La serie de ataques aéreos israelíes contra las instalaciones nucleares de Irán representan un nuevo desafío para el presidente Donald Trump.
El mandatario ha repetido hasta el cansancio que no quiere que Estados Unidos se involucre en más guerras o al menos no en aquellas que otras naciones puedan librar por sí mismas.
Tal vez por eso, La Casa Blanca aclaró que no tuvo participación en la decisión de Israel de atacar las instalaciones nucleares, aunque los devastadores bombardeos favorezcan los intereses de Estados Unidos dado que Trump y sus predecesores también han dicho que nunca permitirían que Irán adquiriera una bomba nuclear.
Parece difícil que, por la ofensiva israelí, se eliminen por completo las instalaciones nucleares, ya que las plantas más secretas se encuentran bajo hormigón y acero reforzado, a aproximadamente 800 metros de profundidad.
Sin embargo, el daño causado por los israelíes retrasará considerablemente el programa nuclear de Irán y podría dar tiempo para negociar.
Si la diplomacia internacional fracasa, solo Estados Unidos tiene las armas para penetrar tan profundamente en los búnkeres nucleares y destruirlos.
Entonces, ¿qué hará Trump?, ¿se unirá a Israel para eliminar finalmente la amenaza nuclear que representa Irán?
Aunque Irán sigue siendo parte del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) declaró que Irán incumplió sus obligaciones.
Las suspicacias sobre las intenciones finales de Israel van en aumento en cuanto a que van más allá del programa nuclear y buscan favorecer un cambio político en el liderazgo del país islámico.
“Creo que los israelíes buscan debilitar considerablemente el régimen, si no mediante el uso de su fuerza militar, para crear las condiciones necesarias para que pueda ser derrocado por el pueblo iraní” según Steven Cook, del programa de Estudios de Oriente Medio y África, del Council on Foreign Relations.
Ahora bien, si la intención es destruir todo el proyecto nuclear iraní, en algún momento será necesaria la intervención militar de Estados Unidos, como el mismo Trump admitió hace poco "Es posible que nos involucremos".
Igualmente, Trump expresó su disposición a que el presidente ruso, Vladimir Putin, actúe como mediador, aunque la Comisión Europea esté en contra, por carecer el Kremlin de credibilidad.
El Medio Oriente, ya está dentro de una gran agitación como para que se produzca una guerra a gran escala entre Israel e Irán que podría cambiar la dinámica actual en la región.
Estados Unidos es el único país con el poder y la influencia necesaria, para evitar una conflagración más grave y poner fin a esta última crisis.
No cabe duda de que a los vecinos de la región también le conviene que Irán nunca consiga desarrollar armas nucleares y por eso, independientemente del resultado de la arremetida israelí, el objetivo es que Teherán y sus líderes abandonen cualquier ambición de seguir este peligroso camino.
Pase lo que pase en las próximas semanas, Washington querrá proteger a Israel de las represalias de Irán, lo que significa que se verá arrastrado a participar en una guerra que podría extenderse por todo Oriente Medio, con consecuencias insospechadas.
