jueves 21  de  marzo 2024
ANÁLISIS

El Estado Islámico y sus "razones" para atacar a Occidente

Contrario a su postura inicial, el movimiento yihadista decidió cambiar sus planes originales y preparar atentados terroristas en Occidente, donde tiene más de 400 individuos entrenados para atacar

TÚNEZ.- RICARD GONZÁLEZ
Especial

La yihad global ha vuelto y esta vez no es de la mano de Al-Qaeda, ni de Bin Laden, sino de una escisión suya, el autodenominado Estado Islámico (EI). Además de una cuestión de ambiciones personales, la discrepancia entre ambos respondía a una cuestión estratégica. Desde los años 90, Bin Laden creía que era necesario primero derrotar al enemigo lejano, Occidente, antes de concentrarse en el enemigo cercano, los regímenes "infieles" árabes, para sólo entonces poder proclamar un "califato".

En cambio, los varios líderes de la EI defendían la secuencia inversa: primero había que enfrentarse a los Estados de la región, sobre todo los más vulnerables y sectarios, como Siria e Irak, hacerse con el control de una franja de territorio y declarar un "califato".

Sólo después de haber fortalecido el nuevo Estado panislámico y de haber extendido sus fronteras, llegaría la guerra total contra los ejércitos occidentales. Por ello, argumentaban que era una obligación para todo musulmán, incluidos los residentes en Occidente, de emigrar a su franja de territorio entre el este de Siria y el oeste de Irak.

Sin embargo, hace poco más de un año, los dirigentes del movimiento yihadista decidieron cambiar sus planes originales, y empezar a preparar atentados terroristas en Occidente. En un vídeo hecho público en febrero de 2015, un responsable de la EI se dirige a los "hermanos que viven entre los infieles en Francia" y los ordena por primera vez que no emigren en Medio Oriente, sino que perpetren atentados allí "con las armas disponibles".

El yihadismo transnacional retornaba así la idea de la yihad global. Actualmente, habría unos 400 individuos entrenados para atentar en Occidente, según una noticia de la agencia AP en la que citaba varios servicios de inteligencia. La pregunta del millón es: ¿Por qué hubo ese cambio de línea?

Posibles razones

La justificación de la propia organización es que se trata de una venganza contra los bombardeos a los que se ve sometida desde el otoño de 2014 a manos de una coalición liderada por EEUU y en la que participan los principales países europeos. En su magazine propagandístico Dabiq, describió los brutales atentados de noviembre en París, que se saldaron con la muerte de 130 personas, como "un castigo decretado por Alá" contra los "cruzados" que bombardearon el "califato".

Una segunda interpretación, preferida por algunos expertos como el francés Olivier Roy, es que el paso a la yihad global de la EI sería fruto de su debilidad, una vez frenada su expansión territorial. Según el think tank IHS, el “califato” de la milicia yihadista perdió el 15% de su territorio en 2015. "El grupo se encuentra bloqueado. Es un problema para su credibilidad y crea tensiones internas. Los estrategas del Daesh [acrónimo del grupo, en árabe] abren un nuevo frente en Europa", argumentaba el analista francés en un diario canadiense el pasado mes de noviembre, poco después de los atentados de París.

Sin embargo, este argumento no es convincente. Cuando el EI emitió sus primeras amenazas de atentados, aún no se había iniciado su retroceso territorial. Algunos expertos en la lucha antiterrorista, como Fernando Reinares, incluso disputan la noción de un cambio de estrategia para empezar a golpear a Occidente.

Contra los musulmanes

En todo caso, entre los expertos sí existe un consenso en señalar la voluntad del EI de tensar con sus ataques las relaciones de las minorías musulmanas en Occidente con el resto de la sociedad. Cada atentado en territorio europeo, alimenta la islamofobia y el ascenso de la extrema derecha, dificultando la integración de los musulmanes en el Viejo Continente.

Y de esas turbias aguas, pescan los reclutadores del EI. No hay que olvidar que, según datos del Soufan Group, un 'think tank' (laboratorio de ideas) con base en New York especializado en el estudio de las amenazas globales y reputado por sus informes sobre la evolución del terrorismo yihadista, más de 5.000 de sus combatientes, casi un 20% del total, provienen de Europa.

La pugna entre Al-Qaeda y el EI por el liderazgo en el campo yihadista proporciona la última explicación. El meteórico ascenso del EI fue posible por la deserción de centenares de operativos de la organización liderada hoy por Ayman Al-Zawahiri.

Su magnetismo se debe sobre todo a la espectacularidad de sus acciones, desde la toma de Mosul a la decapitación de rehenes occidentales. El efecto propagandístico de atentados como el de París o Bruselas es evidente. El EI pretende reemplazar una debilitada Al-Qaeda también en el ámbito que la hizo célebre: el terrorismo internacional.

Estas acciones sangrientas, difundidas en internet a través de vídeos y revistas en imágenes de alta calidad visual, le han permitido seducir a grupos yihadistas preexistentes, como Boko Haram en Nigeria o Ansar Bait Al-Maqdis en Egipto. Ambos han jurado lealtad al EI y se han convertido en filiales regionales de la milicia.

Nacida en las cárceles de Irak, este grupo se ha convertido hoy en una auténtica organización global con tentáculos no solo en los países árabes y Occidente, sino también en el África subsahariana de religión musulmana, en Asia Central e incluso en Indonesia, como demuestra el mapa de sus atentados, cada vez más amplio.

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