El ajetreo de la ciudad implica desarrollo y conveniencia, pero también las metrópolis son entornos que favorecen el sedentarismo, la mala alimentación y el estrés. Esos tres ingredientes, combinados, alimentan la epidemia mundial de diabetes tipo 2. Las ciudades modernas, diseñadas para el automóvil y el consumo rápido, se han convertido en territorios metabólicamente hostiles.
La diabetes en las metrópolis
Como explica la IDF, en torno a las proyecciones, la cifra de adultos entre 20 y 79 años con diabetes podría aumentar hasta 853 millones para el año 2050, lo que refleja una tendencia preocupante.
Ahora bien, en cuanto a las zonas de diagnóstico, según la National Library of Medicine, se estima que para 2045 la prevalencia prevista de diabetes en las zonas urbanas aumentará hasta el 13,9%, debido al envejecimiento de la población. Las grandes ciudades concentran los mayores índices de obesidad, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. En ellas, el ritmo acelerado y la falta de tiempo llevan a millones de personas hacia dietas rápidas, baratas y desequilibradas.
En el informe de la International Diabetes Federation (IDF) se indica que en 2021 había unos 360 millones de adultos con diabetes viviendo en zonas urbanas frente a unos 176.6 millones en zonas rurales, lo que indica que aproximadamente el 67% de los adultos con diabetes vivían en zonas urbanas ese año.
Las dulces trampas cotidianas
“Almas envueltas en cuerpos, cuerpos envueltos en ciudades”. Casey Affleck
Detrás de los envoltorios coloridos y las etiquetas que anuncian alimentos “light” como estrategia de marketing se esconde una mezcla peligrosa de azúcares, grasas refinadas y aditivos. Los alimentos ultraprocesados son altos en calorías, pero carecen de los nutrientes que nuestro cuerpo necesita. Estas comidas altamente difundidas en anuncios publicitarios alteran la microbiota intestinal, generan adicción y promueven la inflamación, como recoge un estudio de la National Library of Medicine.
El investigador Carlos Monteiro, de la Universidad de São Paulo, señaló que el auge de estos productos coincide con el aumento de la diabetes y la obesidad infantil. Son alimentos que se venden como “listos para comer”, pero este nivel de procesamiento implica que también están listos para enfermar.
En los vecindarios más vulnerables, por ejemplo, donde abundan los supermercados de ocasión y escasean los mercados con alimentos frescos, la elección saludable no es solo una cuestión de voluntad, sino de acceso.
Urbanismo y velocidad
“La mayor parte de la gente en la ciudad corre tanto, que no tiene tiempo de mirar flores”. Georgia O'Keeffe
La falta de espacios verdes y de infraestructura para caminar, hacer deporte o montar en bicicleta convierte a las urbes en trampas sedentarias. A esto se suman la vida en apartamentos pequeños, el tráfico y la contaminación, que aumentan los niveles de estrés. Además, un transporte público deficiente y los horarios laborales extensos pueden restar tiempo para cocinar o hacer ejercicio.
Un informe de The Lancet Urban Health plantea que los entornos urbanos deben rediseñarse para promover la salud metabólica. Es decir, calles más amigables para peatones, alertas para bebidas azucaradas y políticas de etiquetado claro son pasos fundamentales.
La diabetes no es solo un problema médico, sino social, pues permite dibujar un entramado urbano desde los padecimientos de quienes habitan una ciudad. Y estas enfermedades suelen estar vinculadas a las rutinas de los ciudadanos. Revertir los riesgos de la diabetes implica transformar el modelo de ciudad. Algunas metrópolis ya comienzan a hacerlo. Por ejemplo, un caso de estudio compartido por la UNICEF demostró cómo Ámsterdam logró reducir en un 12% la obesidad infantil en una década mediante programas escolares de nutrición y movilidad activa.
Una mención importante merece el programa Cities Changing Diabetes, con más de 100 acciones emprendidas para mejorar los resultados de salud en las comunidades urbanas. Este programa ha demostrado que es posible lograr un cambio notable gracias a la colaboración multisectorial. Este plan se centra en el acceso a alimentos saludables y la promoción de la actividad física, con énfasis en evitar el aumento de las tasas de obesidad infantil.
Medir los avances
El ritmo de la ciudad nunca se detiene: allí están las cadenas de comida rápida, el ruido de los autos, el estrés del día a día y las rutinas sedentarias. Pero está en nuestras manos tomar decisiones correctas y saludables. La creación de un entorno saludable, incluso en el contexto de una ciudad, es una apuesta por nuestro bienestar. Todo comienza con un primer paso, a tiempo, para cuidar nuestra salud.