Una relación sentimental incipiente con la capitana de navío Emmy Da Costa es el único argumento que posee el régimen de Nicolás Maduro para mantener encarcelado el médico cirujano, José Alberto Marulanda, quien fue detenido el 19 de mayo de 2018 por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar en Caracas (DGCIM), quienes lo llevaron hasta la sede de dicho organismo, donde fue torturado física y psicológicamente.
Así lo denunció a DIARIO LAS AMÉRICAS su sobrina Luz Aldazoro Marulanda, quien asegura que luego de pasar 14 meses injustamente encarcelado, su tío presenta “una depresión severa con riesgo suicida, sufre de hipoacusia, hipertensión arterial, diabetes tipo 2, luxación radio cubital distal bilateral [lesión en el hueso llamado muñeca] y síndrome lumbar grado 4”, por lo que temen por su vida.
Explica Aldazoro que su tío, quien es médico cirujano de manos con 20 años de experiencia y era el Coordinador Docente de Postgrado del Servicio de Cirugía de Mano y Reconstructiva del Hospital Clínico Universitario de Caracas, fue secuestrado en el DGCIM por seis días. Tiempo en el cual sufrió graves torturas con la finalidad de que declarara culpable de un delito que no cometió.
“José Alberto fue víctima de asfixia mecánica en múltiples ocasiones mediante bolsas plásticas, fue golpeado con cabillas metálicas en abdomen, espalda y planta de los pies. Fue golpeado con un objeto contundente en la cabeza y como consecuencia perdió la audición del oído derecho. Le colocaban tenazas en las uñas y le decían: ¿Tú eres médico, no; cirujano de mano? Te vamos a joder las manos para que no operes más nunca”, asegura.
Con las secuelas visibles de las torturas, el 25 de mayo de 2018 fue presentando ante el Tribunal Militar Primero de Control, con la jueza Carolina Pérez de Mogollón, quien recibió la denuncia de las torturas a las que fue sometido, pero se negó a asentarlas en el acta de presentación. Allí fue impuesto el cargo de “instigación a la rebelión”.
Aldazoro indicó que a raíz de la visita preliminar de la Comisión Técnica de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a mediados del mes de marzo fue trasladado al Hospital Militar. “Los resultados de los análisis determinaron que a consecuencia de las torturas a las que fue sometido tiene fractura de cúbito derecho y ruptura de tendones en ambas manos, lamentablemente por el tiempo transcurrido, con tratamientos paliativos es lo que podría indicarse”.
Ahora se encuentra en la cárcel militar de Ramo Verde, y la familia está solicitando una medida humanitaria para salvar su vida.