viernes 5  de  diciembre 2025
Día Internacional del Médico

Los médicos: guardianes de la vida

La frase atribuida a Hipócrates describe la esencia del trabajo de los médicos: “Donde quiera que se ama el arte de la medicina, se ama también a la humanidad”

Diario las Américas | GRETHEL DELGADO
Por GRETHEL DELGADO

MIAMI.- Cada 3 de diciembre se celebra el Día Internacional del Médico, una fecha dedicada a honrar a quienes consagran su vida a preservar la salud y la esperanza. Como un tributo al médico cubano Carlos J. Finlay Barrés (nacido el 3 de diciembre de 1833), la fecha resalta el valor del trabajo de los galenos para cuidar nuestra salud. Finlay descubrió que el mosquito Aedes aegypti era el transmisor de la fiebre amarilla; un hallazgo que ha salvado muchas vidas.

Como reconoció la Confederación Médica Panamericana al instaurar en 1946 el entonces Día Panamericano del Médico, gracias a ese descubrimiento se protegió a soldados estadounidenses y a poblaciones enteras de América Latina, lo que representó un parteaguas en la salud pública mundial.

Por eso, recordar a Finlay es ir a la esencia de la medicina: compromiso, coraje, investigación y amor a la humanidad.

Vale acotar que a nivel nacional se contemplan diversas fechas. En México se celebra el Día del Médico el 23 de octubre, desde 1937, para recordar el establecimiento de Ciencias Médicas en la UNAM, en 1833. En Brasil, así como en Portugal, Italia y España, la fecha elegida es el 18 de octubre y se vincula con la tradición católica, en honor a San Lucas, considerado como el santo patrón de los médicos. En Bolivia se recuerda a los médicos cada 21 de septiembre, día en que se honra la antigua ceremonia incaica de la Citua, un ritual de purificación asociado al equinoccio de primavera. Canadá lo hace el 1 de mayo para honrar a la Dra. Emily Stowe (nacida el 1 de mayo de 1831), pionera en ejercer la medicina en el país.

Por su parte, Estados Unidos lo celebra el 30 de marzo. Según el Departamento de Salud del Estado de Nueva York, este día fue instituido en 1933 por la Sra. Eudora Brown Almond, esposa de un médico de familia, quien creía que los médicos merecían reconocimiento por sus esfuerzos. En 1958, el Congreso adoptó una resolución para conmemorar el 30 de marzo como el Día Nacional del Médico.

En la actualidad, millones de médicos y profesionales sanitarios sostienen un sistema que depende tanto del conocimiento como de la compasión.

No es casual que William Osler, uno de los padres de la medicina moderna, afirmara: “La medicina es una ciencia de incertidumbre y un arte de probabilidad”. En esa incertidumbre se mueve cada médico, pues se trata de buscar la verdad, la raíz de cada síntoma, con el objetivo de aliviar el dolor ajeno.

El amor a la salud

La misión de un médico, y de todo el personal de salud que lo acompaña, es enorme y heroica, pero muchas veces queda en el anonimato. Desde los chequeos rutinarios que previenen enfermedades hasta la atención de emergencias, en momentos que exigen decisiones inmediatas, los médicos dedican su formación, sus horas de descanso y muchas veces su estabilidad emocional al bienestar de otros. Diagnostican, tratan y acompañan no solo patologías, sino miedos, dudas y fragilidades humanas.

En palabras del escritor Anatole France, “el deber del médico es curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre”. Justamente, esa tríada resume la profunda dimensión humana de esta profesión; allí donde no hay cura, queda el alivio, y cuando el alivio no basta, queda el consuelo, que también es una forma de sanar.

La medicina es una vocación que se ejerce con las manos, con el conocimiento, pero sobre todo con el corazón. Por De ahí que sus protagonistas son vistos en muchas ocasiones como héroes con batas blancas. Su labor se vuelve aún más visible en tiempos difíciles, cuando crisis sanitarias, desastres naturales o epidemias ponen a prueba la capacidad de respuesta de nuestras sociedades.

En esos momentos, como recordó Albert Schweitzer, médico y Premio Nobel: “La única salida verdaderamente digna de toda situación humana es hacer el bien”. Y los médicos lo hacen cada día.

Un juramento, un compromiso

La esencia de la profesión se apoya en un pacto milenario: el juramento hipocrático, uno de los códigos éticos más antiguos y perdurables. Redactado por Hipócrates, el padre de la medicina, este texto reafirma el amor por el servicio, el respeto por la vida y la obligación moral de actuar siempre con honestidad. Es, sin duda, una guía ética que acompaña al médico desde el primer día de su formación hasta el último minuto de su práctica.

Ese juramento sigue vigente. Cada profesional que entra a una sala de emergencias, que atiende a un niño con fiebre en plena crisis o que tiene la tarea de informar sobre un diagnóstico complejo, de algún modo revive la promesa hipocrática de proteger la vida, en cualquier circunstancia. Es una vocación que exige valentía silenciosa y una empatía que no se enseña en los libros.

Todos los días, toda la gratitud

Celebrar el Día Internacional del Médico es reconocer que sin la entrega del personal sanitario el mundo sería más vulnerable. Los médicos (sean médicos generales o especialistas, jóvenes o veteranos, de hospitales urbanos o puestos rurales) se entregan al máximo y luchan, entre desvelos y estudio constante, para que otros recuperen su bienestar. Y no lo hacen solos; no podemos olvidar a las enfermeras, los técnicos, los paramédicos, el personal de laboratorio y los trabajadores esenciales que sostienen día a día el milagro de la salud.

Todos los días rendimos homenaje a los médicos y al personal de salud, no solo el 3 de diciembre. Aplaudimos su ética, su sacrificio, sus noches sin dormir, su humanidad. La medicina no es solo una profesión: es una luz que no se apaga.

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