La decisión del Comité Noruego del Nobel de otorgar el Premio de la Paz 2025 a la líder opositora venezolana María Corina Machado resonó como un trueno político a nivel global, catapultando al centro del escenario internacional la lucha por el rescate democrático de Venezuela.
Este galardón entregado a Machado simboliza un profundo reconocimiento a la resistencia cívica y pacífica de todo el pueblo venezolano contra un régimen autoritario, una batalla que, según el comité, cumple con los criterios de promoción de la paz y los derechos humanos.
María Corina Machado recibe este inmenso honor por su "incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia".
El comité destacó su coherencia y valentía como factores decisivos: Machado ha logrado unificar a gran parte de la oposición, nunca ha claudicado en su resistencia a la militarización de la sociedad y se ha mantenido firme en su apoyo a una transición no violenta. El Nobel blinda y legitima su liderazgo, convirtiéndola en un ícono global de la libertad.
El triunfo de Machado ha dejado al descubierto una llamativa división ideológica en la esfera política internacional. Mientras que figuras de centro-derecha y múltiples gobiernos occidentales han celebrado efusivamente el reconocimiento, una parte significativa de la izquierda feminista latinoamericana y europea se ha mantenido en un notorio silencio. Este mutismo es particularmente evidente en el caso de las líderes políticas que abanderan las causas de género, lo que genera interrogantes sobre la selectividad de su solidaridad.
El caso más elocuente es el de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. A pesar de ser una de las figuras más prominentes de la izquierda en el continente y la primera mujer en ocupar el cargo en su país, Sheinbaum se ha rehusado categóricamente a felicitar a Machado. Al ser cuestionada por la prensa, optó por la evasiva, alegando la política tradicional mexicana de no intervención y el respeto a la "soberanía y autodeterminación de los pueblos" venezolanos, y remató con un frío "sin comentarios". Esta postura contrasta con la defensa activa de los derechos de la mujer que estas líderes feministas suelen enarbolar.
El silencio de las voces feministas de izquierda ante el triunfo de Machado una mujer que arriesga su libertad por los derechos fundamentales es interpretado por críticos como un acto de "feminismo selectivo", donde la afinidad ideológica prima sobre la solidaridad de género y la defensa de la democracia.
En última instancia, el Premio Nobel de la Paz para María Corina Machado es mucho más que un galardón: es una condena global al autoritarismo y un poderoso impulso moral para la oposición venezolana. Pero el silencio de sus pares políticas en el espectro ideológico opuesto es un recordatorio de cómo la política internacional y las alianzas ideológicas siguen complicando la defensa universal de los derechos humanos y el reconocimiento del valor de las mujeres líderes, incluso cuando luchan por la causa más noble: la paz a través de la democracia.
Por su parte, Pablo Iglesias, exlíder de Podemos y antiguo vicepresidente del Gobierno español, también buscó desmeritar el galardón concedido a María Corina Machado.
"La verdad es que para darle el Nobel de la Paz a Corina Machado, que lleva años intentando dar un golpe de Estado en su país, se lo podrían haber dado directamente a Trump o incluso a Adolf Hitler a título póstumo", aseveró Iglesias en su cuenta de X.
También esgrimió: “El año que viene que lo compartan Putin y Zelenski. Si ya total…".
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Iglesias, cercano al chavismo, pidió ver las actas de votación de las presidenciales venezolanas de julio de 2024 dadas las dudas suscitadas luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Nicolás Maduro como presidente. A su vez, enfiló sus baterías contra la oposición.
"Las actas publicadas por la oposición en una web están manipuladas con un descaro inaudito” y con un modus operandi que deja en un mal lugar al sector de la oposición venezolana que ha proclamado su victoria y reclamado el recibimiento internacional de la misma”, dijo Iglesias en agosto del año pasado.
Petro también critica a María Corina Machado
Entre tanto, el exguerrillero del M-19 y ahora presidente de Colombia, Gustavo Petro, cuestionó el sábado a Machado por una carta enviada al primer ministro de Israel en 2018, Benjamin Netanyahu, para pedir su apoyo para un cambio de gobierno en Venezuela. En la misiva, la dirigente también solicitó el respaldo del entonces presidente de Argentina, Mauricio Macri, para lograr la democracia.
"¿Qué significa que la gente de Noruega que entrega ese premio estimule ese tipo de alianza mundial que no podría ser más que de barbarie y guerra y no de paz?", expresó Petro en un amplio mensaje en la red social X.
El presidente colombiano es un duro crítico de Netanyahu por la guerra en Gaza, sobre la cual comenzó a aplicarse en la última semana el Plan de Paz propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Petro también llama "cómplice" del "genocidio" a Trump, a quien Machado dedicó el premio.
"Le pregunto a María Corina Machado si puede apartarse de Netanyahu y sus amigos nazis, y si es capaz de ayudar a detener una invasión a su país", indicó.
Petro, cercano ideológicamente al dictador venezolano, dijo: "Yo no defiendo a Maduro". Pero sus acciones dicen lo contrario.
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FUENTE: Redacción