La alemana Sabine Rahtjen tiene un método interesante para despertar el interés de los turistas por la isla más pequeña de las Canarias. En la finca La Paz les dice primero a los visitantes lo que no pueden encontrar en El Hierro:
La alemana Sabine Rahtjen tiene un método interesante para despertar el interés de los turistas por la isla más pequeña de las Canarias. En la finca La Paz les dice primero a los visitantes lo que no pueden encontrar en El Hierro:
En esta isla volcánica, anclada en el Atlántico, no hay industrias, ni grandes hoteles, ni autopistas. Tampoco se encuentran cines, ni bares, ni centros comerciales, mucho menos parques temáticos o campos de golf. Las pequeñas ciudades no forman parte del paisaje.
Entonces, ¿qué hay? "Un par de pueblos pequeños, una naturaleza virgen, solitaria, y mucha tranquilidad", explica Rahtjen, de 56 años, una psicoterapeuta de Hamburgo. Ella lleva 15 años viviendo en El Hierro. En la localidad de Guarazoca compró una antigua granja de burros y la convirtió en bio-finca. A veces trabaja como guía turística, pero normalmente se dedica a cultivar en su jardín toda clase de verduras biodinámicas.
No a todo el mundo le gustará el estilo moderno de la finca, pero el ambiente de relajación es grandioso, al igual que las vistas que la finca, situada a una altura de 600 metros, ofrece del Atlántico y de las vecinas islas de La Palma, La Gomera y Tenerife.
A solo pocos minutos andando se encuentra el Mirador de la Peña con un restaurante panorámico. La vista llega hasta muy abajo, al valle de El Golfo, donde crecen piñas, plátanos y papayas. Se pueden divisar unos cuantos pequeños pueblos. Sin embargo, queda claro que El Hierro es una isla escasamente poblada.
Solo 6.000 personas viven en esta isla, de 278 kilómetros cuadrados. En 2016, solo 21.000 turistas visitaron El Hierro, casi 5.000 de ellos extranjeros. La isla cuenta con 900 camas para huéspedes, la mayoría de ellas en casas de campo o de vacaciones.
Hay dos motivos por los que son pocos los turistas que visitan El Hierro, dice César Espinosa. "En primer lugar, no hay vuelos directos desde el continente. En segundo lugar, casi no hay playas bonitas", explica el director de la Reserva de la Biosfera El Hierro.
En el año 2000, la Unesco declaró toda la isla Reserva de la Biosfera y este es efectivamente el aspecto que tiene El Hierro.
Aquí no hay edificios de varios pisos que afean el paisaje en otras islas canarias. Tampoco se ve basura en los bordes de las carreteras o en senderos. Incluso la producción de energía es respetuosa con el medio ambiente.
"Nuestro objetivo es producir en los próximos años hasta un 100 por ciento de electricidad regenerativa", asegura Espinosa al señalar cinco turbinas eólicas y dos embalses instalados en cráteres. Desde ya es teóricamente posible, subraya, cubrir todas las necesidades de energía de la isla con la central hidroeólica Gorona del Viento. Sin embargo, técnicamente aún es arriesgado y legalmente está prohibido cubrir todo el consumo de electricidad con fuentes energéticas regenerativas.
Para aprovechar el excedente de electricidad verde, el Gobierno de la isla planea ahora poner en servicio nuevos autobuses eléctricos y puntos de recarga para coches y bicicletas eléctricos. Por tanto, El Hierro tardará todavía algún tiempo en convertirse en "la isla más limpia y más verde del mundo". Sin embargo, "este es nuestro objetivo. Queremos un turismo sustentable, no un turismo de masas", enfatiza Espinosa.
FUENTE: REDACCIÓN