miércoles 22  de  enero 2025
Cuba

Willy Toledo, odiador de triunfos y libertades

Ortega no sería un gusano y un traidor para Toledo si hubiera competido por la selección cubana, y dedicado su medalla a Fidel o Raúl Castro. O mejor, a los dos
Diario las Américas | LUIS LEONEL LEÓN
Por LUIS LEONEL LEÓN

Luis Leonel León

@luisleonelleon

Willy Toledo es un actor madrileño que en los últimos años se ha ganado más atención por sus exabruptos y por su insistente promoción del absolutismo cubano que por sus interpretaciones. Recién ha vuelto a cometer otra de sus tristes trastadas. Y le ha salido bastante mal.

Días atrás utilizó su cuenta de Facebook para insultar al deportista cubano, nacionalizado español, Orlando Ortega, quien en los juegos olímpicos de Río conquistó la medalla de plata en los 110 metros vallas, colocando a España, luego de 12 años, otra vez en el medallero. Un gran resultado que nada significa para la ceguera y el rencor de Toledo, que no sólo aborrece a Ortega poro haberse escapado del comunismo caribeño y competir y triunfar en la selección española, sino que también odia a España.

La escena que desató la agresión de Toledo contra Ortega, es ésta: Al finalizar la carrera, el velocista, notablemente emocionado, para celebrar su triunfo fue en busca de una bandera española. Antes de poder alcanzarla le ofrecieron una bandera cubana, pero no la aceptó, siguió buscando la bandera con la que había competido, y con la que finalmente se envolvió, como era lógico. ¿Qué sentido tendría celebrar la victoria de España con la bandera cubana? Esto sólo cabe en mentes fanatizadas y resentidas como la de Toledo.

Por ello intentó denigrar al subcampeón olímpico. El descrédito es un arma que la extrema izquierda suele emplear para atacar no sólo a sus oponentes sino a todo el que simbolice o elija una opción contraria. Bien lo sabe Toledo. De ahí que según su criterio, el atleta que le brindó alegría y orgullo a España con la medalla de plata, no es un héroe, sino “un gusano pero también un pobre hombre, así que no le deseo en absoluto todo el mal que ya se encargará de hacerle esta España miserable y sus miserables autoridades, cuando deje de ganar medallas”, escribió el actor en su Facebook, donde también dijo de Ortega: “Olvida que Roma no paga traidores, cosa que todo cubano debería tener siempre presente”.

Ortega no sería un gusano y un traidor para Toledo si hubiera competido por la selección cubana, y dedicado su medalla a Fidel o Raúl Castro. O mejor, a los dos. Y, por supuesto, a la revolución. Trágico retrato de no pocos deportistas cubanos, perfectamente amaestrados, temerosos o mal educados en la doble moral socialista que defiende Toledo. No en balde en 2013, se fue a unas vacaciones revolucionarias a Cuba.

Para el actor seguramente sería un hermosísimo ejemplo de internacionalismo proletario que los atletas de Cuba y Venezuela, cada vez que ganasen una medalla, desfilaran con ambas banderas, como muestra de solidaridad y de la ideológica unidad latinoamericana que él enaltece. Pues para Toledo las banderas de Cuba y Venezuela no son emblemas de dos países diferentes, sino escudos de la misma cruzada política.

Ortega, que el próximo 29 de julio cumplirá 26 años, se formó como deportista en Cuba. Y en 2013, en el Mundial de Moscú (contrario al rumbo de Toledo, que se fue a la isla a apoyar la revolución) desertó y se instaló en España. Y aunque al Toledo le moleste, Ortega está satisfecho de su nuevo país, donde por primera vez se siente un ciudadano libre. Por eso dedicó su medalla a su familia, amigos, entrenadores, y al pueblo español que le brindó su apoyo y confianza. Lo cual no significa que no quiera o reniegue de su país de origen, ni que haya dejado de ser cubano. Ojo: país no es gobierno ni ideología, como pretende hacer creer el fracasado izquierdismo latinoamericano, que Toledo tanto desea importar a España (aparta de ti ese cáliz).

A los españoles, por suerte, no les gustó el acto de repudio de Toledo contra Ortega. Y las críticas no se hicieron esperar. Por ello volvió a escupir su rabia: “Me cago siete veces en vuestra medalla, fruto del compromiso de la Revolución Cubana con el ser humano y comprada con vuestro sucio dinero robado al pueblo trabajador español, y le deseo el señor atleta que sobreviva de la mejor manera posible al olvido y, de nuevo, a la pobreza. A ésa pobreza que él aún no conoce, la pobreza y el desprecio del capitalismo racista, que todo lo convierte en miseria”.

También se refirió a Ortega como “un señor al que hace sólo dos días ignoraban y hace solo dos años todos ellos despreciaban por pobre, por negro y por cubano. Ahora ya no es pobre, ni negro, ni cubano. Ahora es una medalla”. Estos comentarios de Toledo, además de sí ser racistas, carecen de sostén, pues los logros del joven y talentoso Ortega, no apuntan a la pobreza ni al olvido, sino a todo lo contrario.

En Facebook los nuevos insultos de Toledo tuvieron un impacto aún más negativo. Y debido a la gran cantidad de denuncias, la cuenta al actor fue cerrada durante un mes, pues no es la primera vez que Toledo viola las normas de la red social. Él mismo confesó que es la quinta vez que le cierran la cuenta. Al menos por un tiempo estaremos libres de sus barrabasadas y su ira.

Para este hipócrita actor, la actitud de Ortega fue una traición al desprestigiado régimen cubano, que a pesar de haber demostrado durante más de medio siglo su naturaleza antidemocrática y el enorme desastre de su sistema socioeconómico, él no deja de defender. Claro, éstas no son verdades para Toledo, sino invenciones de los cubanos que nos fuimos de Cuba, los gusanos que aquí en Miami nos hemos puesto al servicio del Imperio. Patético Toledo. Siempre habrá quién le crea esas viejas falacias, pero la triste imagen de la isla cautiva, a pesar del mal llamado “deshielo”, a pesar de las consignas y la cortina de humo, es una realidad cada vez más difícil de silenciar y justificar.

Pobre Toledo, cuya aversión no es sólo contra los cubanos que se fugan o revelan contra el fascismo insular de los Castro. Tal como sucede con Pablo Iglesias y los demás demagogos de Podemos, disfrazado de antisistema y de socialista, su odio es contra la democracia occidental. Recordemos que para Toledo, los terroristas del Estado Islámico no son culpables de los asesinatos que cometen sino simples víctimas. Cuando los yihadistas perpetraron el horrible atentado contra el semanario francés Charlie Hebdo, el actor no lo lamentó, sino que desde una postura aleccionadora y resentida, alegó que Occidente asesinaba a millones de personas diariamente. Y justificó el acto terrorista con estas palabras: “El Pentágono y la OTAN bombardean y destruyen países enteros, asesinan a millones, cada día. ¿De verdad esperamos que no hagan nada?”.

Qué pena Willy. Perfecto odiador de triunfos y libertades. Indecente y fatídico propagandista de esa arcaica fábrica de miserias y disfraces que es la dictadura cubana. Utensilio desechable de la política exterior de un gobierno que, igual tú, detesta a su pueblo.

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