lunes 25  de  marzo 2024
ANÁLISIS

Dudas en la cumbre climática de la última oportunidad

"Nunca hubo tanto en juego. Se trata del futuro del planeta", dijo el anfitrión, el presidente francés, François Hollande, en el inicio de la cumbre sobre el clima en París.

PARÍS. DPA.-

Desde el púlpito los líderes del mundo apelan unos a la consciencia de otros. "Nunca hubo tanto en juego. Se trata del futuro del planeta", dijo el anfitrión, el presidente francés, François Hollande, en el inicio de la cumbre sobre el clima en París, este lunes. Los intereses a corto plazo no pueden ser más importantes que "el aire que respirarán las futuras generaciones", sostuvo, a su vez, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

El mandatario estadounidense habló con elocuencia sobre la necesidad de esfuerzos comunes para detener el cambio climático generado por los gases de efecto invernadero. Y el presidente del Estado insular de Kiribati, Anote Tong, pidió no olvidar a las personas cuyos hogares están amenazados por el aumento del nivel del mar.

Al menos en el primer día, la estrategia de los organizadores funcionó: Palabras fuertes y anuncios por miles de millones emitieron una señal política clara. Pero ahora queda por ver si este impulso alcanza para superar las grietas que existen en varios puntos claves.

La maratón de apretones de manos con la que el Gobierno francés saludó como anfitrión a los más de 150 jefes de Estado y de Gobierno en el recinto de Le Bourget, sede de la conferencia, a las afueras de París, duró tres horas y fue estrictamente vigilado por miles de periodistas.

Para que los discursos supuestamente de tres minutos de los líderes políticos pudieran desarrollarse en un día, hablaron en paralelo en dos salones diferentes.

Buena predisposición
Al margen de la conferencia se sucedieron, en tanto, señales de buena voluntad. "Puede ser un gran día para las energías renovables", subrayó el experto en clima de Greenpeace Martin Kaiser en referencia a la alianza solar que impulsó la India y a los anuncios de Bill Gates y otros inversores respecto de que destinarán más dinero a la investigación. Son proyectos concretos que aspiran a subrayar la voluntad común de proteger el clima.

También quedó bien situado en el primer día el anuncio de Alemania, Estados Unidos, Francia y otros ocho países de poner 248 millones de dólares a disposición de un fondo que ayudará a los países especialmente pobres a adaptarse a las consecuencias del cambio climático.

"Tiene un valor simbólico alto que los países más pobres y más afectados no queden relegados", dijo el experto en clima de Oxfam Jan Kowalzig. "Claro que no debemos olvidar que hacen falta otras medidas de los Estados industrializados para cumplir con su promesa de aumentar hasta el 2020 a 100.000 millones de dólares anuales su ayuda a los países pobres".

También se puede interpretar como mano extendida a los países en vías de desarrollo el hecho de que Obama hiciera referencia expresa a la responsabilidad histórica de su país. Es uno de los puntos de discordia permanentes en las negociaciones climáticas el hecho de que los países industrializados fueron los que más gases de efecto invernadero emitieron pero se pide también a los más pobres que pongan coto a sus emisiones si realmente se quiere limitar el aumento de la temperatura a sólo dos grados.

El hecho de que los compromisos son posibles lo muestra una presentación conjunta por la mañana de Obama y el presidente chino, Xi Jinping. Sin los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero es impensable lograr un acuerdo global. Ambos hicieron movimientos claros en ese sentido en los últimos tiempos. Pero el discurso de Obama evidenció también las dificultades: Estados Unidos quiere reservarse el derecho a establecer qué tan ambiciosas serán sus propias metas climáticas.
 

Interrogantes

De los 10.000 delegados depende si a fines de la semana que viene realmente se logrará un acuerdo mundial sobre el clima. El borrador de unas 50 páginas está lleno de corchetes, que es como se marcan los párrafos controvertidos en las negociaciones internacionales. Y a pesar de la euforia del primer día, los analistas permanecen escépticos: "El acuerdo en sí mismo no será lo suficientemente ambicioso", dijo Kowalzig.

Lo que está claro es que los esfuerzos nacionales hasta ahora no alcanzaron para conseguir la meta común de un aumento menor a dos grados de la temperatura terrestre con respecto a la era preindustrial.

Por eso es muy importante elegir bien las palabras: ¿Se aprobará el mecanismo por el que los Estados puedan mejorar periódicamente sus objetivos? ¿Pondrán los Estados en su lista de tareas pendientes la meta de una economía libre de CO2 como pidió la canciller alemana Angela Merkel?

Tras años de tironeo y muchas idas y vueltas, ésta es una especie de cumbre de la última oportunidad. Las expectativas son esta vez mucho más realistas que en la fracasada cumbre de Conpehague 2009. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, advirtió: "Un momento político como éste quizá no vuelva más".

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