viernes 14  de  febrero 2025
ANÁLISIS

Santos llega a la mitad de su segundo Gobierno con la mira en la paz

La palabra "traidor" salió de los labios de Uribe cuando Santos inició contactos con las FARC para un proceso de paz que busca terminar con 52 años de confrontación armada

BOGOTÁ.- Rodrigo Ruiz Tovar (dpa)

Con la mira puesta en la firma de un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, Juan Manuel Santos llegará el domingo a la mitad de su segundo periodo de Gobierno poniendo en riesgo su capital político por tratarse de un tema demasiado sensible en Colombia.

Santos, que el próximo miércoles cumplirá 65 años, ganó las elecciones presidenciales en 2010 como delfín de su antecesor Álvaro Uribe (2002-2010), de quien fue ministro de Defensa en un Gobierno que ordenó la mayor ofensiva estatal de la historia contra la guerrilla.

De esa amistad solo quedan lejanos recuerdos, pues los lazos entre el hombre que prometió derrotar a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el que entabló negociaciones con ese grupo se rompieron hace tiempo.

La palabra "traidor" salió de los labios de Uribe cuando Santos inició contactos con las FARC para un proceso de paz que busca terminar con 52 años de confrontación armada.

Ya con Uribe como su principal opositor, Santos buscó la reelección en 2014 en una campaña polarizada por el tema de la paz.

Mientras el jefe de Estado decía que necesitaba otro cuatrienio para consolidar el proceso de paz con las FARC, que empezó en Cuba en noviembre de 2012, la oposición de derecha radical prometía romper las negociaciones si llegaba al poder.

Santos triunfó con su discurso de paz, pero sabe que ya no hay posibilidades de reelección y que no dispone de mucho tiempo para firmar un acuerdo final con las FARC y buscar una negociación con otro grupo guerrillero que surgió en 1964, el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Sin duda, el tema de una solución política del conflicto armado que azota a Colombia ha acaparado el principal esfuerzo de Santos en seis años como presidente.

Aunque al comienzo del proceso de paz muchos esperaban un desenlace rápido, las conversaciones están cerca de cumplir cuatro años. Y no era para menos, en opinión del Gobierno, pues un conflicto de cinco décadas no se podía solucionar en pocas semanas.

Pero tanto el Gobierno como las FARC coinciden en que ahora sí falta poco para el final. Casi todos los puntos de la agenda de diálogo han sido evacuados y solo faltan detalles para que se anuncie la fecha de la firma del acuerdo.

Entre los puntos abordados por los negociadores se destaca por su importancia uno anunciado el pasado 23 de junio que habla del compromiso de ambas partes para acabar la confrontación con la declaración de un alto el fuego definitivo.

El acuerdo incluye la concentración de los cerca de 8.000 miembros de las FARC en 31 sectores específico del país y el proceso de desarme bajo la verificación de las Naciones Unidas.

No todo es color de rosa

Sin embargo, no todo es color rosa. Aunque la firma del acuerdo se considera inminente y Colombia vivió en el último año el periodo más tranquilo desde el inicio del conflicto, debido al alto el fuego unilateral declarado por las FARC, el Gobierno no puede aún cantar victoria.

Al comenzar las negociaciones, Santos se comprometió a dejar a los colombianos la responsabilidad de refrendar o rechazar el acuerdo mediante un plebiscito, un mecanismo que no fue usado al final de procesos de paz cumplidos desde los años 90 con varios grupos guerrilleros que se desmovilizaron.

Uribe, seguido casi con veneración por un importante sector del país, anunció que su partido liderará una campaña para votar por el "no" en el plebiscito, frente al "sí" que defienden la coalición gobernante de centro-derecha, la oposición de izquierda y partidos independientes.

Santos dice que está seguro de que el "sí" ganará para que los acuerdos puedan ser implementados, pero los uribistas también están convencidos de que el proceso de paz será rechazado.

La coyuntura no es fácil para el Gobierno. Aunque los colombianos que nacieron después de 1964 han vivido en medio del conflicto y muchos sueñan con la paz, también es cierto que son muchos los que dicen que votarán por el "no", a pesar de que eso implique el fracaso de un nuevo intento de reconciliación.

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