En estudios con ratones, los investigadores encontraron que una infección transitoria desencadena una respuesta inflamatoria de corta duración que elimina rápidamente la bacteria. Pero si la infección persiste durante semanas, la inflamación también persiste, lo que lleva a cambios duraderos en la vejiga que hacen que el sistema inmunitario reaccione de forma exagerada la próxima vez que las bacterias lleguen al tracto urinario, lo que empeora la infección.
Los hallazgos, que han sido publicados en la revista 'eLife', sugieren que revertir estos cambios en la vejiga puede ayudar a prevenir o mitigar futuras infecciones urinarias.
Thomas J. Hannan, el coautor principal del estudio e instructor en patología e inmunología en la Universidad de Washington, ha explicado que en el proceso de combatir estas infecciones, el sistema inmune a veces hace más daño a la vejiga que a las bacterias. "Si pudiéramos ajustar la respuesta inmune para mantener el cuerpo enfocado en eliminar las bacterias infecciosas, podríamos reducir la gravedad de estas infecciones", ha indicado.
Para comprender por qué algunas personas son más propensas a sufrir infecciones graves y recurrentes que otras, los investigadores infectaron una cepa de ratones con 'E. coli', la causa más común de infecciones urinarias en personas. A continuación, los monitorearon en busca de signos de infección en la orina durante cuatro semanas y luego les dieron antibióticos. Después de darles a los ratones un mes para sanar, los investigadores los infectaron nuevamente.
Los resultados mostraron un día después de la infección, 11 de cada 14 tenían más bacterias en la vejiga de lo que habían comenzado, y muchos desarrollaron nuevamente infecciones crónicas que duraron al menos cuatro semanas. Los investigadores descubrieron que la diferencia radicaba en una molécula inmune llamada TNF-alfa que coordina una poderosa respuesta inflamatoria a la infección.
Todos los ratones activaron TNF-alfa dentro de las seis horas posteriores a la infección, pero, mientras los ratones que controlaron la infección volvieron a desactivar el TNF-alfa en 24 horas, lo que permitió que la inflamación se resolviera, en los ratones con infecciones iniciales prolongadas el TNF-alfa permaneció encendido, provocando una inflamación persistente y provocando un cambio en los patrones de actividad genética en las células inmunes y las células de la pared de la vejiga.
"Después de una infección crónica, a pesar de que las bacterias han sido eliminadas con antibióticos y el revestimiento de la vejiga se ha curado, el comportamiento de las células que recubren la vejiga no vuelve a la normalidad incluso después de que la inflamación finalmente se resuelve", ha explicado Hannan.
LA VEJIGA, ENTRENADA CONTRA LAS INFECCIONES
El investigador ha desvelado que la vejiga se entrena para responder a las bacterias infecciosas con demasiada severidad, causando daño tisular que predispone a la infección recurrente. Los científicos se preguntaron si se puede volver a entrenar a la vejiga para que el organismo esté más predispuesto a resolver la inflamación rápidamente.
Para averiguarlo, tomaron ratones que se habían recuperado de las infecciones urinarias prolongadas iniciales y agotaron su TNF-alfa antes de volver a infectarlos con bacterias. El resultado fue que a los ratones les fue mejor, reduciendo significativamente el número de bacterias en sus vejigas.
"Los hallazgos sugieren que atacar el TNF-alfa u otro aspecto de la respuesta inflamatoria que causa daño al tejido de la vejiga durante una infección aguda puede ayudar a prevenir o aliviar las infecciones urinarias recurrentes", dijeron los investigadores.
Scott J. Hultgren, coautor principal del estudio, ha asegurado que mejorar la comprensión de este proceso biológico subyacente será "esencial" para desarrollar nuevas terapias "que aborden la inflamación como una estrategia alternativa contra el aumento rápido de la resistencia a los antimicrobianos".
FUENTE: EUROPA PRESS