El gobierno de Raúl Castro acaba de lanzar este viernes uno de sus típicos zarpazos represivos contra la sociedad civil cubana. n
Los operativos policiales contra figuras del movimiento opositor terminaron en arrestos y decomisos de juguetes que los activistas habían logrado reunir, con apoyo de exilados cubanos, para festejar el Día de Reyes y traer alegría a hijos de prisioneros políticos y de defensores de los derechos humanos en la isla. n
La violencia represiva se agitó desde tempranas horas de la mañana, irrumpiendo en casas de los disidentes y ocupando dinero y otros bienes de trabajo como computadoras, teléfonos celulares y cámaras fotográficas. n
No es de extrañar que esta avalancha de terror se produzca apenas 48 horas de que el gobernante Raúl Castro reconociera las preocupaciones de su régimen sobre el pesimismo y la incertidumbre que se manifiesta en la sociedad cubana sobre el futuro del país, lo que atribuyó u2013para no cambiar la costumbre- a planes externos y maniobras del poder global. n
En realidad, este ejercicio desesperado de la policía política es una evidencia del temor castrista ante el futuro. Un futuro que necesariamente tendrá que ser de democratización y libre expresión ciudadana, en manos de la juventud que hoy tanto preocupa a los octogenarios que detentan el poder tras 55 años de dictadura. n
En el desespero, el régimen ha dado muestras de ridiculez y chapucería propagandística. No hay nada más que recordar a esa pionera subida en la tarima del Parque Céspedes de Santiago de Cuba, declamando un discurso impostado de adoración a Fidel y Raúl Castro como u201c padres de la patria u201d. n El tiempo, sin dudas, no está a favor de Raúl Castro y su cúpula de viejos represores.