CARACAS.- El año 2024 será determinante para el mediano plazo en Venezuela. El resultado de la esperada elección presidencial pudiera provocar que el país se encamine hacia su democratización.
La esperanza de una vuelta a la democracia continúa a la espera del cumplimiento de los acuerdos de Barbados, mientras Maduro dilata pronunciarse sobre la inhabilitación de María Corina Machado
CARACAS.- El año 2024 será determinante para el mediano plazo en Venezuela. El resultado de la esperada elección presidencial pudiera provocar que el país se encamine hacia su democratización.
No obstante, no son pocos los analistas que advierten que, ante la posibilidad de perder el poder, el madurismo-chavismo aumente la represión y termine por cerrar los pocos espacios democráticos que perduran. Mariano de Alba, asesor sénior para la organización Crisis Group, recordó que, aunque “el descontento y el deseo de cambio es alto, predomina un sistema autoritario que complica una transición pacífica y ordenada”.
Según De Alba, “una elección presidencial competitiva, que permita un cambio que abra la puerta a una recuperación sustancial y sostenible de la economía venezolana, depende, en buena medida, de la implementación de las garantías electorales acordadas en Barbados”.
No obstante, los puntos incluidos en el acuerdo parcial de garantías políticas electorales aún no han comenzado a implementarse, especialmente los referidos a la habilitación de candidatos inhabilitados, como María Corina Machado, la actualización del registro de votantes y los acuerdos para que sea posible la observación internacional de los comicios por parte de la Unión Europea y el Centro Carter.
Según el informe mensual de coyuntura de la firma CarpeDiem, uno de los temas claves para el resultado de la elección presidencial de 2024 -al margen de la discusión sobre la inhabilitación de María Corina Machado- es la actualización del registro de votantes dentro y fuera deVenezuela.
Las estimaciones de las principales organizaciones de control electoral del país sugieren que de los 7.7 millones de venezolanos en el extranjero, al menos cuatro millones están registrados en Venezuela para votar, pero impedidos de cambiar o actualizar su centro de votación al país en el que se encuentran, entre otras razones porque no existen operativos de actualización de la base de datos de electores en las misiones diplomáticas de Venezuela en el mundo y por la obligatoriedad de presentar complejos trámites legales que incluye demostrar a las autoridades venezolanas que se posee residencia legal en el país en donde se encuentran el migrante.
La discrecionalidad de las leyes electorales venezolanas le permite al Consejo Nacional Electoral (CNE) fijar la fecha de las elecciones en cualquier momento, incluso aunque la toma de posesión del cargo a elegir sea significativamente posterior a la elección, como ocurrió con los comicios presidenciales de mayo de 2018, celebrados con ocho meses de anticipación al inicio del periodo presidencial que estaba previsto constitucionalmente para enero de 2019.
No obstante, a partir de la firma en Barbados del acuerdo parcial de garantías políticas y electorales y las negociaciones directas entre el gobierno de los equipos de Nicolás Maduro y de Joe Biden en Doha (Qatar), existe el compromiso de realizar la elección presidencial de 2024 en el segundo semestre del año, por lo que el nuevo ciclo presidencial debe comenzar en enero de 2025.
Según el informe de coyuntura de la firma CarpeDiem “a la fecha, existe consenso entre los actores políticos involucrados en las negociaciones que esta elección podrá realizarse en el mes de octubre de 2024, aunque el deseo inicial del gobierno de Maduro, durante las reuniones mantenidas en Barbados, fue el de celebrar estos comicios durante el mes de julio de 2024”.
Aunque no existe en la legislación electoral una fecha concreta para la celebración de las elecciones, la Ley Orgánica de Procesos Electorales sí regula taxativamente el momento hasta el cual están permitidos los cambios en la base de datos de votantes.
Los cambios (actualización de centros de votación dentro y fuera de Venezuela, inscripción de nuevos votantes o depuración de fallecidos) sólo está permitida hasta los 30 días siguientes a la convocatoria de la elección.
Esto significa que, desde el momento en que el CNE anuncie formalmente la fecha de la elección, solo se dispondrán de -en el mejor de los casos- 4 semanas para corregir los problemas más significativos del registro de electores.
Si se cumple el deseo inicial del gobierno de Maduro de celebrar la elección en julio, los cambios en el registro de electores sólo se permitirán hasta la mitad del primer trimestre del año.
Según el último corte del registro electoral están habilitados para votar en 2024 hasta 20,801.620 electores incluyendo a sólo 107.496 ciudadanos inscritos en el exterior.
A la espera de la decisión del Tribunal Supremo de Justicia sobre la inhabilitación de María Corina Machado, a meses de las elecciones presidenciales, no existen cambios significativos en las condiciones y garantías electorales de este proceso, aunque los acuerdos parciales firmados en Barbados incluyen hasta 14 puntos sobre estos temas.
No obstante, sí se puede alertar sobre una nueva infraestructura de votación que facilitará al gobierno de Maduro el control o coacción política de los electores en zonas específicas del país.
El escenario político-electoral estará condicionado, adicionalmente, por la coyuntura económica.
Según la encuesta de expectativas económicas del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) para 2024 se proyecta una tasa de inflación de 176%.Incluso, se indica que para finales de año el tipo de cambio podría llegar a 67,1 bolívares por dólar en su medida mínima, mientras que el máximo serían 86,7 bolívares por dólar. Actualmente la tasa de cambio se ubica en 38 bolívares por dólar.
También es posible que la economía experimente una expansión del 3.5% como mínimo y un 5.1% como máximo en el primer trimestre de 2024.
Para el economista Asdrúbal Oliveros, el incremento en el Presupuesto para el Ejercicio Económico Financiero del año 2024 va en línea con dos elementos clave: el hecho de que sea un año electoral y el mayor flujo de ingresos resultado del alivio de sanciones desde octubre.
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