Su muerte, en medio de un debate nacional sobre la violencia política en Estados Unidos tras el asesinato de Charlie Kirk, llegó en un momento inoportuno para la izquierda.
Retórica revolucionaria y lucha armada
Los esfuerzos por blanquear la imagen de Shakur, en marcha desde hace décadas, se intensificaron tras su muerte en los ámbitos culturales, activistas y políticos. Assata Shakur abogó por el derrocamiento del sistema capitalista existente, el desmantelamiento de lo que consideraba un gobierno opresivo en Estados Unidos y el establecimiento de un sistema socialista por todos los medios necesarios. Shakur también pidió una reestructuración radical de la sociedad.
Fue miembro del Partido Pantera Negra y del Ejército de Liberación Negra (BLA), una rama aún más militante del Partido Pantera Negra durante la década de 1970. El BLA estaba guiado por la ideología marxista-leninista y por figuras comunistas como Frantz Fanon y el Che Guevara.
Matar a agentes de policía se consideraba un acto de autodefensa y revolución. El comunicado del Ejército de Liberación Negra, emitido tras los asesinatos del 19 de mayo de 1971 de los oficiales del NYPD Waverly Jones y Joseph Piagentini en Harlem, ejemplifica esta visión compartida por Shakur.
"Los matones armados del gobierno racista volverán a encontrarse nuevamente con las armas de los pueblos oprimidos del Tercer Mundo mientras ocupen nuestra comunidad y asesinen a nuestros hermanos y hermanas en nombre de la ley y el orden estadounidenses… Estamos procediendo a desarmar y capturar a los cerdos para detener sus asesinatos y su brutalidad desenfrenada."
Su mensaje fue aún más explícito en este otro comunicado.
"La importancia de la guerra psicológica contra los 'cerdos' puede observarse en el pandemonio inmediatamente posterior a la ejecución popular de los 'cerdos'. Waverly Jones y Joseph Piagentini."
El tiroteo de 1973 y el asesinato de Foerster
En su carta escrita desde la prisión de Riker en 1973, Assata Shakur adoptó plenamente este enfoque.
"La función principal del Ejército de Liberación Negra en este momento es dar buenos ejemplos, luchar por la libertad de los negros y prepararse para el futuro. Debemos defendernos y no permitir que nadie nos falte al respeto. Debemos conquistar nuestra liberación por todos los medios necesarios."
Ella tenía motivaciones ideológicas para matar a los agentes de policía. Algunos de sus defensores ignoran que era una fugitiva por su implicación en otros robos a mano armada antes del tiroteo de 1973 en el que murió el agente estatal Werner Foerster. La descripción del FBI sobre lo ocurrido el 2 de mayo de 1973 es contundente.
Chesimard fue una miembro activa y destacada del Partido Pantera Negra y, más tarde, del Ejército de Liberación Negra, el cual fue descrito como una de las organizaciones militantes más violentas de los años setenta. Durante ese mismo periodo, el Ejército de Liberación Negra se atribuyó la autoría del asesinato de varios agentes de policía en todo Estados Unidos.
El 2 de mayo de 1973, Chesimard y dos cómplices fueron detenidos en la autopista de Nueva Jersey por los agentes James Harper y Werner Foerster por una infracción de tránsito. Los tres portaban identificaciones falsas y, sin que los agentes lo supieran, los tres estaban armados con pistolas semiautomáticas.
Desde el asiento delantero del pasajero, Chesimard disparó el primer tiro, hiriendo en el hombro al agente James Harper. Mientras Harper se resguardaba, Chesimard salió del automóvil y continuó disparando contra ambos agentes hasta que fue herida por los disparos de respuesta de Harper.
El pasajero del asiento trasero, James Coston, también disparó contra los agentes y fue herido de muerte por el agente Harper. El agente Werner Foerster se encontraba en un combate cuerpo a cuerpo con el conductor del vehículo, Clark Squire.
Foerster fue gravemente herido en el brazo derecho y el abdomen, y luego ejecutado con su propia arma de servicio al borde de la carretera. La pistola de Chesimard, atascada, fue encontrada junto al cuerpo de Foerster.
Los tres agresores regresaron al automóvil y condujeron unos ocho kilómetros antes de abandonar el vehículo.
En menos de media hora, Chesimard fue arrestada por agentes de la Policía Estatal de Nueva Jersey. Coston fue hallado muerto cerca del vehículo, y Squire fue localizado 40 horas después a menos de un kilómetro del coche.
Chesimard y Squire fueron acusados, condenados y sentenciados por el asesinato del agente Werner Foerster, además de otros cargos adicionales.
Su condena fue confirmada en apelación (New Jersey v. Chesimard, 1977), con pruebas balísticas que vincularon su revólver .375 Magnum con el tiroteo en el que murió Werner Foerster.
El FBI proporcionó la siguiente descripción de su fuga en 1979.
En 1979, Chesimard escapó con la ayuda de una coalición de grupos radicales de terrorismo doméstico que tomó como rehenes a dos guardias durante un asalto armado en el centro donde estaba detenida. Más tarde huyó a Cuba. Desde entonces, ha sido clasificada como fugitiva federal y objeto de una orden de captura por fuga ilegal para evitar el confinamiento.
Se podría argumentar que era una revolucionaria comunista comprometida, pero no se puede concluir de buena fe, con información adecuada, que fuera inocente de estos crímenes. Tampoco se puede afirmar que fue una activista por los derechos civiles o una antirracista.
Silencio sobre la represión del Estado cubano contra los ciudadanos negros
Assata Shakur pasó más de 40 años en Cuba y nunca alzó la voz por los cubanos negros que fueron maltratados, torturados, asesinados por la policía o ejecutados por fusilamiento. En su autobiografía, escrita en Cuba y publicada en 1988, afirmó que Cuba era un refugio frente al racismo de Estados Unidos.
Celebró las misiones internacionales de Cuba en África, pero no mencionó su participación en purgas sangrientas de revolucionarios negros en Angola, en favor de las élites del régimen de piel más clara, ni el papel de La Habana en la comisión de crímenes de guerra y actos de genocidio en Etiopía a favor de Mengistu Haile Mariam en las décadas de 1970 y 1980.
Tres jóvenes cubanos negros, Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevilla García y Jorge Luis Martínez Isaac, formaban parte de un grupo que secuestró un ferry cubano con pasajeros a bordo el 2 de abril de 2003. Intentaban huir de Cuba. El incidente terminó sin derramamiento de sangre, tras un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad cubanas. Sin embargo, fueron ejecutados nueve días después, tras un juicio sumario, por fusilamiento. Hubo una condena internacional, pero Assata Shakur guardó silencio.
Se autodenominó una “esclava fugitiva del siglo XX” y expresó gratitud hacia sus anfitriones cubanos. No obstante, en una entrevista con CNN en 2005, Assata Shakur relató haber sido detenida por la policía por ser negra —una situación similar al perfilamiento racial que enfrentan los cubanos negros—, pero debido a su posición privilegiada como turista extranjera, fue liberada de inmediato, aunque reconoció: “Mira, aquí hay racismo, y también hay racismo en Estados Unidos.”
Sin embargo, en Estados Unidos el racismo la llevó a unirse a grupos que abogaban por la "liquidación física de la policía", a empuñar armas, enfrentarse a ellos en tiroteos y a participar en el asesinato de al menos un agente de policía. En Cuba, habló de su propia experiencia, pero guardó silencio respecto a lo que los cubanos negros padecían y padecen.
Lo justificó alegando que “[l]a diferencia es que las personas en el poder en Estados Unidos son quienes perpetúan ese sistema racista, mientras que los líderes aquí están intentando desmantelarlo.”
Esa creencia requería ignorar que la dirigencia de la Revolución había despojado a los cubanos negros de su autonomía, y que las élites son predominantemente blancas en un país de mayoría negra.
También implicaba ignorar la difícil situación de los cubanos negros en la isla.
Ignorar la violencia racista en Cuba
El 22 de marzo de 1959, Fidel Castro declaró que el racismo ya no existía en Cuba; dudar de ello era considerado contrarrevolucionario y podía castigarse con prisión. Tras seis décadas y media de comunismo, el régimen sigue afirmando que en Cuba no hay racismo, a pesar de que la pobreza afecta de forma desproporcionada a los cubanos negros, el 95% de ellos recibe los salarios más bajos, en comparación con el 58% de los cubanos blancos, y las voces negras independientes siguen siendo silenciadas.
Orlando Zapata Tamayo, un prisionero de conciencia negro cubano, fue sometido a tortura física y psicológica sistemática entre 2003 y 2010 en Cuba, y tras su muerte bajo custodia el 23 de febrero de 2010, fue objeto de una campaña de difamación por parte de funcionarios del régimen. Su madre, Reina Luisa Tamayo, denunció los malos tratos a su hijo y mostró una camisa ensangrentada que le pertenecía, después de que fuera torturado por denunciar violaciones a los derechos humanos mientras estaba preso. Assata Shakur no dijo nada al respecto, aunque fue noticia internacional.
El 24 de junio de 2020, en Guanabacoa, Cuba, un joven cubano negro de 27 años, Hansel E. Hernández, fue asesinado por la policía de un disparo en la espalda mientras estaba desarmado. La versión oficial sostiene que estaba robando piezas y accesorios de una parada de autobús cuando fue visto por dos agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Al ver a los policías, Hansel huyó y los oficiales lo persiguieron por casi dos kilómetros. La PNR afirmó que durante la persecución Hansel les lanzó piedras. Según la policía, dispararon dos tiros de advertencia y un tercero en la espalda que lo mató. El cuerpo de Hansel fue cremado rápidamente, lo que impidió realizar una autopsia independiente que verificara su versión. Una vez más, Shakur no dijo nada.
El disidente cubano Yosvany Arostegui Armenteros murió el 7 de agosto de 2020 en Cuba mientras estaba bajo custodia policial, tras una huelga de hambre de 40 días. Había sido encarcelado con cargos falsos en la prisión Kilo 8 de Camagüey. Su cuerpo también fue cremado rápidamente por la dictadura. La activista antirracista no lo denunció.
Manuel de Jesús Guillén Esplugas murió en una prisión cubana el 30 de noviembre de 2024, siendo la causa oficial de muerte asfixia por ahorcamiento. Sin embargo, huellas de zapatos sucias y un pantalón empapado en orina estaban entre las evidencias de tortura encontradas en el cuerpo y la ropa de Manuel. En el video que se hizo viral, su madre, Dania María Esplugas, afirma que los guardias de la cárcel mataron a su hijo.
Ella cree que a Manuel lo mataron a golpes y que el ahorcamiento fue simulado para encubrir la tortura, y no un suicidio como alegan las autoridades. Al notar marcas en los brazos, la espalda y el cuello, Dania dedujo que había sido torturado con una porra y un cinturón militar antes de ser colgado. Ningún comentario por parte de la exintegrante de las Panteras Negras y del BLA.
Los artistas negros han reivindicado a Assata Shakur en su música, pero muchos ignoran a sus homólogos que hoy se pudren en las cárceles cubanas, como los prisioneros de conciencia Maykel “Osorbo” Castillo Pérez y Luis Manuel Otero Alcántara. Maykel ha ganado dos Latin Grammys como autor e intérprete de la canción *Patria y Vida*, y su llamado a la libertad y la justicia lo ha llevado a prisión. Tanto Luis Manuel como Maykel están encarcelados desde 2021, pero Shakur no dijo nada al respecto. Sin embargo, aún no es tarde para que quienes alzan la voz por la diáspora africana también hablen por ellos.
¿La solidaridad racial prevalecerá sobre el marxismo-leninismo?
Los cubanos negros viven en condiciones de pobreza extrema a tasas mucho más altas que sus contrapartes blancas, quienes, a su vez, tampoco están en buena situación en comparación con el resto de América Latina. No obstante, la junta militar revolucionaria acumula una reserva de 18 mil millones de dólares en efectivo, mientras las élites del régimen llevan vidas de lujo.
¿Cuál es la diferencia entre los Estados Unidos capitalistas y la Cuba comunista? El fallecido escritor gay Reinaldo Arenas ofreció una breve explicación al llegar a Estados Unidos: “La diferencia entre el sistema comunista y el capitalista es que, aunque ambos te den una patada en el trasero, en el sistema comunista tienes que aplaudir, mientras que en el capitalista puedes gritar. Y yo vine aquí a gritar.”
Assata Shakur, en cambio, aprendió rápidamente que en Cuba, bajo el comunismo, para sobrevivir hay que guardar silencio ante las críticas y aplaudir a los que están en el poder. No fue una voz de verdad para los negros en Cuba. Ignoró a esa parte de la diáspora africana por razones de autopreservación.
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Esta columna fue publicada originalmente en Politics and Rights Review bajo el título Assata Shakur: Violencia en Estados Unidos, silencio sobre el racismo en Cuba
John Suarez es el director ejecutivo del Centro para una Cuba Libre. Fue oficial de programas para América Latina en Freedom House. Ha testificado sobre temas de derechos humanos en Cuba ante el Congreso de los Estados Unidos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, DC.