martes 19  de  marzo 2024
derechos humanos

Periodistas cubanos contra un decreto que busca legalizar la represión

La declaración contra la llamada Ley Azote, decreto 370, que acorrala a reporteros, artistas independientes y activistas en la isla, ya supera las 2.500 firmas

LA HABANA -. El 8 de enero de 2020, mientras el régimen conmemoraba el aniversario 61 de la entrada de Fidel Castro y el ejército de rebeldes en La Habana, los sicarios de la otrora llamada “revolución”, devenida en dictadura, entraban también, pero como delincuentes, en la casa de la periodista independiente Ileana Hernández, en Cojímar, La Habana.

A la reportera de CiberCuba la acusaban de receptación y le decomisaron varios equipos de trabajo (entre ellos ordenadores, un teléfono y USB). Cinco días después, cuando se presenta en la estación policial para reclamar sus pertenencias, le fue impuesta una multa de 3.000 pesos (120 dólares, en un país en donde el salario mínimo es de 16 dólares mensuales) por violar el Decreto-Ley (DL) 370, incorporado en fecha reciente al código penal cubano.

Hernández fue la primera en recibir el azote de esta disposición legal. Hasta la fecha, un total de veinte periodistas independientes, reporteros, comunicadores y ciudadanos cubanos de a pie, de toda la Isla, han sido multados por la Ley “Azote”.

Según el DL 370, artículo 68, inciso i, se considera una contravención asociada a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, “difundir, a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”.

Al aplicar este inciso, el régimen viola su propia Constitución, específicamente el artículo 54, referido a la libertad de expresión, así como la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Para varios analistas, entre ellos la consultora del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, Marlene Azor, se trata de una legalización de las prácticas totalitarias que subordinan y aplastan cada vez más a los ciudadanos ante el Estado-Partido.

Pese a plantear este apartado conceptos muy ambiguos y de no ser ni ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A.) ni Facebook ‒la red social en donde se hayan las publicaciones delictivas de los sancionados‒ redes públicas, los inspectores del Ministerio de Comunicaciones, bajo órdenes de la Seguridad del Estado (SE), han impuesto las multas y han realizado confiscación de bienes ‒fundamentalmente teléfonos celulares‒ cada vez más. Solamente en el mes de abril, del total de veinte sanciones, se han aplicado más de la mitad.

Evidentemente, con la crisis de la COVID-19, las sanciones se han duplicado con el objetivo de silenciar a la prensa independiente, de arreciar el miedo y de controlar el cada vez mayor descontento nacional.

Pero hay momentos en que la rebeldía es proporcional a la represión. Eso fue lo que sucedió entre el 17 y el 19 de abril: los multados y un grupo numeroso de cubanos decidimos decir BASTA. Y el domingo 19 de abril dábamos a conocer la Declaración contra la Ley Azote:

“Los azotados con el DL 370, la Ley Azote, conscientes de que informar, opinar y expresarse libremente no constituyen delitos, y de que las leyes injustas se deben cambiar, no acatar, disponemos que, a partir de este momento, nos negamos a pagar las multas derivadas de la aplicación de esta norma y todas aquellas que violen nuestros derechos humanos”.

De igual manera, exigimos a la Asamblea Nacional del Poder Popular o a su Consejo de Estado, entre otros, la derogación del DL 370, el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos cubanos, la libertad “inmediata para el periodista independiente Roberto Jesús Quiñones, encarcelado por ejercer la prensa libre”, y el otorgamiento de personalidad jurídica a la prensa independiente.

“Sabemos que, al asumir esta postura ‒refiere igualmente el texto‒ sobre nosotros caerá la furia de un sistema con resoluciones legales, pero espurias; y que corremos el riesgo de ir a prisión. Estamos conscientes de las consecuencias de nuestros actos y estamos dispuestos a asumirlas”.

El documento inicial fue firmado por la mayoría de los multados y colaboradores solidarios con la causa, entre ellos: Karelia Contreras Manzano, Luis Manuel Otero Alcántara, Tania Brugueras, Ángel Santiesteban, José Raúl Gallego, Laritza Diversent, Omara Isabel Ruiz Urquiola e Iván García Quintero.

En solo una semana, mediante Avaaz, se han logrado aunar más de 2.500 firmas. Pero, por otro lado, ha arreciado la imposición de multas: cuatro personas más, entre el 22 y 26 de abril.

Para Iliana Hernández, este aumento de la furia del régimen es algo “que esperábamos cuando decidimos asumir esta postura, pero retirarnos no es una opción”.

Hoy, lo que comenzó siendo una acción desesperada ante la indignación por las arbitrariedades, se ha convertido en toda una campaña nacional e internacional contra las leyes dictadoras, a la que se han sumado cientos de activistas, intelectuales, periodistas, “youtubers” y cubanos de dentro y fuera de la Isla.

Contamos asimismo con asesoría legal y, a la par de presentar el documento ante la Asamblea Nacional del Poder Popular [Parlamento unicameral] y el Consejo de Estado ‒una vez se logre un número mayor de firmas‒ se notificará a todas las embajadas en Cuba y a todos los organismos internacionales que velan por el respeto a los derechos humanos.

Estamos conscientes de nuestra responsabilidad histórica. Ayer fue el DL 349, hoy es el 370 y mañana puede ser cualquier otro. Se trata de usar la información (el Cuarto Poder, la prensa) contra las armas, las redes sociales contra la dictadura.

El periodismo y, dentro de él, el periodismo ciudadano, es el último reducto de activismo en la Isla, y ello lo sabe bien el régimen, por eso azotan, con leyes como el 370, tanto a un profesional de la prensa como a un simple carretillero (vendedor de frutas y viandas). Todos, por pensar, opinar y expresarnos libremente, somos y seremos culpables ante las leyes cubanas.

De nosotros dependerá acabar, o no, con la impunidad de la dictadura. De nosotros dependerá, o no, la asfixia definitiva o el despertar.

Camila Acosta
Especial
@CamilaAcostaCu

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