miércoles 1  de  enero 2025
OPINIÓN

Un Papa sabio, humilde y centrado en el amor

La muerte del Papa Emérito Benedicto XVI me ha conmovido
Diario las Américas | MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ
Por MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ

Desde antes de su nombramiento como Papa tengo gran admiración por el Cardenal Joseph Ratzinger. Me atrajo su claridad intelectual, su dedicación al estudio, su valentía en la defensa de la doctrina católica. Su radical enfrentamiento al relativismo que desde hace mucho tiempo viene debilitando el respeto a la verdad y carcomiendo las bases de la cultura occidental.

Le tocó enfrentar muy difíciles circunstancias.

Suceder a un Papa con enorme carisma y gran admiración universal: San Juan Pablo II que además de sus innegables virtudes vivió los frutos de su colaboración para la liberación de su patria Polonia, del fin de la Guerra Fría y del colapso del comunismo.

Además, al Papa Benedito XVI le tocó enfrentar los excesos de la curia romana, y los problemas financieros que se habían acumulado.

Y sobre todo afrontar la inmoralidad de la pedofilia entre miembros del clero.

Dio cara a esos difíciles temas de frente, y como a toda persona a la que le toca destapar problemas pestilentes, le afectó el hedor de esos hechos.

Por primera vez un Papa se reunió con as víctimas de los abusos sexuales del clero, pidió disculpas a las víctimas, y acometió las reformas para prevenir y reparar esos abusos. La Iglesia ha seguido enfrentando esos horrorosos problemas transitando por el camino que el Papa Benedicto XVI abrió.

Fue un gran teólogo, y muchos con conocimientos al respecto lo consideran el mejor teólogo de los 266 sucesores de San Pedro.

Centró su teología en el amor. En que Dios es amor y que se nos manifiesta en Jesús.

Es famoso el primer párrafo de su primera encíclica Deus Caritas est: “Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. En su Evangelio, Juan había expresado este acontecimiento con las siguientes palabras: «Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna» (cf. 3, 16).”

Esa centralidad para el catolicismo del encuentro con el acontecimiento del nacimiento, vida, muerte y resurrección de nuestro redentor Jesús, guio la construcción que hace Benedicto XVI de las relaciones y los acuerdos entre fe y razón.

El amor y la verdad no se enfrentan, ambos se originan en Dios. En su última encíclica Caritas in Veritate nos lo dice al puro inicio: “La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta. Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32). Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. Ésta «goza con la verdad» (1 Co 13,6).

El Cardenal Ratzinger escogió el nombre del Santo Patrono de Europa San Benito (Benedictus en latín) y vivió una lucha permanente por la reconversión de su continente arrasado por el laicismo cultural. Pero ello no le impidió ser inspiración para la Reunión y las Declaraciones de los Obispos de América Latina en Aparecida, donde descolló el Cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco. Fue un Papa que abrió las puertas del Papado al resto del mundo.

Acompañó su rigor intelectual y su amor al estudio con la modestia y la humildad en su vida. Al ser electo Papa manifestó ser “un humilde trabajador en la viña del Señor”. Y Así lo fue siempre.

Quienes tuvieron el privilegio de conocerlo de cerca son unánimes en resaltar su modestia y su extraordinaria capacidad de escuchar.

Gracias por su vida Papa Benedicto XVI. Dios lo tiene en Su Gloria.

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