Este fin de semana se celebra el Día del Periodista en Venezuela, un gremio que en la situación actual del país tiene desde luego muy poco que celebrar. No hace demasiado tiempo, el país que preside Nicolás Maduro, contaba con una gran pluralidad de periódicos, radios y televisiones
Desde la llegada de Hugo Chávez al poder, el lobo con piel de cordero que engañó a millones de venezolanos, la libertad de expresión comenzó un retroceso lento pero seguro. En contra de las promesas que había realizado como candidato, cualquier medio que osara criticar su gestión o la de sus colaboradores sufría la persecución implacable de los poderes públicos. 16 años después hemos tenido que lamentar amenazas, violencia y persecuciones contra los periodistas, retiradas de licencias administrativas, presiones para que los medios sean vendidos, retirada de publicidad institucional, censura, emisiones en cadena de los portavoces gubernamentales, encarcelamiento de tuiteros… No se pueden contar con los dedos de una mano los medios críticos con el chavismo. Hasta el papel se les ha negado a los medios impresos para que no puedan sobrevivir. Bajo este panorama, son legiones los periodistas venezolanos que se marchan a otros países en busca de una oportunidad.
Muchos de los que quedan se han impuesto la autocensura como método de supervivencia. Sólo quedan unos pocos valientes, héroes de la libertad de expresión que informan cada día sobre la dura cotidianeidad venezolana. Para ellos es nuestro homenaje en el Día del Periodista. La voz de estos informadores tiene que seguir escuchándose dentro y fuera del país para mantener la esperanza de que un día no muy lejano, la democracia regrese a Venezuela en su concepto más amplio. Mucho más allá de ejercer el voto, los venezolanos tienen que recobrar sus derechos entre ellos el de realizar una labor informativa y de opinión.