LA HABANA.- En un amplio caserón reconvertido en almacén, digámosle Damián, dueño de un pequeño negocio de construcción, junto a dos operarios revisa las cajas de lozas, cables eléctricos y bolsas de cementos que les van quedando. Cuenta los bidones de pinturas, piezas de pladur y las herramientas de trabajo. Luego en la calculadora de su teléfono móvil comprueba que los números no cuadran.
Hace cuatro meses, cuando Damián invirtió en comprar materiales de la construcción y otros insumos, el dólar estaba a 255 pesos. "Ahora se cotiza en 370 pesos y subiendo. En medio de esa imparable ola inflacionaria, el gobierno decretó nuevas regulaciones económicas y alza en los precios de la electricidad y el combustible que indudablemente impactan en el precio final del cliente. También se han sumado otros buitres al negocio, que se autodenominan ‘empresarios’, patrocinados o consentidos por las autoridades y que venden al por mayor en la zona franca del Mariel a precios más caros que si yo los importara directamente de Panamá o Miami. Si meses atrás un galón de esmalte me costaba 25 dólares, estos nuevos proveedores lo venden en 40 dólares.
“Es el más puro capitalismo salvaje. No hay créditos. Si quieres cien bolsas de cemento, pagas al contado o le sitúas los dólares en una cuenta en el exterior. Ese es el verdadero bloqueo. Si los emprendedores autónomos no nos unimos y reclamamos que nos permitan importar directamente y solicitar créditos en bancos extranjeros, muchos negocios van a cerrar. Incluso teniendo esa posibilidad, según las estadísticas mundiales, siete de cada diez MiPymes fracasan. Imagínate en Cuba que estamos acosados por los elevados impuestos, la corrupción y las prohibiciones del gobierno”, se queja Damián.
Para exmilitares, parientes o enchufados
En su opinión, de nada vale un estudio minucioso del mercado, profesionalidad y calidad en el trabajo cuando no existe transparencia por parte de las autoridades en las licitaciones de proyectos que podrían generar buenas ganancias. "Esas obras siempre se las dan a exmilitares, parientes o enchufados que manejan cientos de miles de dólares que nadie sabe de dónde salen. El esquema es parecido al de las oligarquías rusas cuando cayó la URRS. Esas MiPymes tuteladas por el gobierno tienen acceso a varios empresarios cubanos que residen en Estados Unidos y cuentan con licencia del Departamento del Tesoro para importar desde cajas de pollo a un buldócer. También cuentan con esquemas financieros y otras facilidades que no tenemos los emprendedores por cuenta propia en la isla. Mientras yo tenga que salir a la calle a comprar los dólares, a 370 pesos hoy y presumiblemente a 500 pesos el fin de año, es muy difícil progresar. Se ha llegado a un punto que ya los clientes no pueden asumir la subida de precios”, indica Damián y añade:
“Cuando mi hermano, radicado en Estados Unidos, y yo decidimos abrir una MiPyme de la construcción, lo hicimos pensando que para un país en ruinas como Cuba sería un buen negocio. Y lo es, porque la mayoría de las familias, si pudieran o tuviera posibilidades financieras, les gustaría reparar sus casas. Estábamos enfocados en el barrio, en las personas que disponen de 5.000 o 6.000 dólares y quieren renovar su apartamento con un diseño interior atractivo y moderno. Después de la pandemia, emprendedores del giro gastronómico y de hospedaje nos contrataron. Las cosas iban bien. Pero han surgido MiPymes de la construcción sospechosas de tener nexos con el gobierno que parten con ventajas financieras, decenas de contratos en la cartera y cobran menos. Sencillamente te asfixian y te apartan del negocio”, concluye Damián.
De ganar millones nada
Héctor, dueño de un negocio de reparar equipos electrodomésticos, coincide en que “cuando se habla de Mipyme la gente se centra en los bodegones y cree que en un año se ganan millones de pesos. Probablemente los negocios de vender comida, debido al desabastecimiento y crisis alimentaria, aun puedan sostenerse, porque comer es una prioridad. Pero no en emprendimientos como el mío, que cada vez que el dólar se revaloriza sube el precio de las reparaciones y pierdo decenas de clientes. Hace tres meses darle mantenimiento a un aire acondicionado costaba 5.000 pesos, ahora cuesta 7.000 pesos. Muchos deciden no hacerlo o le dan mantenimiento por su cuenta.
"La semana pasada, uno de nuestros operarios fue a arreglar un microondas a un domicilio particular. Una vez reparado, cuando dijo que costaba 3.800 pesos, el cliente armó tremenda bronca y no quiso pagarle. Cada componente eléctrico tenemos que comprarlo en divisas. Y para amortizar y tener una ganancia del 20 por ciento se debe multiplicar cada dólar invertido por la cantidad de pesos que te costó, más un porciento, que intento no sea excesivo, por la mano de obra. Seis meses atrás un mecánico ganaba de 20.000 a 30.000 pesos al mes. Ahora fluctúa entre 12.000 y 14.000 pesos. Señal de que tenemos menos trabajo”, comenta Héctor.
Guerra del estado a las MiPymes
Yamila, dueña de una tienda de ropa Shein, afirma que la “primera declaración de guerra del gobierno a los negocios particulares fuera de su radar fue cuando en enero de 2023 impusieron un tope de 80.000 pesos diarios de venta. Cualquier negocio más o menos exitoso vende en un día 200.000 o 300.000 pesos. A continuación, vino la bancarización y el alza de impuestos a los productos terminados y a los ingresos de los trabajadores que contratamos. Son muy astutos. En vez de desplegar un operativo policial para decomisarte los negocios, que puede desencadenar un descrédito internacional, te atacan con el arma arancelaria: así ahogan los negocios y generan pérdidas. Antes un trabajador pagaba el 5 por ciento de impuesto de su salario. Ahora debe pagar un 30 por ciento. Es decir, si ganas 30.000 pesos, el ministerio de finanzas te quita 6.000 pesos.
“Y a la mayoría de pequeños negocios que importamos bienes que no son de interés del gobierno nos suben los gravámenes un 60 por ciento. Es increíble. Atacan a las gestiones privadas que han creado un millón seiscientos mil puestos de trabajo con impuestos del 35% sobre las ganancias, otro impuesto del 10% sobre las ventas o servicios prestados, un arancel del 5 por ciento por el uso de la fuerza de trabajo, pagar el uno por ciento para apoyar a los gobiernos locales y contribuciones a la seguridad social equivalente al 14 por ciento de los salarios de los trabajadores. Además, los dueños de MiPymes tienen que pagar hasta un 20 por ciento de impuestos sobre los dividendos. Todos esos pagos son para impedir que ganes mucho dinero. El gobierno cubano es alérgico a la riqueza. Excepto que sea para ellos”, afirma Yamila.
Damián, empresario autónomo, considera que el gobierno “está de brazos cruzados sin intervenir en el mercado cambiario esperando que la subida del dólar, el combustible y la electricidad aniquile a cientos de negocios que no son de su interés. Los impuestos se aplican de manera desigual. Paga lo mismo el dueño de un bodegón ubicado en una zona céntrica del Vedado que aquel que tiene un mercado en El Cotorro donde la clientela es más pequeña y con menor poder adquisitivo. En el negocio de la venta de alimentos, aunque suban los precios debido al alza de las divisas, la gente se ve obligada a comprar porque sin comer no se puede vivir.
“Pero en el negocio de la construcción y otros que no son prioritarios para la población, el alto costo de los fletes, la competencia desigual y el alza de precios provoca grandes pérdidas. La solución pasa por tener todas las mismas reglas de juego. Que se permita importar sin intermediarios estatales y que el gobierno y bancos norteamericanos otorguen visados y préstamos a determinados emprendedores. Estados Unidos tiene el mayor servicio de Inteligencia del mundo. Es imposible que no sepa definir quién es empresario autónomo y quién es un empresario de a dedo que representa al gobierno”, asevera Damián.
Un sector de emprendedores privados está convencido de que la táctica del régimen ha sido colonizar a un grupo de MiPymes como semillero de futuras oligarquías. No hace falta una lupa para ver que algunos de los actuales ‘empresarios de éxito’ hablan y actúan como funcionarios políticos de la nomenclatura castrista.