesa la política exterior, a la que considera un campo minado en el que es fácil equivocarse y difícil obtener beneficios políticos.

La opinión pública estadounidense, además, está en una de sus tradicionales fases aislacionistas y, con la excepción de ciertas comunidades (entre las que destacan la cubana y la judía) su interés por lo que pase fuera de las fronteras del país es nulo. nPero, además, está el componente energético.

La última etapa de aislamiento de Estados Unidos fue en la década de los noventa, cuando el precio del barril de petróleo llegó a caer por debajo de los 10 dólares, que es la décima parte de su nivel a lo largo de 2013. Ahora, el crudo está cerca de los 100 dólares.

Pero Estados Unidos tiene una ayuda inesperada: su producción de crudo está aumentando de forma increíble gracias al fracking, sobre todo en Dakota del Norte y en Texas.
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EEUU ha dejado de importar petróleo de Nigeria. Y, casi con total certeza, en los próximos años veremos cómo elimina o reduce las restricciones a la exportación de crudo.

Eso está teniendo un impacto considerable en el esto del mundo. La decisión del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, de liberalizar el monopolio petrolero de su país, es en parte una reacción a la renovada producción de Estados Unidos.

Porque, más pronto o más tarde, EEUU empezará a limitar sus compras de crudo mexicano. nHay otros tres países afectados. Uno es Arabia Saudí, que hasta ahora ha controlado el mercado mundial de petróleo porque tiene la capacidad de aumentar la producción a voluntad.

La situación de Rusia y, sobre todo, de Venezuela, es la contraria: ambos países dependen de la exportación de petróleo, y están bombeando todo lo que pueden.

Si EEUU pone más en el mercado mundial, sus perspectivas para 2014 son complicadas.

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