domingo 28  de  septiembre 2025
COLOMBIA

Petro negocia en secreto con el Clan del Golfo, según reportes

El vocero que informó sobre el proceso es Ricardo Giraldo, abogado de Medellín contratado por el grupo terrorista con el mandato de impulsar el proceso de paz

Por REDACCIÓN/Diario Las Américas

El Gobierno de Gustavo Petro está inmerso en una negociación secreta con el grupo criminal conocido anteriormente como el Clan del Golfo, ahora formalmente denominado por la Casa de Nariño como el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC).

El medio de comunicación social colombiano Revista Semana obtuvo detalles de estos diálogos a través de una entrevista exclusiva con uno de los integrantes de la mesa de negociación. La fuente revela aspectos hasta ahora desconocidos del proceso y subraya las "líneas rojas" inquebrantables para ambas partes.

El vocero que informó sobre el proceso es Ricardo Giraldo, abogado de Medellín contratado por el EGC con el mandato de impulsar el proceso de paz con el Ejecutivo nacional, convirtiéndose en una pieza clave para entender el alcance y las limitaciones de este acercamiento gubernamental.

SEMANA: ¿Cómo llegó el EGC a la mesa de diálogos con el Gobierno Petro?

Ricardo Giraldo (R. G.): El proceso de acercamiento entre el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC) y el Gobierno nacional comenzó a finales de 2022, cuando se dieron los primeros contactos con lo que en ese momento eran las Autodefensas Gaitanistas de Colombia. A inicios de 2023 fui contratado para representar jurídicamente al grupo armado en el marco de la política de paz total, impulsada por el gobierno del presidente Petro.

Durante ese primer periodo, hasta junio de 2024, los contactos fueron únicamente exploratorios. Hubo intentos, escaramuzas diplomáticas, pero debemos decirlo con franqueza: el EGC no fue tomado con la seriedad debida por el Gobierno nacional, que concentró todos sus esfuerzos en avanzar con el ELN y las distintas disidencias de las extintas Farc.

El abogado Ricardo Giraldo, contratado por el EGC para impulsar el proceso de paz con el Ejecutivo. | Foto: César Flechas - Semana

Sin embargo, en el transcurso de 2025, se comenzó a construir un canal de comunicación más sólido y confiable. En febrero de este año, tras una reunión directa entre el Estado Mayor Conjunto del EGC y el delegado del Gobierno nacional, el doctor Álvaro Jiménez Millán, se acordó que para garantizar un proceso serio, objetivo y transparente, era necesario desarrollar las conversaciones en un territorio neutral, fuera del país. Esto no solo respondía a razones estratégicas, sino también de seguridad, para evitar posibles sabotajes o amenazas contra los delegados. Fue entonces cuando el Gobierno nacional comenzó a explorar escenarios internacionales para el desarrollo de los diálogos.

SEMANA: ¿Cómo se han desarrollado los diálogos y cuál es la estrategia para avanzar en ellos?

R. G.: Actualmente, las conversaciones se han centrado en temas fundamentales, como la humanización del conflicto, el desescalamiento de las hostilidades y el respeto al derecho internacional humanitario. Todo esto se ha desarrollado con un enfoque prioritario en las comunidades en las que el EGC mantiene una presencia consolidada, buscando reducir los impactos directos sobre la población civil.

Un punto clave en las discusiones ha sido la necesidad de garantizar la seguridad jurídica y personal de los combatientes del EGC, así como la de sus familias. Es indispensable que se ponga fin a la persecución sistemática y a los montajes judiciales contra personas que no están vinculadas directamente al conflicto armado, y que no deben cargar con responsabilidades que les son ajenas.

La estrategia para avanzar en este proceso no se limita a asignar culpas o quedarse en el terreno retórico. El verdadero propósito es trabajar en una restauración real de los territorios, que permita a las comunidades acceder a una presencia institucional efectiva, con oportunidades de desarrollo y condiciones de vida dignas. Apostar por una agenda concreta, con objetivos alcanzables y sin promesas vacías. El avance depende de la seriedad con que se aborden estos temas y del compromiso real por transformar las realidades en los territorios históricamente abandonados por el Estado.

SEMANA: ¿Por qué se escogió a Catar como país anfitrión?

R. G.: Se ha especulado mucho sobre la elección de Catar como sede de los diálogos, pero la realidad es mucho más sencilla y técnica: Catar es un actor reconocido internacionalmente por su experiencia en la mediación de conflictos armados, tanto internos como internacionales.

No solo tiene una política exterior enfocada en la resolución de disputas, sino que ha desarrollado una capacidad institucional especializada en procesos de diálogo y negociación. Ha firmado memorandos de entendimiento en temas de mediación con países como Suecia, Noruega y Finlandia, y ha llevado a cabo cooperaciones bilaterales en contextos sumamente complejos.

Uno de los aspectos clave es que Catar solo interviene cuando todas las partes del conflicto consienten su participación, lo que garantiza neutralidad y confianza. Además, apoya tanto la diplomacia formal (track I) como los canales informales (track II), promoviendo la inclusión de actores tradicionalmente marginados, como mujeres, desplazados, refugiados y minorías.

Desde 2004, Catar ha mediado en procesos que incluyen ceses al fuego, liberación de rehenes, intercambios de prisioneros, diálogos nacionales, disputas fronterizas y acuerdos de paz en escenarios altamente sensibles. Algunos ejemplos notables de su labor son:

  • Palestina (2006–2024): múltiples ceses al fuego y acuerdos humanitarios en Gaza.
  • Afganistán (2013–2021): acuerdos con Estados Unidos y diálogos intraafganos.
  • Sudán/Darfur, Yemen, Líbano, Venezuela, Ucrania-Rusia, entre muchos otros.

Además, y hay que decirlo con claridad, tras este primer ciclo de negociaciones, Catar demostró por qué ha sido tan exitoso como mediador en conflictos: cuenta con una capacidad institucional y un profesionalismo envidiables. Su enfoque es discreto, técnico, respetuoso y orientado a resultados, lo cual ha generado un ambiente de confianza propicio para avanzar en este proceso de forma seria y con garantías reales para ambas partes.

SEMANA: ¿Cuáles son los principales acuerdos que han logrado el EGC y el Gobierno Petro?

R. G.: Los primeros acuerdos alcanzados entre el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC) y el Gobierno nacional quedaron consignados en el documento oficial que ha sido divulgado públicamente por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y replicado por diversos medios de comunicación. Este documento marca el inicio de un proceso formal de entendimiento entre las partes y refleja compromisos concretos en torno al respeto al Derecho Internacional Humanitario, el desescalamiento del conflicto y la protección de las comunidades en los territorios.

Se trata de un punto de partida importante, pero aún preliminar. La expectativa es que, en la medida en que ambas partes cumplan lo pactado y se construya un clima de confianza, puedan concretarse nuevos acuerdos con mayor profundidad. Para que esto sea posible, es fundamental que la voz de las comunidades, particularmente aquellas que han vivido de cerca los efectos del conflicto, sea tenida en cuenta de manera real y vinculante.

El Consejero Comisionado de Paz, Otty Patiño, se reunió este jueves con los alcaldes de Mutatá (Antioquia), Acandí, Belén de Bajirá, Riosucio y Unguía (Chocó).

Este proceso no puede ser solo entre dos partes armadas, debe incluir a la sociedad civil y reflejar las verdaderas necesidades de los territorios. Solo así será posible avanzar hacia una paz estable, duradera y con justicia territorial.

SEMANA: Se ha anticipado que habrá espacios para una supuesta desmovilización del EGC, ¿qué es cierto y qué es mentira?

R. G.: Lo que se ha anticipado sobre una supuesta desmovilización del EGC debe entenderse con cuidado. Es cierto que existen pasos iniciales en curso —espacios de conversación, experiencias piloto en algunos territorios y verificación internacional—, pero aún no puede hablarse de una desmovilización general ni definitiva.

El EGC siempre ha sido claro: su horizonte descansa en la transición hacia la vida civil, pero en condiciones dignas, con garantías de seguridad jurídica y personal para todos sus integrantes. Cualquier afirmación que vaya más allá de esto, como si el proceso ya estuviera cerrado o completado, corresponde más a especulación que a realidad.

SEMANA: ¿Cuáles son los puntos innegociables en la mesa?

R. G.: Como en todo proceso de paz, existen puntos que el EGC considera innegociables. Una línea roja es la protección de las comunidades: el EGC no aceptará que un eventual proceso de desmovilización deje a la población expuesta a la acción de otros grupos armados; la seguridad integral de la gente en los territorios es un principio central.

"El EGC siempre ha sido claro: su horizonte descansa en la transición hacia la vida civil, pero en condiciones dignas, con garantías de seguridad jurídica y personal para todos sus integrantes".

También está la irreversibilidad de los acuerdos: cualquier entendimiento debe estar blindado en el tiempo y no depender de cambios coyunturales en el escenario político. Finalmente, la no extradición constituye una garantía indispensable para avanzar con confianza.

SEMANA: ¿Cómo está el ambiente para avanzar en las conversaciones?

R. G.: El ambiente es positivo y hay disposición para avanzar. Sin embargo, todo dependerá de que los primeros acuerdos se materialicen en hechos concretos, porque solo así se podrá consolidar la confianza necesaria para continuar el proceso.

Embed

FUENTE: Revista Semana

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar